M. Isabel nos ha enviado la entrevista realizada a ella y a Ana Luna por Adriana Lassel, con motivo de la traducción al francés del poemario “Lobos y ovejas”, del poeta chileno Manuel Silva Acevedo, realizada por ambas. Dicha entrevista fue publicada en el sitio www.escritores.cl
Adriana Lassel es autora de novelas, cuentos y estudios literarios; profesora universitaria jubilada; nació en Santiago de Chile y actualmente vive entre Paris y Argel. Como joven dramaturga enseñó Literatura Dramática Española en la Escuela Nacional de Artes (Sección Teatro) en La Habana, Cuba. Luego, fue profesora de español en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Shanghaï, China. En 1967 se instaló en Argel, junto a su marido Fethi Lassel y sus hijos. Ha realizado su carrera literaria y docente en Argelia. Profesora de Literatura Hispanoamericana y Civilización en el Instituto de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Argel, Directora de Investigación de varias Memorias sobre literatura chilena e hispanoamericana. En marzo de 2016 el Ministerio de Educación de Chile le otorgó la medalla Gabriela Mistral, Grado Lazo de Dama por su trabajo cultural y docente.
Ha realizado investigaciones y es autora de numerosos artículos sobre los Moriscos y sobre Cervantes en Argel, participando en numerosos coloquios y congresos internacionales.
Manuel Silva Acevedo está en Francia
“Lobos y Ovejas” fue publicado en París.
Entrevista de Adriana Lassel a M. Isabel Mordojovich y Ana Fédèle
En 2020, en tiempos en que el mundo de la cultura y de la edición pasa por momentos difíciles, Bruno Doucey publica en París, en edición bilingüe, el libro de poemas “Lobos y Ovejas” de Manuel Silva Acevedo. La traducción a la lengua francesa fue realizada por María Isabel Mordojovich y Ana Luna Fédèle.
Este poemario fue escrito en 1969 y publicado en 1976, cuando Chile estaba sufriendo la dictadura, y tuvo gran resonancia por sus sentidos simbólicos.
La publicación de este libro en francés y español constituye una revelación para el público francés que podrá conocer y apreciar -gracias a la excelente traducción- uno de los grandes poetas chilenos actuales, Premio Nacional de Literatura 2016.
María Isabel Mordojovich nació en Punta Arenas y vive en Francia desde 1976. Con el nombre de María London publicó tres libros en Chile que fueron también publicados en Francia. Es autora de “Piedras Blancas”, un notable libro sobre los crímenes cometidos en Chile durante la dictadura militar que responde a la investigación y deseo de la autora de querer comprender cómo pudo existir en Tejas Verdes una escuela de tortura y qué llevó a los verdugos a actuar contra los derechos humanos más elementales. Esta obra fue adaptada al teatro con el nombre de “Los cuervos de Piedras Blancas”.
Ana Luna Fédèle, nacida en Marsella, es una artista multifacética. Poeta de etéreos y profundos versos, Terra camina, Polvo de estrellas, incursiona también en la música, la coreografía y en las telas. Su preocupación por los pueblos nómades y su cultura, la ha llevado a sentirse integrada al Arte del desierto de Atacama y a encontrarse, en sus viajes a Chile, con el Maestro Fernando Alfaro. Ha publicado poemas ilustrados por ella misma y realizado telas pintadas con polvo de meteoritos.
Adriana Lassel.- ¿Cuándo pensó por primera vez traducir los poemas de Manuel Silva Acevedo?
María Isabel Mordojovich.- En Grenoble tenemos una asociación en la que una o dos veces al año hacíamos lecturas públicas en español de poesía latinoamericana. Empleo el pasado porque con la pandemia todo está paralizado y no sé si esta actividad asociativa podrá continuar. Siempre preparábamos un folleto con los poemas en ambos idiomas y una pequeña biografía de los autores. Traducíamos para que los presentes tuvieran una idea de los poemas, pero muy conscientes de los límites de nuestras traducciones. En mayo del año 2018 supe que tres poetas chilenos harían una gira en Francia, que iban a pasar a Grenoble y que uno de ellos era Manuel Silva Acevedo, Premio Nacional de Literatura 2016. Traté de saber más sobre él. Internet me llevó a descubrir su poemario Lobos y Ovejas. ¡Me fascinó! Su lectura me produjo una mezcla increíble de emociones, generando en mí mucha alegría y energía positiva. Era un potente grito vital de libertad. Inmediatamente surgió en mí el deseo de que el mundo entero conociera ese libro y, evidentemente, la idea de presentarlo en los encuentros poéticos de la asociación. Gracias a mis contactos con escritores de la corporación Letras de Chile, a la que estoy afiliada, logré comunicarme con Manuel Silva Acevedo, decirle que me gustaría saludarlo durante su paso a Grenoble y pedirle la autorización para traducir los primeros poemas de sus Lobos y Ovejas. El poeta tuvo la gentileza de responderme. No viajó a Francia como estaba anunciado, pero, no obstante, a mediados de julio, yo tenía lista una primera traducción completa del libro. Mi traducción estaba bien dentro del ámbito de nuestra asociación, pero yo soñaba con mucho más. Para traducir poesía se necesita dominar ambos idiomas y ser muy buen poeta en la lengua a la cual se traduce; esto último es indispensable para transcribir la calidad del lenguaje, la emoción, el ritmo, la música, y poder reproducir en el otro idioma la misma vibración del poema original. ¿Cómo y dónde encontrar ayuda para lograr una traducción digna de Lobos y Ovejas?
AL.- ¿Manuel Silva Acevedo es conocido en Francia?
MIM.- No lo sé. Su libro Monte de Venus fue traducido al francés y publicado en Francia en versión bilingüe en el año 2018 por las Ediciones l’Harmattan. Esa primera publicación sirvió para que el nombre de Manuel Silva Acevedo circulara en Francia. Loups et Brebis, la publicación francesa de Lobos y Ovejas, fue hecha por una editorial prestigiosa, pero la promoción se vio muy afectada por la pandemia y el confinamiento. Manuel Silva Acevedo no pudo viajar para acompañar al editor en los encuentros poéticos previstos, entre ellos el festival Voix Vives del Mediterráneo de julio de 2020, en el cual debería haber sido un invitado de honor. Hubo pocas reseñas, aunque excelentes, como la de Fabien Ribery, que traduje y que fue publicada en Letras de Chile y en Entrama Cultural por Felipe de la Parra Vial. El editor espera que el poeta logre viajar a Francia en un futuro no muy lejano y poder realizar la promoción que corresponde. En todo caso, el libro llegó a muchas librerías y, además, ahora existe una página muy completa de Manuel Silva Acevedo en la Wikipedia en francés.
AL.- ¿Cómo se formó la colaboración con Ana Luna y cuánto tiempo duró este trabajo?
MIM.- La colaboración con ella fue algo extraordinario. Supe de su existencia porque ambas participamos en el año 2017 en el libro virtual Mil almas Mil obras de Alfredo Asís de Isla Negra. Cuando en diciembre del año 2017 recibí el PDF con los mil poemas, descubrí que entre ellos había uno en francés. Alfredo Asís tuvo la amabilidad de ponerme en relación con su autora, una cierta Ana Luna Fédèle, residente en Marsella, y allí iniciamos una amistad epistolar y telefónica, intercambiando poemas y cuentos. Ambas habíamos escrito sobre el desierto de Atacama y esto nos acercaba. Lo increíble fue que meses después, el mismo día en que terminé mi traducción de Lobos y Ovejas, descubrí en el buzón de mi casa un libro de poemas de Ana Luna, entre los cuales había un poema sobre una loba… Ella no sabía de los lobos de Manuel Silva Acevedo y menos aún de mi traducción. Fue un signo fuerte, como una evidencia. La llamé en cuanto pude para preguntarle si le interesaba ayudarme con la traducción. Se entusiasmó de inmediato y trabajamos de manera intensa todo ese verano. En noviembre del año 2018 viajé a Chile. Conocí en persona a Manuel Silva Acevedo y a su amigo, el gran poeta Waldo Rojas, residente en Francia, miembro del jurado que otorgó el premio TRILCE-Luis Oyarzún a Lobos y Ovejas en el año 1972. Waldo Rojas leyó nuestra traducción, le gustó mucho, y me sugirió un par de modificaciones que Ana Luna y yo adoptamos muy felices.
AL.- Parece que traducir juntas a este gran poeta y tomar contacto con él fueron momentos inolvidables…
MIM.- Ana Luna fue transformando el francés de mi traducción en francés poético, verso por verso, poema por poema. Por momentos, ella se escapaba en su propia lírica, y yo tenía que amarrar sus palabras al sentido original. Cuando teníamos dudas sobre la mejor manera de interpretar el sentido de alguna palabra, le escribíamos a Manuel Silva Acevedo. Y nuestro amigo poeta, con gran gentileza, sencillez y mucho humor, nos respondía y nos alentaba en nuestro trabajo. Así pasamos dos meses intensos, desde mediados de julio hasta mediados de septiembre, escuchando el aullido de los lobos. Manuel Silva Acevedo juega con las palabras, con los adjetivos que multiplica, con el sentido. Nosotras gozamos con ese juego. Para mí, fue gran un privilegio servir de puente entre ambos poetas.
AL.- ¿Cuál fue su primera impresión al leer los versos de Manuel Silva Acevedo?
Ana Luna Fédèle.- Quedé muy impactada con la primera lectura; percibía que el poeta Manuel Silva Acevedo había escrito los veintidós poemas de Lobos y Ovejas en escritura casi automática, con una inspiración soberana que no admite pérdida de tiempo ni modificaciones. Se desprendía de los versos un sufrimiento intenso, persistente, martillado por la cantidad lancinante de anáforas. Pensé inmediatamente en los versos de Alfred de Vigny del poema La mort du loup (La muerte del lobo) y en Los motivos del lobo de Rubén Darío. En contraposición, en este largo poema de Manuel Silva Acevedo, en lugar de una moraleja encontramos un “aullido” de libertad de lo íntimo que se une a lo universal.
Más allá del cuestionamiento sobre el abismo del alma humana, estaba el ambiente de esos tiempos implacables que rondaban en torno de los versos y que sólo un auténtico poeta capta de manera instintiva. “Digo que hay que ser vidente, el poeta ve cuando los otros vegetan” decía Rimbaud.
En fin, pensé que Manuel Silva Acevedo poseía la escritura cuya fuerza es común en los y las poetas de América del Sur, hijos de la vastedad salvaje de la Cordillera de los Andes, del Altiplano, de los desiertos y de la Patagonia.
AL.- ¿Resultó difícil la traducción?
ALF.- Al principio de lo que yo llamaría “la aventura”, sentí una gran exaltación, pues desde hacía varias semanas me encontraba con el cuerpo paralizado en una cama, y de pronto, con estos poemas llegados desde el fin del mundo a través del océano, Chile entero vino hacia mí… ¡memoria del sentido y de los sentidos, historia dolorosa de un pueblo, sonidos, colores, olores, musicalidad! Y era necesario transportar todo esto desde la lengua de origen, el español, hasta la lengua de llegada, el francés y, además, sin perder nada en el camino.
El trío: Manuel Silva Acevedo, Maribel y Luna se formó espontáneamente en un clima de gran alegría y de bella amistad, un espacio cotidiano, diurno y nocturno de buena disposición y respeto por nuestras ideas respectivas. Maribel, escritora chilena, otrora investigadora en Matemáticas, fue como una garantía de saber, de laboriosidad, de precauciones y de precisión, reforzada por una voluntad infalible, una hormiguita azul. Y Manuel, con su sencillez, su inteligencia de las palabras y de la vida, su reflexión tranquila, nos guió hacia la exactitud del sentido. Gracias a él y a sus adecuadas intervenciones nos decidimos a menudo por lo literal en cuanto al sentido, el sonido y la forma. Manuel fue nuestro sólido puerto de amarre. El hecho de que Manuel Silva Acevedo se haya liberado de todos los “ismos” me ayudó evidentemente a transcribir su poesía en francés, sintiéndome yo misma libre de contingencias técnicas.
Por haber vivido en el desierto de Atacama donde practiqué la arcilla, la alfarería de los Likan Antai, caminando, sola, incansablemente por las extensiones áridas, conozco esta percepción de estar conectada al cosmos (cosmovisión andina), de ser un punto ínfimo conectado al infinito y a sus misterios y de cuestionar en permanencia y peligrosamente la condición humana de la “criatura ingenua y captiva hasta la muerte transfiguradora”… Entonces no fue difícil transferir al francés esta poesía original, así como la belleza, el misterio dotado de ferocidad y el lenguaje místico de estos poemas. La poesía de Manuel Silva Acevedo es pictórica, o incluso escultural. Sus imágenes son fuertes, súbitas, abruptas, rugosas, feroces.
Lo que personalmente me pareció más difícil fue entender y posicionarme en relación con la ambigüedad y la dualidad de personajes tan complejos, Lobo u Oveja, para no equivocarme en la transposición de las palabras y de las ideas. Después me pareció evidente que los veintidós poemas Lobos y Ovejas, en su dinámica teatral, presentaban las características de la tragedia griega: los temas: mitos, heroísmo, el amor, la fatalidad; los tres actores: el lobo, la loba, la oveja; el coro: el rebaño de ovejas; las máscaras: permitiendo a los actores las variaciones de roles, acá representados por la alternancia de las voces de ovejas y por las pieles que encubren a los actores.
Maribel hacía tentativas de oralidad en francés, recitando los versos durante sus paseos por los bosques y así fuimos adoptando las nuevas traducciones, con Manuel Silva Acevedo siempre a la escucha.
Pasamos a menudo un día entero o una noche en torno de un sonido, de una asonancia como:
No deseó nada más en el mundo/ que la roja vaharada de la loba
Ne désirant rien d’autre en ce monde / que le souffle rouge de la louve
o de una simple palabra, como la palabra “fiera”, que no tiene su equivalente en francés. La mejor traducción de “fiera” es con dos palabras: “bête féroce”. En el último poema fue tentador traducir “fiera” como “furia”. Manuel aprobó nuestra proposición. La “fiera milagrosa” se transformó en francés en “Furie miraculeuse”.
La traducción estaba terminada, los tres estábamos emocionados, no habíamos perdido nada en el camino, y quizás hasta habíamos atrapado al vuelo unos cuantos rayos de oro.
AL.- ¿Piensan que esta traducción las enriqueció?
ALF.- Sí, con certeza, por todas las razones ya citadas el enriquecimiento es inconmensurable. Es un gran honor haber participado en este esfuerzo común para dar a conocer en Francia y en los países francófonos estos poemas de excepción. La aventura fue prodigiosa y se prolonga ahora con Bruno Doucey, poeta comprometido y editor, digno heredero espiritual de las Ediciones Pierre Seghers que dirigió. Es lo mejor que les podía suceder a nuestros Loups et Brebis.
MIM.- No solo la traducción me enriqueció. La calidad de nuestros intercambios y la belleza de la amistad que surgió con Ana Luna y Manuel han sido un gran regalo. Y no fue sólo esta traducción. Después, traduje integralmente Recidiva y Día Quinto, otros dos libros de Manuel Silva Acevedo, muy diferentes entre sí y muy diferentes de Lobos y Ovejas. Para mí, traducir poesía, y más aún, contando con el apoyo del autor, es entrar de manera muy privilegiada en su mundo, es sentirme autorizada a hacer mío su arte durante un paréntesis mágico del tiempo, es como un juego muy difícil y muy interesante. Recidiva es un libro profundo, denso, difícil y bello; Día Quinto, un canto de amor a la naturaleza que alegra al alma, y una vibrante petición de medidas de protección por la fauna y flora en peligro. Ana Luna me fue ayudando a ratificar estas nuevas traducciones, mejoró muchas de ellas y rehízo completamente otras.
AL.- Cuénteme del contacto con Bruno Doucey
MIM.- Bruno Doucey es uno de los mejores editores actuales de poesía en Francia. En septiembre del 2018, le envié la versión bilingüe de Lobos y Ovejas con la traducción del artículo de Antonio Skármeta que sirvió de postfacio. Bruno Doucey respondió que el texto le había causado una gran impresión, que quería editarlo, pero que no podía hacerlo antes del 2020. En abril del año 2019, asistí a la presentación bilingüe de una poeta siria en Chambery, donde Bruno Doucey, que la había editado, leyó la versión en francés. Él es poeta y se implica personalmente en la traducción, edición y promoción de los autores que publica, acompañándolos en lecturas poéticas y presentaciones. En esa ocasión pude apreciar su carisma y conversar con él. Me repitió su deseo de editar Lobos y Ovejas. El trabajo de edición comenzó solamente a principios del 2020. Bruno Doucey verificó cada palabra, cada signo de puntuación, cada detalle. Firmó con un toque poético personal en la última página donde se puede leer que el libro fue impreso en Madrid, en marzo del 2020, “durante una noche sin luna”, alusión a Ana Luna que esos días estaba lejos e inaccesible. Debido a la pandemia, la manada de mil ejemplares de lobos permaneció confinada dos meses en la imprenta antes de atravesar los Pirineos y de llegar a Francia.
Un detalle sobre Bruno Doucey y su relación con Chile: en el año 2015 escribió el libro Victor Jara: “Non a la dictature” y en el año 2020, Pablo Neruda: “Non a l’humanité naufragée”.
Cualquier parecido con la realidad sólo coincidencia.