nazis en chiloePor José Promis

1946, Nazis en Chiloé

Miguel Vera Superbi

Simplemente editores. Santiago, 2015, 96 páginas.

Novela

 

Cuando Berlín agonizaba bajo el ataque del ejército ruso durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, existía el plan de que Hitler abandonara secretamente la sitiada capital alemana para viajar al sur de nuestro país y establecerse en algún lugar próximo a la isla de Chiloé. Desde su escondite comenzaría entonces a reconstruir su imperio devastado en Europa. Una leyenda que ha seducido a muchos entusiastas de las versiones alternativas de la historia y que ha servido también de asunto para la entretenida y diligentemente construida novela breve de Miguel Vera Superbi.

A pesar de su reducida extensión, el discurso de 1946. Nazis en Chiloé adquiere la típica forma enmarcada de numerosas historias de misterio y aventuras. Tres narradores cuentan la historia. Carlos, un abogado santiaguino, sitúa su relato en el momento presente; su discurso ocupa los capítulos iniciales y finales de la novela y encierra en su interior las palabras de otros dos narradores diferentes. Uno es su tío Luis Bahamonde, un terrateniente de Chiloé que relata los capítulos centrales del texto desde un punto de habla contemporáneo con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial. El segundo discurso corresponde a un narrador innominado que relata los dos episodios fundamentales de la historia, ocurridos en meses y años posteriores a la caída de Alemania en Europa. Finalmente, una serie de cartas intercaladas dentro de los discursos de Carlos y Luis otorgan al texto su definitiva configuración en abismo. Gracias a ella, se produce en la novela un atinado juego temporal que aguijonea la curiosidad del lector por la solución de las situaciones enigmáticas que va generando el argumento.

El texto se abre con la voz de Carlos recordando los veranos en que cuando niño visitaba a su tío Luis y su tía Helga en Quellón. La historia se inicia precisamente durante su última vacación, que coincide con el fin de la guerra en Europa, y durante la cual su tío lo empuja a comprometerse con una extraña promesa. Lo que el pequeño Carlos no podía imaginarse ni siquiera remotamente era que Luis, debido a una circunstancia azarosa, había descubierto un tenebroso secreto capaz de cambiar por completo el curso de la historia occidental. El niño regresa a Santiago mientras en la isla ocurre una serie de acontecimientos aparentemente inexplicables. Transcurren los años, Carlos se convierte en abogado y forma una familia. Pero otro acontecimiento fortuito lo hace recordar la promesa incumplida; decide entonces viajar nuevamente a Chiloé para satisfacer el lejano compromiso que había adquirido en su niñez. La historia imaginada por Miguel Vera se desarrolla a partir de este episodio siguiendo los esquemas novedosos de la narrativa contemporánea de intriga y suspenso, que otorgan al personaje y al lector distintos grados de conocimiento para que cada uno llegue, por su propio camino, al descubrimiento de la verdad oculta en el relato.

La calidad de construcción del texto de 1946. Nazis en Chiloé es indudable. Pero un relato está formado además por opiniones, tanto de los narradores como de los personajes. Y aunque el lector tiende a no dar crédito a estos últimos, en su conjunto contribuyen a otorgar al texto su perspectiva, estética, ética o ideológica. Y aquí es donde el lector quizás frunza el ceño al leer que para Luis son igualmente verdaderas la explotación de los indígenas, la esclavitud de los africanos y las «joyas atesoradas por los judíos en Europa por generaciones»; que Carlos minimiza el satanismo de Hitler, comparándolo con el que atribuye a George Patton o a Harry Truman; o que el narrador de los capítulos 9 y 10 de la novela sitúe en un mismo nivel de barbarie criminal a los miembros de las SS y a los del Mossad, a quienes presenta casi como asesinos itinerantes. Después de torturar de manera brutal a un personaje inocente, varios de ellos «se fueron a cazar nazis a otro lado».

Fuente: El Mercurio

Artes y Letras, Revista de Libros, E 12

Domingo 27 de septiembre de 2015