Por Ramón Díaz Eterovic
De un tiempo a esta parte se han hecho frecuentes las visitas de narradores y poetas chinos, lo que permite el conocimiento directo de la obra de autores que están dando vida a la literatura china de nuestros días. Todos ellos son autores consagrados en su país y la mayoría con traducciones a otras lenguas. Dos de estos autores, de reciente visita en nuestro país, son: Ah Yi y Zhao Lihong, quienes fueron invitados por el Instituto Confucio a dar conferencias en Santiago y otras ciudades. Estuvieron en la Universidad Católica y en la Sociedad de Escritores de Chile, espacios donde presentaron sus obras publicadas en español: “Una pizca de maldad” de Ah Yi (Editorial Adriana Hidalgo. Buenos Aires, 2017); y “Aflicciones” de Zhao Lihong, publicado por Ediciones Lastarria, Santiago, 2018).
Ah Yi: una pizca de maldad
Ah Yi, seudónimo de Ai Guozhu, es un autor nacido en 1976, autor de los libros “Cuentos grises”, “El pájaro me vio”, “Y ahora que debo hacer”. La novela “Una pizca de maldad” aborda la historia de un joven estudiante que para llenar el vacío que domina su existencia decide asesinar brutalmente a una de sus compañeras de estudios, la bella muchacha Kong Jie, la que paradojalmente es la única interesada en la vida del protagonista, del que no conocemos su nombre, sólo el apodo que le asignan al entrar a la cárcel: Hong. La historia está basada en un hecho real que provocó la investigación de Ah Yi y la posterior interpretación de un crimen “sin motivo aparente” más allá del estado emocional del criminal.
El vacío, la culpa y la soledad son tres temas claves en esta novela. El vacío existencial de Hong que le hace ver su presente y el futuro como tiempos sin significados ni anhelos a los que aferrarse; la culpa de Hong cuando dimensiona el asesinato cometido para llamar la atención sobre su persona; y la soledad que lo acompaña mientras emprende la huida, con más deseos de ser atrapado por la policía que de escapar del castigo que merece. Sobre estos tres temas, Ah Yi construye una novela equilibrada y atractiva en su desarrollo. A eso se suma el logrado retrato psicológico del personaje que, en el camino al fin de sus días, en algo nos recuerda a Raskolnikov, el protagonista de la novela de Dostoyevski “Crimen y castigo”. Tanto en éste como en Hong se despliega dentro de sus conciencias una dura y destructiva lucha entre el bien y el mal.
Es tanto el sinsentido que experimenta Hong en su vida, que finalmente deja en manos del azar su futuro para decidir entre el suicidio, la huida permanente y su entrega voluntaria a los policías que lo persiguen. Anota las tres opciones en unos billetes y deja que otros decidan por él. Nada le interesa en el proceso que lo conduce a la muerte, ni las maniobras judiciales de un abogado ni los sacrificios económicos de su madre. Acepta su destino, mientras reflexiona que su vida es una mezcla de aburrimiento, trampas y repeticiones. En definitiva, lo que está en juego es la libertad y lo que un hombre puede hacer con ella. Hong no lo sabe y pierde su lucha contra la nada que lo rodea. “Una pizca de maldad” es una novela en clave policial, en la que más que un crimen se investiga el sentido último de la vida.
Las aflicciones de Zhao Lihong
Zhao Lihong (1952) es uno de los poetas más importante de su país. En alguna de sus entrevistas, señaló que escribe para hablar de lo que siente, del futuro del hombre y de la relación de éste con la naturaleza. Sus palabras quedan plenamente reflejadas en su poemario “Aflicciones” donde constantemente reflexiona sobre la relación con su cuerpo, sus sentimientos y el modo como se vincula con su entorno. Zhao Lihong sabe de los límites de la vida. “El camino empieza con mis huellas, pero no se detendrá cuando yo lo haga” reflexiona en uno de sus poemas. Su poesía está integrada a la tradición de la poesía china en lo que se refiere a la búsqueda de armonía entre el hombre y la naturaleza. Es en esa búsqueda donde nace el entendimiento de los secretos de la existencia y de los caminos a seguir para gozarla a plenitud. Una búsqueda que parte de la comprensión del propio cuerpo, de su funcionamiento y manifestaciones. De ahí también nacen las explicaciones acerca del origen del mundo y del lugar que ocupa el hombre en él. Los poemas de Zhao Lihong nos dicen que el sentido último de todo está en la naturaleza y en la relación que establecemos con ella. El agua, la luz, el viento, el aire que se respira, la tierra que entrega sus frutos nos habla de un equilibrio al que hay que integrarse para alcanzar la felicidad tan anhelada en éste y otros tiempos. Lo que le rodea, aún en sus formas más elaboradas, remite a la naturaleza: la silla que ocupa el poeta, sus alimentos, la luz que lo guía en medio de la noche. “Mi corazón -nos dice-, se nutre con el verde que lo abriga hasta que es un ave libre que aletea, abre el pico para cantar y vuela lejos hacia las míticas montañas”.
La poesía de Zhao Lihong nos enseña acerca del pasado y nos permite entender el presente en que vivimos: la velocidad de sus días, la modernidad, la comprensión entre quienes recorren un mismo camino. Su poesía nos habla de la belleza y del paso del tiempo; de las cosas verdaderamente esenciales en el desafío de ocupar un lugar en el mundo. Enrique Salinas, uno de los prologuistas del libro “Aflicciones” señala que Zhao Lihong es un poeta leído y respetado en su país. Un poeta que camina de la mano de la tradición poética, pero que al mismo tiempo es capaz de dialogar con la poesía innovadora de muchos de los poetas de su generación. Su poesía, agregamos, es una constante reflexión acerca de la vida y sus manifestaciones; reflexión profunda y bella al mismo tiempo. Por lo mismo, será un valioso hallazgo para quienes se internen en las páginas de su libro que ahora está al alcance de los lectores chilenos.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…