por Omar López
El día de ayer viernes once de marzo de dos mil veintidós, fue uno de esos días donde la magia de existir tiene doble fondo: ver a los otros contentos y sentir interiormente la emoción de que una puerta nueva se está abriendo al país de esperanza. Más allá de ideologías y fríos tecnicismos económicos y más allá aun de la tragedia bélica que asola a lejanos y sufridos pueblos, es legítimo volver a construir el optimismo sobre bases realistas y posibles. La juventud y la presencia mayoritaria de la mujer en la composición del gobierno de Boric puede constituirse en una opción de vida contundente y distinta al modelo neoliberal y abusivo impuesto en los años de dictadura. Esta generación de jóvenes dirigentes y románticos líderes, no la tiene y no la tendrá fácil. Por lo mismo, nuestra unidad, nuestra defensa, nuestro pan de sueños y utopías heridas, debe surgir como abrazo a otro futuro y otra libertad. Ver a la gente, a la sencilla vecina o el soñoliento anciano expresar con emoción y confianza los mejores deseos y las más humildes peticiones mientras ve a un Presidente que saluda, da la mano, conversa, responde, abraza y, además, sonríe, es humanizar la historia; es como hacer retornar el encanto de la bondad y las buenas intenciones al país de la infancia y sus múltiples ternuras.
La oportunidad de ser protagonista o actor secundario de un hito social está al alcance de todos y cada uno: la idea es tener la energía, la fuerza, la decisión de avanzar en aquellos temas urgentes y la solución de los antiguos problemas de inequidad e injusticia en todos los ámbitos y perversamente justificados por los poderosos y sus grandes compañías internacionales. Chile merece un destino que defienda su naturaleza y su población; que sea reflejo de la creatividad de sus artistas, de sus trabajadores, de sus campesinos, de sus intelectuales y sus científicos; de sus pobladoras, sus obreras, sus profesoras, sus profesionales y sus niños.
El Presidente lo dijo ayer en su discurso…”vamos lento porque vamos lejos”…y en esta certera y lúcida reflexión nos está notificando de que debemos ser maduros, cautelosos, tal vez pacientes pero no dejar cada día ni cada minuto a cargo de los otros; de los demás, de los indiferentes o acomodados; o de los oportunistas y los figurones…no, él nos está indicando que nuestra responsabilidad es trabajar por un mundo mejor y por el bienestar de nuestros hijos, de nuestros nietos y nuestra comunidad.
Entonces…vamos por más, vamos por una nueva Constitución que sea digna e inclusiva para todo ser humano que todavía no nace y que sea representativa para todo chileno que hoy camina por algún lugar de nuestra tierra.
Omar López
Puente Alto, sábado 12 de marzo 2012.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…