Por Álvaro Ruiz
Cecilia Palma es una poeta metafísica que hábilmente utiliza las palabras y las imágenes con la finalidad de fortalecer las ideas, recurso propio del creador que ha superado el vano afán de los sonidos por sí mismos.
Su último libro, Vuelvo de Siberia esta tarde, se aferra al misterioso sentido de la buena poesía, aquella que va al fondo de la trama existencial, con perseverancia, estilo y contenido.
Sus poemas son una búsqueda en un estadio de hilos paralelos, entre el paisaje exterior y lo que ocurre muy adentro en su observación, detallando con exquisita precisión lo que los ojos generalmente no ven:
¿A qué se viene sino a
confirmar que
la existencia es
un duelo entre la vida y la
muerte
con un solo vencedor?
la leve constancia de
lo absoluto
la definitiva perversidad de
ese conocimiento
incrustado como un diamante en
una joya invaluable
que no puedes tocar ni comprar
está fuera de tu alcance
cambiar el destino de las cosas
así la maldición de
los pasos contados
de las horas respiradas
de una lengua húmeda y un
sistema perfecto en función
al toque final la
campana detendrá su
devaneo y la música será
historia.
En otro poema nos señala que un mago bebe cirros al atardecer que no son más que altas nubes delgadas que destellan cristales de hielo en un cielo terrible y abstracto. Sus poemas se suceden con encanto, lentamente toman al lector y lo sitúan en un mundo cartesiano donde la deducción se transforma en auténtica poesía:
A qué se viene
sino a romper al tiempo
dejar mordisqueando al silencio
en una foto infantil
y atreverse a enfrentar al que está
en el espejo
a soportar las
bolsas bajo los ojos
y a sabernos carne y sexo
y células que se
mueren a cada segundo
porque en cuanto la madre
expulsa al hijo
pródigo del vientre
se está solo
solo en un mundo ajeno
sin el arrebozo necesario
nunca
y así se sigue andando
aprendiendo las lecciones
y muriendo
muriendo de a poco cada día
se viene
a conocer lo inasible
a saberse huérfano
y a aceptarse
dejar que cada cuita haga
su surco
a ver si florece el entendimiento
y nos arregla el matiz
¿Será que un día se llegue de Siberia
conociendo la sentencia de
tu estirpe?
Cecilia Palma es una poeta que tiene claro que la ignorancia es enemiga de la poesía. Este último libro suyo nos hace pensar, algo tan escaso en estos tiempos de tanta idiotez literaria y frivolidad generalizada, donde la arrogancia de los necios empaña los cristales de las viejas esferas poéticas, que son las mismas y únicas girando en el cielo, el cerebro y en el corazón, para que el hombre las comprenda en una lenta y progresiva evolución. Palma induce a replantear la observación poética, sus ojos se extienden más allá del paisaje inmediato integrándose a un tiempo remoto y perfectamente actual.
El libro está constituido por 44 poemas, dividido en dos partes, Vuelvo de Siberia esta tarde y El beso de Judas, cada parte con un epígrafe como introducción, de Enrique Lihn y Roberto Juarroz, respectivamente. Ambos versos introductorios nos da señales sobre las últimas lecturas e influencias en este poemario. Enrique Lihn, con dulce ironía afirma:
En el país de las maravillas, la pobre Alicia
no tuvo ocasión de experimentar su lógica…
A lo que Roberto Juarroz replica:
La poesía es una forma de despertar…
Bien por Cecilia Palma, quien finalmente en El beso de Judas nos plantea el ineludible tema del amor como una batalla contra el machismo, un implacable desamor que se venga de sí mismo y recupera terreno en el juicio acerca de un hombre que definidamente el ángel custodio abandonó:
Judas circula calle arriba
disimula sus pupilas heridas
tras anteojos de color negro
cansino su andar
errático
fiero el estoque de
su costilla
la hembra se
escapó hace tiempo y
dejó su huella escarbando
en el vértice
él significó un destino
tomó un huérfano y lo hizo
su amante
juró contra natura
vertió saliva enamorada
sobre una quimera
jadeó en el oído del unicornio
vendió el agua de los pueblos
ahora secretea con la muerte
y cuelga en el árbol su aliento.
***
Vuelvo de Siberia esta tarde
Ediciones El Juglar, Maryland, EE.UU, 2011.
Álvaro Ruiz
Coquimbo, Agosto de 2011.
Para adquirir el libro escribe a: palomarayen@yahoo.es
¡Bravo por el intertexto con Borges! Saludos.