Rocamar Ediciones, 145 páginas

Comentario de libro por Antonio Rojas Gómez

La pareja protagónica de esta novela singular la forman Gabriel, un periodista que escribe sobre vinos para una revista, y Francisca, una profesora taxi que vende sus horas docentes a dos universidades privadas. La historia transcurre en Chile, pero el país no se nombra; el narrador dice simplemente “este país” y la palabra este va en cursivas. Pero las referencias a Chile son evidentes, desde el accidente del avión de los rugbistas uruguayos hasta la dictadura de Don Pino y el químico que preparaba venenos para la dictadura y fue a parar a Montevideo, donde murió asesinado en oscuras circunstancias. En cambio, se nombra a Uruguay. Porque en el barrio en que viven Gabriel y Francisca hay una casona y un sitio baldío que llaman la atención de Gabriel y tienen importancia fundamental en el argumento. El cuidador del edificio le da la primera información:

“-Esto era El Sagrado Corazón Uruguayo -dijo haciendo un gesto que abarcaba todo a su alrededor-. Un colegio privado de niñas. Llegó a tener setecientas alumnas, treinta salas, comedores, un gimnasio techado y un salón de eventos con cincuenta butacas. Hoy solo quedan la capilla y la casa de la rectoría. El gimnasio fue lo último que demolieron, hace como tres años. Lo alquilaban para eventos y fiestas, pero los vecinos reclamaron”. (Pág. 21)

En el barrio hay otra casa enorme en la que viven tres enanos, dos mujeres y un hombre, que también despiertan la curiosidad del periodista. Pero no habla de estas cosas con su pareja. La relación entre ambos es más bien fría, distante. Ni siquiera mantienen una vida sexual activa, lo que no parece preocuparlos ni interesarle a ninguno de los dos.

Gabriel debe viajar a China para cubrir las informaciones de una reunión internacional de empresas vinícolas. Y cuando regresa de su viaje, se encuentra con que Francisca se ha marchado, sin dejarle ni una mínima información de porqué ni adónde se fue.

Entonces viene la segunda parte del libro, y se van descubriendo los detalles ocultos: quiénes son los enanos, quién era el sacerdote uruguayo que regentaba el colegio y fue denunciado por abusar de las alumnas, denuncia que lo llevó a la cárcel, quién es el alcalde exmilitar y la forma en que controla la ciudad y el quehacer de sus habitantes, y hasta se descubre una red de túneles subterráneos que al parecer datan de la época colonial.

También reaparece Francisca, de la manera menos pensada, y reanuda la relación con Gabriel, pero ahora con una intencionalidad distinta, que los une de una manera que antes no consiguieron. Porque además nos damos cuenta de quién es Francisca en la profundidad de su ser, al enterarnos de su historia que nos era ajena.

Digamos que lo que ocurre en estas páginas es insólito y sorprendente, y que está presentado de una manera original para que el lector se embarque en una historia que lo va cautivando y que rompe los moldes tradicionales de la narración novelesca.

Carlos Tromben maneja los hilos y conoce los secretos del lenguaje y la forma de contar. Tiene experiencia narrativa y una mirada que le permite descubrir en las personas y en sus relaciones aspectos que a un observador corriente le pasan inadvertidos. Y ahí reside el aporte que este libro entrega a la novelística de este país.