Por William Haltenhoff

Respirar y morir
he ahí la encrucijada que hoy nos abruma
cuál es más digna acción del ánimo
respirar para morir sin oponer resistencia
o alzar los brazos contra esta muerte aérea
y luchar hasta vencer sus latidos asesinos.

Respirar y morir….
acaso todo termina cuando este veneno achinado
colisiona en nuestras gargantas hasta destrozarlas
qué latido queda vivo
cuando este germen con cara de dragón
ultraja el ánfora de la existencia

De oriente arribó esta marea cruenta
que cruzó todas las fronteras vestida de silencio
a vuelo de pájaro depositó sus ácidos asesinos
logrando que la miel de la muerte
ingresara veloz a los pulmones
trizando los vidrios de nuestra piel
el cuerpo, esa ánfora desbordada de misterios,
no sabía cómo luchar
contra esta pandemia achinada
que ataca sin ser vista
sus manos burbujeantes
nutrieron de dolor y sufrimiento al mundo
dieron panes de miedo a los hambrientos
cerillas multicolores a los ciegos
mantras etílicos a los que viven hacinados
el rostro de todos, tal como perros feroces,
llevaba bozal clausurando así el pulso burbujeante de los labios
murió el beso, esa aria a dos voces que embriaga al corazón
el amor menguó sus sinfonías
se solemnizó en ritos simplones
ya no era tú ni yo ni nosotros, ahora sólo era el miedo…
esa almohadilla de espinas ahogó al mundo
morir era fácil, respirar bastaba
el cuerpo, ese arcón desbordado de misterios,
no sabía cómo luchar contra esta pandemia achinada
que ataca sin ser vista
¡Oh muerte, siempre tan misteriosa en tu resplandor!
Qué señal extraña nos trajiste
quién está detrás de este veneno aéreo
que esparció malezas de sufrimiento por el mundo ¡
Respirar y morir
he ahí el dilema que hoy nos abruma
cuál es más digna acción del ánimo
callar y morir al compás de este sortilegio de vampiros
o luchar hasta vencer a este asesino de ojos invisibles