Yo miraba a Clelia Stefans y todo era como un viento o como un río de esmeraldas encandilándome con sus verdes ojos.
Ella sólo me miraba a mí.
Clelia Stefans, de Franklin Quevedo. (Linares, 1919- Santiago, 2012). Premio Pedro de Oña en 1966 y Premio Alerce en 1964.
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Se reproduce este cuento con la autorización de Inés Valenzuela y Simplemente Editores.
Durísimo cuento. Atento a las obras de este autor valdiviano.