por Omar López

Hace algunos días me llamó un amigo de amistad respetable en años, digamos casi cuarenta. Su nombre, Horacio Ahumada. Su talento creativo navega por dos aguas: la poesía y la pintura. En ambas corrientes se desenvuelve con el oficio propio del artista auténtico porque es de aquellos que nunca han buscado “cámara” ni menos camarillas de artificial reputación. Horacio sabe de arte, tiene escuela, tiene profundidad de estilo y sus manos despiden equilibrio y buen gusto en la plástica y su pluma es también de auto exigencia constante para que así ni los colores ni la palabra sea tiempo perdido. Otro perfil interesante de este compañero de ruta en los años ochenta es su humildad o algo parecido al silencio de los parques vacíos. La soledad ha tallado su carácter. Sin embargo, desde esa soledad ha recreado también su potente discurso a la hora de plasmar colores, definir espacios, otorgar sentido a la línea y expandir un escenario onírico y provocador. Sus telas, sus cuadros se han convertido con el paso de los años, en un refugio de inspiración y en celo profesional, atento más al rigor intelectual que a los aplausos.

¿Por qué será que los artistas genuinos, los fieles a sí mismos y a la pasión que respira en sus miradas, están muchas veces cercados por la timidez o el desamparo de la institucionalidad reinante? ¿O es una especie de “mimetismo” con un entorno de la humanidad y de la naturaleza que solo ellos perciben? Viene a la memoria otro gran pintor que también es dueño de un talento extraordinario en su obra y en su larga trayectoria de profesional en las artes gráficas, ha desarrollado múltiples funciones en revistas culturales, medios universitarios e instancias sociales de resistencia al modelo y sus individualistas pautas. Su nombre, Ignacio Reyes Cifuentes. “El flaco Nacho”, generoso, introvertido, cuestionador y dudoso de todas las estatuas; desconfiado y crítico de todos los principios, pero inmensamente artista y real. Y su maravillosa obra, ahí está, anónima en el bosque del futuro.

Bueno, en el caso de Horacio por estos días parte de su obra pictórica se expone en YouTube con el enlace CONTAGIO VISUAL: EXPOSICIÓN VIRTUAL EN TIEMPOS PANDÉMICOS auspiciado por la Corporación de Cultura y Patrimonio Independencia. Pueden visitar este salón virtual y ahí encontrarán sus trabajos junto a otros 9 artistas. Vale todo esfuerzo para combatir el tedio o la desesperanza; para salir del pantano de lo vulgar y lo mecánico, para liberar con otros ojos nuestra coraza de rutina o sueño.

Otro día recordaré a otro gran amigo y compañero amable de muchas jornadas; cantautor, resplandeciente músico y poeta, Eduardo Yáñez.