Por Diego Muñoz Valenzuela
La novela Laberintos del presente, de Julio Henríquez, es una historia que se sitúa en el límite de lo real y lo fantástico; resulta difícil encasillarla con certeza. Y poco importa el encasillamiento a la hora de emprender su lectura, si la historia transcurre con fluidez y nos arrastra en sus movimientos por mundos que se nos van revelando de manera gradual, con los necesarios conflictos humanos. Junto con relatarnos las historias de dos personajes centrales tan profusamente ligados como conectados entre sí, nos sumerge en reflexiones hondas acerca de la naturaleza de nuestra existencia, provocando más preguntas que respuestas, forzando al lector a ir tomando partido antes los conflictos que se le van presentando.
Novela dual, oscila entre la ciudad vivida en un sector acomodado, uno de aquellos donde las personas sencillas solo entran a cuidar niños, realizar labores de aseo o arreglar jardines. El otro escenario, de alguna manera alternativo, es una isla remota en el sur, donde adivinamos los atractivos contornos geográficos y culturales de Chiloé, un hábitat radicalmente diferente a los barrios altos de la capital.
Este antagonismo de ambientes no es casual, pues representa un antagonismo que vive en la esencia de los protagonistas: una contradicción vital que pone en el centro las razones más profundas de la existencia. ¿Acaso solo vivimos para generar riquezas, sometidos a los embates de un sistema que exige sin límite a sus engranajes, a cambio de conseguir mayores cuotas de consumo y privilegios? ¿Debemos sujetar/ restringir/ limitar/ postergar nuestras pasiones más auténticas a ese objetivo productivo? ¿Renunciar a la pasión por lo inútil, como la literatura?
Hay saberes que son ajenos a las finalidades utilitaristas, al valor comercial, a la riqueza: aquellos que se relacionan con el cultivo del espíritu. La imposición de los mecanismos económicos en la vida social nos arrastra hacia el imperio de un monstruo ciego a las humanidades, considerándolas una suerte de lujo innecesario y banal.
En estos dilemas vive sumergido uno de los protagonistas, que justamente ha renunciado a una vocación centrada en las letras, donde su futuro feliz era convertirse en profesor de escuela, muy lejos del imperio del dinero, el poder y el utilitarismo.
El otro protagonista, una especie de gemelo inverso, vive una vida similar a la que el otro anhelaba en su temprana juventud. Esa vocación que abandonó por una mezcla de motivaciones finalmente fútiles: ambición, frustración, deseo… Nada que sea suficiente para contrarrestar la banalidad de su existencia como ejecutivo exitoso, con todos los privilegios asociados a ella.
Dos historias de amor paralelas, opuestas en todos los sentidos posibles. Dos formas de vida y dos ambientes excluyentes entre sí. Agreguemos a esto una justa dosis de aventura y riesgos: terremotos asoladores, tsunamis, aislamiento, eclipses, rescates escabrosos y nos sumergimos en un mundo atractivo y lleno de significados ocultos. Y la pérdida de la identidad y la memoria de ambos protagonistas, por razones aparentemente distintas, un símbolo del extravío de nuestra propia existencia en el tráfago de la sociedad moderna.
¿Cuáles son los sentidos auténticos de una vida humana? ¿Tenemos otras opciones de existencia? ¿Existen otros yo posibles en ese mundo tan enorme? ¿Hasta qué punto somos dueños y creadores de nuestro destino? ¿Tenemos libertad de elegir, valentía para escoger los caminos más arduos? Con solo plantear estas preguntas, la novela de Julio Henríquez nos genera las ganancias propias de la utilidad de lo inútil. Es una novela bien construida y lograda, con trama atractiva, personajes verosímiles y dotados de profundidad existencial, crítica de nuestra sociedad, poblada de momentos intensos, convincentes atmósferas que envuelven al lector, narrada con pulcritud.
¿Realista o fantástica? Lo mismo da, en mi modesta opinión. Lo importante es que nos impulsa a mirar la existencia con nuevos ojos, desde un mundo más cercanos a los sueños abandonados en el camino y a las esperanzas en un mundo mejor, quizás más simple y más humano que el que nos impone el devenir actual.
Diego Muñoz Valenzuela
Laberintos del presente, novela, Julio Henríquez Munita, Simplemente Editores, 2023, 158 pp.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…