INNOMINADO DOCE

Por Sonia Cienfuegos B.

Ofelia musita ay, qué haremos. El mundo es frío, agresivo y perverso, ay qué haremos.

Y recuerda. Ah, los arvejales, los sauces que fueron su casa, los pájaros con sus cantos, formas, colores diversos y divinos que la hacían adentrarse en un mundo melodioso; el viento, la tempestad, la fuerte lluvia que parecía no parar nunca mientras observándola, comían uva de guarda con su hermana en la cocina que tenía ese enorme fogón a leña que impresionaba a cualquiera que llegara.

– El boceto y dimensiones los hacía su madre y su padre encargaba la facturación a la Maestranza de San Bernardo – las aves tue tué que agoraban males y muertes, el bello jinete destungado en el recodo del camino cuando galopaba tan rápido como un tren descarrilado. De seguro que iba a encontrarse con su amada.

(Ofelia sentía miedo de caminar a oscuras por ese lugar, así que corría enloquecida para que el espíritu del jinete no la atormentara a ella, pequeña temeraria).

Ah, los aparecidos que vienen a susurrar lo que nunca dijeron y a vengarse de quienes los traicionaron. Ah, los granos de sal marina que acarreaban los arrieros, lanzados de espalda a la cocina, huyendo para no sentir su crepitar que impediría que se cumplieran los deseos urgentes que puede tener una niña de seis años.

Ah, el chape al lado derecho de su larga cabellera sobre el que su madre instalaba un lazo con un rosón blanco que ella odiaba.

Ah, los circos, los circos pobres con carpas de lona horadada por donde se filtraba la lluvia inclemente, hoy desaparecidos. Y los gitanos, allá algo lejos de su casa y la estación ferroviaria – gentileza de su padre – a cuyas carpas se acercaban con su hermana mayor para tocarlos y comprobar que eran reales tanto como ellas.

INNOMINADO XXI

(A: E.S.) Sonia Cienfuegos B.

Personas me observan a hurtadillas en vagón de Metro, lo sé.

Soy raro para fisgones/drones, por intenso sudor que chorrea desde – cara, mi cara – cabeza, mi cabeza – nuca, mi nuca – hasta dorso, mi dorso – tintineando como pequeña vertiente o inclementes goteras saladas que caen sobre piso húmedo, olisco /sucio, hirviendo de neurotípicos.

No se preocupen – ¡imbéciles¿- aquí bajo, estación Pedro de Valdivia.
Muéranse todos de una vez en tsunami silencioso, mi hórrido tsunami de sudor y padecimiento.

Así somos los artistas asperger – asperger esquizoides- asperger bufones – sólo asperger.

diciembre 2018