Certificado

De dónde estas huellas

La herida en la piedra
llora desde adentro
Nadie borra con el codo su mensaje
Certificado que el odio no empaña.

Amas una tribu
que no existe –escuché–
Esta artesanía es el dolor
de la tierra y sus dedos

sosteniendo memoria.

Huesos descarnados

Cuando la carne desaparezca
el viento ejercerá su dominio
y una mano arreglará la flor
Seré extranjero en país de origen

Aspirarás lo que deje
descansarás mi cabeza bajo esos árboles
beberás agua nueva

para pensar en mí
como ahora pienso en ti

transitando selvas que son desiertos.

Cuando los huesos desaparezcan
un grano de mi polvo
silbará en la línea del corazón
entonces cerrarás un puño latiente
     y el amor

no se perderá.

Cuerpos pintados

Se instala ante lo oscuro
el vello brilla tenue
y la luz se afianza.

Tálamos rojos
en el bosque irisado, aves azules suben fragantes
por los muslos.

Divina proporción
turgente aurora pintada
donde conspiran sudor y colores.

Ese primer fuego
convirtió al hombre en eje
y a la naturaleza

en su obra.

La primera tumba

Ellos miran un instante al futuro.
Somos su profecía
moviendo manos.

Veo el rostro de una amada,
me mira desnuda y la deseo

Su vestimenta es
un estatuto decepcionante
que impide leer la piel
La vestimenta es la primera tumba

Ellos continúan incidiendo
nos hacen acudir cada mañana.
Los nombro para que vuelvan

Hoy sus pensamientos
sostienen nuestro cráneo

–La muerte, es la dura victoria de la especie–

Siempre podremos refugiarnos en la caverna
ahí el trabajo es placentero

Porque en la piedra estamos todos
Están nuestras manos

acariciando el rostro del mundo.