A partir de los anuncios recientemente realizados por Regina Rodríguez, Secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, en cuanto a la convocatoria de una “Mesa del Libro” que formulará las bases de un Plan Nacional de Lectura y una Política Nacional del Libro, no podemos sino expresar nuestro beneplácito hacia esta iniciativa.
En nuestra calidad de corporación sin fines de lucro consagrada al fomento de la lectura y la difusión literaria desde el año 2000, consideramos que este anuncio tiene una relevancia de primer orden. Chile necesita formular de manera participativa, con los diversos actores culturales, una política del libro efectiva, que vaya a romper con las barreras que separan a los ciudadanos, en especial a los jóvenes y niños, de la lectura.
Como escritores y gestores culturales tenemos mucho que aportar en el ámbito referido. Creemos que pocas personas como los escritores pueden transmitir en forma tan nítida y potente el entusiasmo por la lectura a los jóvenes. Nuestra experiencia en colegios y liceos así lo confirma.
También nos alegra el anuncio que establece la eliminación de los cofinanciamientos pecuniarios obligatorios establecidos durante el gobierno anterior. Esta obligatoriedad –así lo manifestamos en su oportunidad en carta a la anterior Secretaria Ejecutiva del Consejo del Libro y la Lectura- es lesiva para la actividad de corporaciones culturales como la nuestra, Letras de Chile, que no cuentan con patrimonio propio significativo ni con apoyos corporativos empresariales. Esta disposición –así como otras definiciones equivocadas de criterios y exigencias- nos marginó de hecho de la posibilidad de tener subsidios estatales en el gobierno de Sebastián Piñera, dejando la realización de nuestras iniciativas limitadas a las propias fuerzas e iniciativas.
Las políticas de cofinanciamiento no hacen sino delegar el poder de decidir qué actividades realizar a las empresas y a sus propietarios. Es por eso que es el estado quien debe impulsar estas iniciativas y buscar formas de financiamiento que garanticen de manera efectiva y no retórica el pluralismo y la libertad de expresión. Del mismo modo, es nuestra firme convicción que no basta con las políticas de subsidios concursables: es desde el Consejo del Libro y la Lectura que debe impulsarse una política central permanente, con financiamientos estables y programas de largo plazo, que vaya cerrando de manera sistemática las brechas en la lectura.
Respecto de las reformas anunciadas para las becas de creación literaria, manifestamos nuestro apoyo a cualquier medida que ponga foco en la valoración de la trayectoria de los autores así como en criterios centrados en la calidad de la obra.
Hacía ya bastantes años que no teníamos la oportunidad de escuchar anuncios tan claros y contundentes en torno a la política del libro, y esto nos parece auspicioso y nos transmite un entusiasmo nuevo y potente.
Diego Muñoz Valenzuela
Cualquier parecido con la realidad sólo coincidencia.