Ediciones de la Lumbre, 303 páginas

por Antonio Rojas Gómez

Esta es una nueva edición de la novela que fue premiada en España, en 2005, por Casa de América. Es una historia en la que la imaginación de Simonetti se desborda a través de un par de personajes que hacen de la mentira la razón de su vida, y que confluyen en un tercer personaje, una muchacha muy joven, que los maneja a ambos.

Los dos personajes masculinos son un falso escritor, Antonio Libur, que no ha sido capaz de escribir una página, y un actor mediocre que se llama Julio Borges, nacido en Humberstone, la oficina salitrera que hoy es un pueblo fantasma.

La historia transcurre en 1986, año en que coinciden la muerte de Jorge Luis Borges en Ginebra, Suiza, y el segundo campeonato mundial de fútbol obtenido por Argentina, en México, de la mano de Diego Armando Maradona.

Veamos primero a los personajes. Antonio Libur encontró, entre las pertenencias de un tío que falleció, los manuscritos de dos novelas, que le parecieron buenas y decidió publicarlas con su nombre. Se convirtió así en un autor exitoso, pero lleva ya cinco o seis años sin publicar nada más y esa sequía creativa llama la atención del público y los editores. Libur tiene una pareja, Emilia Forch, ajena a su fraude literario.

Julio Borges, a su vez, consigue un pequeño éxito interpretando el rol de su homónimo argentino, Jorge Luis. Entonces se conocen. Y a Emilia le interesa el personaje de Borges. Digamos que le interesa el personaje, no el hombre, que tiene edad para ser su padre y que empieza a perder la visión, igual que el escritor transandino.

Al comienzo de la relación entre el falso escritor Antonio Libur y el actor mediocre Julio Borges, muere en Ginebra el escritor Jorge Luis Borges. Y a espaldas de Libur, Emilia Forch se da a la tarea de convencer a Julio de que Borges no murió en Ginebra, que Borges es él mismo. Y lo hace vivir el papel que interpretó con relativo éxito en las tablas, lo induce a cambiar su nombre legalmente por el de Jorge Luis, y parte con él a Buenos Aires, sin que su pareja, Libur, se entere.

Y bueno, la historia se desarrolla en Buenos Aires, donde la gente está más interesada en Diego Armando Maradona, que puede brindarles un nuevo título mundial, que en Jorge Luis Borges, que fue a morir lejos de la patria.

Es una historia, como dije, desbordante de imaginación, bien contada, con cada personaje viviendo su propia aventura, dramática en ocasiones, graciosa en otras, chispeante siempre. Marcelo Simonetti tiene oficio de narrador y lo demuestra. Además, es un sagaz observador de la psicología individual y de la idiosincrasia de los pueblos, en este caso del pueblo argentino. El contrapunto entre Borges y Maradona, que no está planteado como tal sino emerge naturalmente del relato, es de los puntos más altos de la novela.

Una novela que ya fue premiada en Europa trece años atrás y que ahora vuelve a la consideración de los lectores con la misma frescura de ayer, y que seguramente despertará el mismo interés de entonces.