Cinefilando (o hilando cine y literatura)

Por Sonia Cienfuegos B.

 

Pretencioso sería de mi parte analizar en profundidad la película “Días de Campo” del cineasta chileno Raúl Ruiz luego de una sola sesión – sin popcorn ni coca cola – en la sala 4 del cine Hoyts La Reina.

“Lo que pasa es que no tenemos talento” comienza el poema de Gonzalo Rojas dedicado a Rimbaud; del que me aprovecho para agregar “y no tenemos talante”.

Este gran director y guionista lleva al espectador por armadurías y desarmadurías de conceptos, apreciaciones estéticas, encasillamientos, discriminación etaria, belleza en el uso del lenguaje, silencios, tiempos reales y lo hace navegar por un río de incongruencias que apoyan, en definitiva, su peculiar escritura y/o adaptación del libro “Días de Campo” del escritor chileno Federico Gana.

Las inconsistencias de las vidas de los personajes del film: dueños de fundo atípicos, fusilados que aparecen a cada rato, madre que recibe cartas de su hijo lejano que ella misma hace escribir a un tercero, misma madre que finge agonizar para que se conozca este secreto. Escritor que dialoga consigo mismo en distintas edades, muertos que hablan – entre éstos Gana – y finalmente, el cuasi monólogo del dueño de fundo y comprador de animales a D. Federico Gana, tras del cual se asoma una llave que lo llevará a unir dos trozos de una fotografía -que aparentemente es el encuentro, el reencuentro o la recuperación de una sola imagen donde caben dos figuras -.

Por estos días de campo, no leo esta tarde un cuentito como me dice un compañero de taller. Me inclino por cuentear este “producto cinematográfico” filmado en Chile, basado en un autor chileno, con imágenes que recrean épocas de un Chile oligárquico que, por distante en el tiempo, es tan real como los pasos de los personajes que caminan minutos reales, tan irreal como la gota que va transformándose en un círculo de belleza y colorido después de terminada la copiosa lluvia y que luego devendrá en una gotera intermitente e incontrolable al interior de la casona solariega.

Acerca de las imágenes, del movimiento de las cámaras, de los espejos, del uso de la teatrealidad cinematográfica como una suerte de ajedrez humano, de la música, de las excelentes actuaciones, no ahondaré.

Me inclino por coger la síntesis de Ruiz, a quien la distancia geográfica con Chile tal vez le sea beneficiosa, en cuanto al tratamiento cariñoso con que impregna o contamina a sus personajes, imaginando que tal vez nos lo haga creer; las actitudes; acciones; omisiones, transgresiones de la mayoría de éstos en boca de quienes pone un lenguaje divertido, exento de palabras rudas a no ser uno que otro ¡carajo!

Celebro que el personaje principal de la trama sea un escritor y una novela inconclusa, su sustentación.  Apoyo mi celebración en las continuas alusiones al encasillamiento de la escritura del que da cuenta el personaje principal: ¿imaginista, criollista, runrunista?; en la imaginación: Gana conversa consigo mismo en distintas épocas o edades de su vida; diálogos con el escritor criollista Luis Durán, interpretado por Poli Délano. Celebro también la conjunción de tanta bella imagen, elementos, guiños, desacralización de iconos y exaltación mitológica o de mitos chilenos eternos que Ruiz conoce tan bien y que, en definitiva, están y estarán presentes, mal que nos pese, en nuestro imaginario colectivo y en nuestra forma de escribir o, como decíamos antaño, de apearse de la locomoción colectiva. Mitos sin los cuales Chile no sería Capitanía General del Reyno de España, con los aciertos y desaciertos que han ido conformando su personalidad, una provincia al sur del mundo, milagrero del Confín del Planeta, Oceánico del Sur.

No afirmo que la película nos resuma, ni que asuma completamente nuestra identidad. Pero de que ayuda, ayuda bastante. Es cuestión de catalejo solamente, camaradas lectoras y lectores.

No es mi intención ni el de mi cuento buscar un mensaje en “Días de Campo”. como el personaje sin nombre que va al Teatro La Comedia a ver “Sueños de la Memoria”. Proseguiré en el intento por romper a cada rato – en la medida de lo imposible – con los prejuicios que me impidan preguntar y preguntarme tantas veces como vuelen las gaviotas sobre el Mapocho ¿y por qué no?

Recomendaciones de la chef:

1)    Cine: “Días de Campo”. Director: Raúl Ruiz. 2005

2)    Literatura: “Federico Gana”. Autor: Federico Gana nieto. Editorial: Puerto de Palos, 2005.