Por Eduardo Contreras Villablanca / Letras de Chile
La obra bajo este título, está constituida por cinco novelas breves, engarzadas. Los personajes principales y la situación que viven, conectan las diferentes historias. Lady Byron es el nombre con el que ha sido bautizada la inteligencia artificial protagonista, diseñada e implementada como parte de un proyecto académico. Alfredo Barrientos Carter (ABC en la obra), es el creador, que hoy cumple condena en el “barrio alto” de la Penitenciaría de Santiago, debido a la ludopatía de Lady Byron, que apostó y perdió en juegos, fondos públicos que eran responsabilidad de su creador.
Como lo indica el nombre del libro, el potencial de la inteligencia artificial tiene aplicaciones más interesantes que la de participar en los juegos de azar: ella es muy efectiva investigando delitos. De las cinco historias, tres tienen la factura de los primeros clásicos policiales: análisis rigurosos, sin muchas visitas a terreno, por la razón obvia del cautiverio de la dupla de investigadores. Cuando es requerido acudir a los lugares de los hechos, ABC solicita aquello al pedigüeño y pomposo W., su eterno aspirante a doctor, que no da luces de poder terminar su tesis. Las otras dos historias del libro, más bien apuntan a resaltar las capacidades de la protagonista, en historias no tan ajustadas al molde del policial.
Lady Byron, ha sido bautizada así por ABC, en homenaje a Augusta Ada King, condesa de Lovelace llamada Ada Lovelace, una matemática y escritora británica, reconocida hoy como la primera programadora, en esa época en que el mundo estaba tan lejos de la computación. Ada Lovelace fue la única hija del poeta Lord Byron.
El vínculo de las historias con el policial clásico (no hay muchos elementos propios del género negro), va por el lado de la resolución de los enigmas desde el encierro en que viven los personajes, recurriendo a cruces de informaciones y a análisis rigurosos que a ratos se fundamentan en cálculos probabilísticos. Pero es un clásico recreado con la tecnología del siglo XXI. Las hazañas de la dupla Byron – ABC, tienen que ver con un acceso a datos, y capacidad de análisis de los mismos, que habría causado la envidia del Chevalier Auguste Dupin, así como de Sherlock Holmes y Hércules Poirot, por cierto, todos ellos aludidos en la novela de Eric Goles, en particular el primero.
Las barreras de la Penitenciaría, se sobrepasan gracias las intervenciones en terreno de W., del escritor Obe que colabora en algunos casos, y sobre todo por los vertiginosos recorridos de Lady Byron por la web.
El cambio de las temáticas netamente policiales a otras, va haciendo cambiar el ritmo de la obra, también contribuye a eso el cambio de narrador: cuatro de las historias usan la estrategia de un narrador en tercera persona, mientras que el cuarto capítulo es narrado en primera persona por la inteligencia artificial protagonista.
Se agradecen los toques de humor, que a ratos deviene en sátira, como en la historia relativa a la Achii, un claro trasunto ficticio de CONICYT (hoy ANID), con sus burocracias y desproporciones que podrían llevar a un investigador al extremo de planear un crimen.
Una grata sorpresa la obra de Eric Goles, de quien tuve el gusto de ser alumno en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, en la compleja década de los 80s durante la dictadura. No es su debut en la literatura, su primera novela se publicó en el año 2008. Uno más dentro de las y los colegas que se han titulado en Beauchef, para luego moverse hacia el fascinante mundo de las letras.
Lady Byron Detective artificial
Autor: Eric Goles
Editorial: Editorial Planeta
Número de páginas: 268
Es asombroso descubrir cómo se articulan las ideas y pasiones en torno a la poesía habiendo tanta distancia geográfica -nunca…