Por Max Valdés
Esta obra trata de la historia de tres hermanas: Bea, Ana y Yoli, quienes se reúnen el día del aniversario de la muerte de la madre. Reavivadas por el vino y la comida (que van dando cuenta de la condición de anoréxica y bulimia de dos de ellas) nos enteramos de ésta y otras tragedias en la escena familiar.
Destaca la dramaturgia de mujeres cuyos temas son la intimidad familiar y los conflictos pasado- presente, o bien, la rivalidad ancestral entre las tres hermanas.
Hay una imagen victimizada de la madre y una visión negativa del padre quién –no se dice, pero se oculta en el texto- habría tenido una relación incestuosa con una de ellas.
Por tanto, el cuerpo aparece como signo: Cuerpo y alimento- comida-obsesión permanente. Relaciones de amor-odio que dan cuenta de aspectos psíquicos profundos, de grandes heridas en el alma de las tres mujeres.
La sexualidad está planteada como un fracaso en las tres: carencia- exceso- calidad – cantidad. Se cuestionan las prácticas femeninas y los cánones de la belleza. Aparecen los referentes de siempre: Marilyn Monroe y Sofía Loren.
El proyecto original de salir a comer como parte del recordatorio de la madre se convierte en una horrible frustración.
El diálogo es altamente provocador, violento, de una virulencia y crudeza inimaginables.
El vino impulsa las palabras soeces y mal intencionadas; la conversación se teje entre un mundo cerrado, familiar, feroces experiencias íntimas compartidas, la culpabilidad como una realidad ineluctable.
Matin Van Veldhuizen, su autora, nace en 1948 en Holanda, entró al mundo del teatro como la encargada de catering para el grupo Teatro Independiente, en el que luego empezó a trabajar como actriz, directora y dramaturga. Su primer texto fue JANE, basado en la vida y obra de Jane Bowles, un verdadero descubrimiento de lenguaje, estilo y técnicas de actuación.
Cualquier parecido con la realidad sólo coincidencia.