Poemas desde la isla, de Miladis Hernández Acosta

por Miladis Hernández Acosta (Cuba)

Jabones de Alepo

Me anuncian que al norte de Siria/ en una encrucijada de comunicaciones/
A millas de la frontera con Turquía/ en el centro comercial/ textiles/ cementos/ jabones/
Harineras/ en los barrios se conservan mezquitas/ madrasas/ antiguos caravasares/
Desgarrones de brazos caídos/ selva corpórea de pieles —vivas— en sepulcros/ —Sin inhumar—
Bullen como el loto/ sin permitirme/ volver a encontrar la lágrima de la niña/
Cayendo entre alambres/ sin pasar/ al otro lado donde queda el agua/ como almíbar/

Me avisan/ que están atravesando el foso/ que no debo pasar/ como las almejas/
Ni con ira/ ni con misericordia/ que adentro están los cuerpos/ con lozano diseño/
Como espinas/ enconados/ y que el nombre de la niña no existe/
Ni el perro/ que estuvo en la fila/ imprudente/ que otros se pudrieron/
Con estupor/ con los labios resecos/ con la única palabra/ que no se pronuncia/

Avisan que llegarán/ los divergentes/ que hirieron/ pero se fueron/
Como oscuros animales/ lisérgicos/ huraños/ hacia la arena/ soltando esos huesitos/
Esos caramillos/ de bocas difuntas/ de expedicionarios frugales/ con alcatraces/

Que continuarán aumentando/ los que quedan/ sin refugio/ en el lodazal/
Pero he aquí que me retiro/ con la levedad de siempre/ con mi rojo cerezo/
A vivir sin la importancia/ de tener un doble/ o replicarme con la esperma/
De no vaciarme en el foso/ porque allí se pierden los libros de familia/ el mar y los cielos/
La cadenita de oro/ de la niña desangrada en la cerca/ allí solo entra el carrocero
A llevarse las telas/ los techos/ los últimos tanques/ las larvas del becerro/ que allí hay
Moscas/ asesinos en serie/ excrecencias pegadas / provocando la desecación de los suelos/

Tasa de intereses/ Row Mueck

Pensar/ o ver el mundo/ como una gallina/
Artísticamente/ colgada de una soga/
Muerta y helada/ pero risueña/
Pensar/ procazmente/ como el gentilhombre/ que se acuesta/
Con la vecina/ de otra vecina/ que primero fue su amante/ mayor/
Todo cuanto pasa/ en derredor/ pende/ del efecto/ demostrativo/
Del desvío/ que se instala/ entre lo que existió/ antes/ y quedó/ sin perdonar
En el acto inmundo/ de la vida/ de cualquier/ cernícalo/ que se desangra/
De las provisiones/ o el interés/ que busca el gentilhombre/
Sedimentando/ el vientre/ de la vecina que humilla/ con plumas/ oscuras/
Después/ de haber arrasado/ con todo/ cuánto/ posee / o se le quita/ a un animal/
Como si esa gallina/ de tono risueño/
Fuera la masa proporcional/ del mundo
En esa frontal/ descomposición/ que la muerte
Propone/ y el desamor/ también/
Con las alas inversas/ el ave/ desplumado/
Puramente/ femenino/ para que la vida misma/ que uno tiene/ duela/ aún/ mucho/ más/
Entre el sol naciente/ y los días perdidos/ o entre el sol que muere/
Y la noche/ húmeda/ de ese cadáver/ que el amarrado animal/
Adquiere/ o interpreta/ o del muerto/ que prensan / con un garfio/ en la espalda/
Y su nombre / cuelga/ por demás/ desde/ el dedo gordo/ del pie/

Vendedor de Mariposas/ Marcel Proust

Asumo que solo soy dos piernas que se sostienen en la tierra/ me dice
El vendedor de mariposas/ que con riesgo/ las conserva en los cristales
Queriendo probar vida por otros mares en lugar de mencionar/ raros nombres
Para impresionarme y hacerme ver las formas genuinas de la belleza/
Paso/ mi dedo/ por el cristal/ que exhibe/ ese extraño polen/
Ya no soy/ lo que quise/ haber sido/ ni tuve/ lo que dejaron/ los equívocos/
Con dureza/ me arropo/ y maquillo/ para suplir/ el vacío/ que dejaron/ las ruinas
De ayer/ voy/ digo/ o llego/ después de haber/ quebrado/ las posibles/ ilusiones/
Vicio/ de creer/ que llegamos/ apresar/ esa felicidad/ o confianza/ en el que llega/
Se han ido/ todos/ mientras/ yo me he quedado/ con gráficos/ para el olvido/
Qué es esta mitad/ o esa sobradura/ qué es vivir lo suficiente/ para atrapar
Esos colores/ que cautivan/ soledad/ o acompañamiento/ de esos insectos
Que yacen/ para ser vendidos/ como finas obras de Arte/ qué han dejado para mí
Que estoy/ muy lejos/ de esperar/ lo que otros/ han recibido/ cómo acceder
A los pasos/ encontrados/ o perdidos/ a esa confianza/ de obtener/ esos brazos
Que puedan/ levantarme/ antes/ o después de la llovizna/ después que cae
Un avión/ en un maizal/ como poda cruda / que se hace en otoño/
O ver un filme donde la niña/ es la que mata/ cualquier estación
Donde pueda podarme/ hacia dentro/ invicta pupila/ que te alcanza/
Y ve cómo un hombre/ llora/ y se queda/ vaciado/ en la cama sin preguntas/
Ni reprobaciones/ no importa/ esa fecha/ esa estría/ ni esa seda
Que queda interpolada/ el vendedor de mariposas/ insiste/ en las formas
Genuinas de la belleza/ yo estuve llorando/ en la noche/ sin que/ ese otro
Entienda/ por qué se llora/ por qué la niña mata/ las mariposas son compradas/
Por otras manos que no entienden/ el daño/ oscuro/ de la belleza/
Yo sigo ahí/ esperando/ a que llegues/ y me digas / qué ha pasado con esos bosques
Donde aleteaban / lo que ahora/ es fuente/ hermosa/ de consumo/
De esa muerte/ amarilla/ que nunca/ se agota/

Troya

De espalda a la salina/ rito impensado/ para aplacar los cascabeles/
Expresen que espanto a las codornices/ que estoy como una lámina interpuesta/
Con mi chacra hervido/ que prefiero ver la tumba del Rey Aqueo / las sombras inversas/

La guerra puede ser una afirmación de la belleza/ un manto puro/
Espiga que se oculta para resaltar lo que al final importa/ el agua que brota
Traducida como fuente de belleza/ inocencia de los que acuden/
A brindar sus cuerpecillos/ sus párvulas lisonjas/ su ir más allá/ de la equivocación/
A la muerte/ sin ansias de regreso/ por conquistar lo que no se sabe/
Estados equivalentes/ de la degradación/ 0 el frío/ hoguera para el miedo/

Ver que todo arde/ de lejos/ y no hay que rendir tributos/ solo guerrear/
Mostrar la soledad/ sollozar en la arena/ batir salvaje/ de armazón o rifles/
Lanzas o flechas/ de naves perdidizas/ cañones ciegos/ metrallas/ tanques/
Arpones/ cordones de fuego/ puentes/ espinas / trampas o cohetes/
Bombas para que no pasen los aviones/ éter de las pieles/ alambres y redes/
De los nombres que se repiten/ se enumeran/ medalla para el cuello/

Medalla para redondearse en cero/ para registrar al héroe/ conocido/
Cuantificado por el cero/ coto corpóreo/ labiada suma/ abandonada/

De espalda a la salina/ no veo cómo/ mueren/ se salvan/ trafican/ trozan/
Torturan o intercambian/ a los rehenes/

Textos del libro: El oro del imperio.

****

Miladis Hernández Acosta: Guantánamo, Cuba. 1968. Poeta, editora, crítica y ensayista. Licenciada en Historia por la Universidad de Oriente.

Ha publicado los poemarios Los Imponderables Reinos (Ed. Extramuros, 2014, Cuba), Después de la Caída, Colección Mariposa, (Ed. Oriente, 2014, Cuba), Diario de una paria (1994) y La burla del vacío (1995), ambos por la Ed. Oriente; Los filos del barro (2000 y 2009) y Memorias del abismo (2004), por la Ed. El Mar y la Montaña; El conjuro de las runas (Ediciones Ávila, Ciego de Ávila, 2004), Salmos para el hastío (Ediciones Vitral, Obispado Pinar del Río, 2005), El Libro de los Prójimos (Ediciones UNIÓN, Ciudad de La Habana, 2010), La Armada Tristeza Invencible (Ediciones Ácana, Camagüey, 2009) y La sombra que pasa (Ed. Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 2010), Al Sur de los Páramos, Ediciones Ateneo Insular. Colección ínsulas Extrañas. República Dominicana, 2012.