Piedras blancasPor José Promis

«Un acierto indudable de la autora de Piedras Blancas es la forma enmarcada que ha otorgado al texto para cumplir sus propósitos narrativos…»

Han transcurrido más de cuarenta años, pero el golpe militar de 1973 se mantiene vivo en las páginas de nuestra literatura. Domina al punto que bien podría utilizarse como la divisoria entre dos períodos de la novela chilena contemporánea: antes y después del golpe. Pero considerado como tema novelesco, la dictadura militar ha desempeñado diversas funciones narrativas. Es el referente que otorga el ancoraje histórico y presta significado al relato de muchos textos; es la atmósfera que exige la índole de la ficción desarrollada en otras novelas; también puede ser el motivo subordinado indispensable para sostener el conflicto central del argumento o, en la minoría de los casos, el motivo principal de la historia. Pero sea cual sea la jerarquía que el objeto dictadura ocupe en la estructura del relato, ha sido contemplado por lo general solo desde el punto de vista de las víctimas.

El interés de María London (María Isabel Mordojovich) por la presencia del mal que el golpe militar instala en nuestra sociedad dio origen a su novela El libro de Carmen , publicada en Chile el año 2008 (un año antes en francés), donde el tema es trabajado a partir de la relación privada que se establece entre un personaje maligno y su víctima indefensa. Pero su novela Piedras Blancas -publicada recientemente con un título que alude a Tejas verdes, el relato testimonial de Hernán Valdés- persigue propósitos más ambiciosos: dar mayor amplitud al tema y observarlo con una mirada diferente. Como afirma María London en la «Nota de la autora» que cierra el volumen, su novela quiere describir el horror del mundo de la tortura desde el punto de vista de los torturadores y responder a ciertas preguntas: cómo se instaló la tortura en nuestra sociedad y cuál fue la suerte que corrieron tanto las víctimas como los victimarios después de terminado el gobierno autoritario impuesto por el golpe militar en 1973.
Un acierto indudable de la autora de Piedras Blancas es la forma enmarcada que ha otorgado al texto para cumplir sus propósitos narrativos. La historia de la tortura ocurre en dos tiempos distanciados por los años que median entre el golpe militar de 1973 y el momento en que tanto víctimas como victimarios dan testimonios de lo ocurrido en el pasado. Durante el primero, la voz narrativa observa los modos de pensar y los comportamientos de personajes responsables de la aparición del horripilante mundo de la tortura: el mayor Mario Dávila, quien la impone como medio quirúrgico para extirpar el cáncer del comunismo en la sociedad chilena, un grupo de jóvenes subtenientes y tenientes seleccionados para llevarla a la práctica y tres siniestros capitanes que deciden las distintas formas de tortura que sufrirán los opositores del régimen. A ellos se unen personajes como Olegario Poblete Aranda, Blanca, Álvaro y Floreal Torres. El primero representa a las víctimas que la tortura convierte en victimarios y los demás a quienes no traicionan a sus antiguos compañeros ni abjuran de sus ideales, pese a que son sometidos a las mismas vejaciones y al mismo sufrimiento que Olegario. En el segundo momento, la voz narrativa permite que militares, víctimas y sus familiares hablen directamente al lector. Pero la verdad profunda que el texto quiere trasmitir, el mensaje que a través de medios artísticos pretende comunicar, surge del contraste entre las estremecedoras y a veces espeluznantes situaciones de la historia de la tortura y el sarcástico discurso de Ricardo, un empresario cuyas palabras sirven como el marco que inaugura y clausura el texto de Piedras Blancas .
Aunque las imágenes que entrega Piedras Blancas no alcanzan la profundidad psicológica que su autora perseguía y quedan a nivel de estereotipos -tanto humanos como lingüísticos-, el propósito de María London de evitar que nos familiaricemos con un oscuro momento de nuestra historia merece la atención de los lectores.

En El Mercurio, Artes y Letras

María London es el seudónimo de María Isabel Mordojovich K. Nació en Punta Arenas. Vivió también en Iquique y en Santiago, donde se graduó de Ingeniero Matemático. Trabajó como profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y luego obtuvo un doctorado en Matemáticas Aplicadas en la Universidad de Grenoble, Francia, ciudad donde reside desde 1976. En Francia, ejerció su profesión de Ingeniero hasta principios del año 2015.

Ha publicado Cuatro entraron al Paraíso, Editorial Forja, Chile, 2011; El libro de Carmen, Editorial Forja, Chile, 2008; El Hilo del Medio, RiL Editores, Chile, 2001. Los mismos tres libros fueron publicados en Francia: Le rêve et la chute. Récit d’une quête d’absolu, Éditorial L’Harmattan, 2012 ; Le Livre de Carmen, Editorial Indigo & Côté-Femmes, 2007 ; Tisseuse de mémoires de la Patagonie aux Balkans, Éditorial L’Harmattan, 2003.

El Hilo del Medio es un relato autobiográfico de su búsqueda de raíces y fue presentado en Split en las jornadas Chile-Croacia de abril del 2002. El libro de Carmen, su primera novela, recibió una buena crítica de Claude Fell en Francia, lo que la llevó a presentarla en la Maison de l’Amérique Latine de Paris y a participar en el Festival Belles Latines de Lyon en el año 2007. Cuatro entraron al paraíso (2011),presentaun relato, análisis y reflexiones en torno a una experiencia interior singular.