-O la rotura de los invisibles sellos-
Autor: Diego Muñoz Valenzuela
Ilustraciones: Claudia Matute.
Cuentos. 46 páginas. Editorial Zuramerica,2021.
por Juan Mihovilovich
El lenguaje produce escisiones, quiebres; segrega, establece márgenes difusos, y en ocasiones deja a quien profiere los vocablos o a quien los recepciona, al borde del abismo.
Entonces, el lector tiende a buscarse un espejo. Duda de sí mismo. Se diluye en el reflejo. Su apariencia se metamorfosea y da la impresión de que se extravía en la propia inconciencia de existir.
Luego, los textos de Diego Muñoz Valenzuela asociados a las escalofriantes imágenes de Claudia Matute, sacan al lector de ese espejo algo uniforme y dejan al espectador convertido en fragmentos: la realidad se ha roto, los sentidos carecen de lógica, los espectros se han salido de las órbitas oculares y deambulan sin control por el espacio.
Las figuras vinculantes, luego, encuadran ese descontrol, subsumen parcialmente forma y contenido en algo entendible, estremecedor, y el lector vuelve hacia sus pasos, extrañado de las aristas narradas y visualizadas.
El tiempo se ha disgregado y no es posible establecer una secuencia lineal, cronológica. Menos un lector que, confundido, asume las consecuencias de una lectura disociativa y paradójicamente, unitaria.
Éste se ha reconvertido en un animal humano que embiste al toro, en tanto una multitud ruge extasiada desde las tribunas. (Plaza de Toros)
La efigie femenina arroja en su último estertor un placer agónico sobre el cadáver masculino que resucita para expirar juntos en el suspiro final (Necrofilia).
El individuo se mimetiza confrontado al terrible dilema de existir condenado a su extinción. Deambula seccionado entre la juventud y su decrepitud inexorable marcada a fuego sobre un rostro desolado. (Envejecer a medias)
La tecnología espuria se viste de insectos inocentes que crecen y se multiplican al amparo de un árbol en decadencia. De ahí que el personaje sea absorbido en su propia y deforme creación artificial (Plagas).
La muchedumbre asiste a su desaparición material cuando el contorsionista se engulle en un acto de cruel travestismo. (Contorsionista).
Rompiendo realidades es una metáfora estremecedora de una epopeya semi apocalíptica. Los relatos sacuden visceralmente y uno intenta huir de esa macabra lucidez, permeada por magnificas ilustraciones de Claudia Matute.
“El último conejo devora la última brizna hierba mientras lo acecha el último ser humano.” (Apocalipsis)
Un libro breve para un pensamiento extenso, dotado de una emotividad gráfica que nos va envolviendo en cada página.
Digno de su autor e imprescindible en su inagotable bitácora imaginativa.
Juan Mihovilovich
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…