Por Josefina Muñoz Valenzuela
Este nuevo libro de Diego Muñoz Valenzuela, “Universos imposibles. Ciencia y minificción” fue publicado en México en noviembre de 2023 por La tinta del silencio, en una edición de pequeño tamaño, muy cuidada, con prólogo de Dina Grijalba, escritora, investigadora y académica mexicana.
El conjunto de microcuentos se separa en diez temáticas, entre ellas, filosofía de la ciencia, dimensión del tiempo, otros mundos, ateísmo y algunas sorprendentes y ‘locas’ como geografías carnales, abominaciones, computaciones locas. Cada temática se expresa en microcuentos que condensan esos temas de maneras sorprendentes tanto en los contenidos como en el lenguaje, que dice lo que quiere decir, y donde cada vocablo ha sido escogido como parte de un rompecabezas en que ninguna palabra es prescindible.
Desde la literatura, estos ‘universos imposibles’ buscan entender lo que nos hace humanos -más allá del ser humano propiamente tal- interpretando desde un pensamiento que se nutre de una (necesaria) mirada integradora de la naturaleza, la ciencia, las artes, las humanidades, sin excluir ningún tipo de organismo vivo entendido desde las más impensadas manifestaciones vitales.
Así, el lenguaje y una imaginación básicamente integradora son capaces de entregar respuestas posibles para aquellos grandes temas e interrogantes humanos, que se van reconociendo y enriqueciendo de maneras impensadas, hasta construir un nuevo modo de entender lo posible y lo imposible, ya no como conceptos antagónicos.
Pareciera que todo está presente ya desde el inicio, en ese vivir entre lo posible y lo imposible, en ese salto de los primeros homínidos hacia un ser más propiamente humano, capaz de convivir con otros y buscar lugares y ritos especiales para enterrar sus muertos, porque perciben que hay algo más allá de sí mismos.
Y desde ahí, las creencias y religiones, la cosmogonía, las explicaciones científicas, el arte y la creación, los descubrimientos. Van cambiando los nombres, pero también se van creando espacios amurallados, alejados de la vida humana cotidiana a la cual tributan y de la cual se nutren. Pienso que eso es lo que este libro intenta traer a nuestras propias reflexiones, una mirada integradora e inclusiva que ilumina nuevas perspectivas.
En “Existencia virtual”, tres líneas desmenuzan qué es el ser ahora -nuestra identidad- que hoy pareciera requerir de manera esencial la presencia en Google; solo si es así tendremos la seguridad de ser y, en caso contrario, la conclusión será reconocer que no tenemos una identidad cabal, ergo, no somos.
En “Afanes filosóficos acerca de la invisibilidad”, el hombre invisible cuestiona su existencia (su ser) y recorre la literatura y la filosofía buscando respuestas que no encuentra; cuando lo lean, sabrán el desenlace. En “Dónde dios 2” un ser indeterminado busca respuestas a través de la galaxia y el big bang, sin éxito. Recordamos palabras de conocidos científicos que han buscado dilucidar estas interrogantes, pero que, a menudo, cierran sus reflexiones preguntándose por los sentidos y por la existencia de algún ser superior, entre ellos Hawkings, lo que apunta a reforzar que el campo de conocimientos humano se nutre de todo aquello que hemos ido segmentando arbitrariamente en espacios que no interactúan entre sí.
La explicación sobre la vida también incluye seres no humanos con grados de organización que les permiten vivir y sobrevivir junto a muchos otros, como un continuum planetario que acoge existencias muy disímiles. En este sentido, los brevísimos relatos “Capacidad de las arañas” y “Teorías matemáticas” dejan a sus lectores inquietos e intrigados porque nos damos cuenta que no hay respuestas únicas. “El tiempo de los dioses”, “El hombre fosilizado” e “Intuiciones del ámbar” son ejemplos de esta nueva mirada a la existencia y a la vida en su proceso perpetuo que, sabemos, excede nuestros tiempos personales, pero en el que también participamos en tiempos y espacios que van más allá de lo meramente racional.
En los relatos agrupados como “Geometrías carnales” y “Decadencias geométricas” hay varios microrrelatos sorprendentes, no solo desde el punto de vista literario, sino por el análisis de ese mundo de figuras y concepciones geométricas que tienen vida propia, vagan por el espacio, se encuentran, se intersectan, se enamoran, se someten, se atacan y descalifican consumidos por pasiones que no creeríamos propias a su ser. “Decadencias geométricas 7” es altamente representativo de este nuevo lenguaje del autor y condensa de modo magistral una historia humana en que lo posible y lo imposible son parte de lo mismo.
Este conjunto de microficciones señala un cambio en el lenguaje literario de su autor que, apuntando como siempre a develar la esencia humana, da un giro radical y se sitúa en un nuevo punto de observación. Esto le permite pensar y escribir desde una nueva perspectiva que parte de una concepción que vincula de manera esencial los variados campos del conocimiento humano; desde allí se reflexiona sobre la vida y todo lo que conlleva, ya no limitada a lo puramente humano, sino abarcando organismos vivos de todo tipo -animales, vegetales, bacterias, otros- en tiempos y espacios que acotan sus respectivas existencias, pero es un mundo del cual somos parte y, más importante, son parte constitutiva de lo que somos.
Sin duda, estos microcuentos expanden los límites de lo conocido como realidad única, y por este camino mezcla y da vida a formas nuevas posibles de ser, nuestras y de otros, sorprendentes y enriquecedoras en tanto nos hacen pensar al final de cada lectura ¿y por qué no?
Entender la vida, más allá de aquello que llamamos humanidad, como un todo compuesto de lo vivo y lo no vivo en el más amplio sentido, encuentra sus raíces principales en preguntar y buscar, más que en encontrar respuestas, porque encontrarlas no es el fin del camino sino un nuevo punto de inicio para incesantes descubrimientos en los más variados campos del conocimiento, pero gracias al aporte indispensable de la creación literaria y de la imaginación.
Durísimo cuento. Atento a las obras de este autor valdiviano.