Juro decir la verdad, Rodrigo Téllez Lúgaro, novela
Editorial Glück, 250 páginas

Por Antonio Rojas Gómez

Esta novela, la primera del autor, está escrita como una serie de extensas declaraciones judiciales realizadas por un funcionario de un juzgado de familia que está siendo investigado junto con la jueza, su jefa, por su posible responsabilidad en un homicidio. Y esa forma narrativa, que contraviene todas las normas literarias, puesto que pocos textos resultan tan áridos como los escritos judiciales, funciona de maravillas y captura al lector que no puede dejar de sorprenderse al enfrentarse a un relato ajeno a la ortodoxia, que le va entregando información dosificada sobre un asunto que se torna apasionante a medida que avanzan las páginas.

Pero empecemos por el principio:

“Santiago, 24 de junio de 2014. Ante el Juez Instructor y la Ministro de Fe, que suscriben, se presenta el Consejero Técnico Suplente, don Juan Andrés Guerra Munizaga, sobre los hechos que dieron comienzo al sumario administrativo Rol A-23-2014 de la I.C. Apelaciones de Santiago, quien debidamente interrogado y juramentado, depone en los siguientes términos:

“Sí, SS., juro decir la verdad.

“Sobre los hechos que son objeto de esta investigación declaro entender los cargos que se me imputan, así como las consecuencias que tendría para mí faltar a la verdad.

“No, enfáticamente niego que tanto la magistrado, María Esperanza Bulnes Rossi, como yo tengamos responsabilidad en el homicidio en que nos implica doña Eunice Vargas; puedo señalar que estoy seguro de que nuestras acciones profesionales no han tenido incidencia en ese hecho, y declaro que la muerte del Sr. Goritti no fue favorecida por nuestra conducta.

“A lo que se me pregunta, es efectivo SS. que mi profesión es trabajador social, y que me desempeño como Consejero Técnico Suplente en el Tribunal de Familia de Pudahuel desde enero de este año, en tanto retorna a sus funciones la psicóloga doña Marianela Cortines Taboada, quien presentó un permiso sin goce de sueldo por un año”.

Hasta ahí la cita. Como se advierte, el lenguaje corresponde a una declaración judicial. Pero adviértase que están solo las respuestas del interrogado. Las preguntas se obvian. Y también téngase presente que existen dos acusados: quien declara y la magistrada. Ambos serían igualmente responsables del asesinato del Sr. Goritti, o quizás la mayor responsabilidad recaería en la magistrada, pues es la jefa del tribunal. Pero ella no habla nunca. La única voz que se escucha es la del consejero técnico suplente. Y a través de ella nos vamos enterando de detalles del físico y de la personalidad de ambos. Y también del resto de los involucrados en el asunto: la señora Eunice Vargas, que los ha demandado y que es la esposa, mejor dicho la viuda, del Sr. Goritti, quien es la víctima del asesinato.

Otra curiosidad anexa: no es el asesinato lo que se investiga, sino la responsabilidad que en él pudieran tener la jueza y su consejero técnico.

¿Y por qué habrían de tener responsabilidad? Pues, porque la hija de doce años de la señora Vargas, hijastra del Sr. Goritti, se fugó tres veces de su casa y la magistrada decidió que debería quedar bajo la tutela de su madrina, otro personaje importante en la historia.

Bueno, a medida que se van sumando las declaraciones del consejero Juan Andrés Guerra, aparecen nuevos antecedentes, que van enrareciendo y a la vez enriqueciendo la historia. Llegamos a conocerlos bien, a él y la magistrada María Esperanza Bulnes. Ambos son atípicos en sus respectivas funciones. Pero no vamos a entregar aquí las razones, ni vamos a adelantar todo lo que se esconde tras la apariencia de los hechos que van resurgiendo en las declaraciones de Guerra.

Nos limitaremos a decir que él pierde pan y pedazo: el trabajo y la amistad de la jueza.

Pero de eso nos vamos a enterar en la segunda parte del libro, que es un final que aclara lo que nos parecía meridianamente claro cuando finalizan los interrogatorios judiciales. Esta es una extensa carta que Juan Andrés Guerra le escribe, también en varias sesiones, a María Esperanza Bulnes. Y en ella, el autor da otra talentosa vuelta de tuerca para terminar de sorprendernos con esta novela singular.

Rodrigo Téllez Lúgaro entra con el pie derecho al mundo de la narrativa con este libro sorprendente, revelador de un talento que permite augurarle un brillante camino en la literatura.