Producto de un convenio recíproco de difusión de las literaturas croata  y chilena actuales entre la Sociedad de Escritores Croatas y Letras de Chile, con ocasión del viaje de Diego Muñoz Valenzuela a Zagreb en 2009, es que tenemos la oportunidad de conocer autores contemporáneos de esa nacionalidad. En esta ocasión leeremos al consagrado narrador y dramaturgo MIRO GAVRAN a través de unos fragmentos escogidos de su novela El hijo olvidado, que será publicada en Chile.  La traducción es de la profesora e investigadora Željka Lovrenčić, cuyo prolífico trabajo ha sido un motor para el acercamiento de la literatura en ambas lenguas.

EL HIJO OLVIDADO o el Ángel de Omorina

PRIMER CUADERNO

14  VI 1986

En este cuaderno voy a escribir, como me dijo la educadora Ana. Escribe todo, todo lo que pasa cada día, dijo la educadora Ana. Y yo lloraba, y ella dijo que quizás algún día nos íbamos a ver de nuevo. Y yo dije, voy a estar muy feliz si la veo otra vez, y ella dijo ahora vas a ser más feliz, estarás con tus padres y con tu hermano y hermana, serás feliz, verdad? y yo lloré mucho más, y mamá dijo ahora tenemos que irnos, dale la mano a la educadora Ana y  papá no dijo nada, sólo miraba al suelo. Y yo dije que me quedaría aquí y la educadora Ana dijo amor sabes que ya no tienes la edad y que ya no puedes quedarte aquí. Entonces oí algo, mientras escribía la frase anterior, oí algo de aquel cuarto donde están mamá y papá, oí como peleaban, pero no entendí lo que hablaban, chillaban el uno al otro de manera que no se podía entender ni un que. Y yo solo en este cuarto, antes nunca estaba solo. Allá en el Hogar estábamos de a seis en cada cuarto y mamá hoy dijo, cuando llegamos, aquí está, éste es tu cuarto, ¿cierto que eres feliz?, y yo callaba, y mi hermano y hermana están en el otro cuarto, éste al lado del mío y yo estoy aquí solo y todo está tan triste, ahora tendría que dormir, porque mamá y papá dijeron buenas noches hijo mío y papá dijo hoy, cuando recién habíamos llegado del bus a la casa, papá dijo además, bienvenido a tu casa hijo y mamá le dijo ¿por qué haces discursos Mislav?, de todos modos no te entiende, o sea, dijo ella, él no lo entiende completamente. Y Mislav, soy yo. Y ahora no puedo dormir, todo está triste para mí y en este cuarto hay una cama bonita. Y mi amigo Gregorio siempre antes de dormir croaba como una rana y eso fue así, en realidad todos nos reíamos. Y Zdravko diría tú no puedes croar más fuerte y entonces Gregorio croaba más y más y entonces nosotros nos reíamos en la oscuridad, porque la luz no debía estar encendida después de que la educadora de turno dijiese tápense todos  y buenas noches.

Y en el bus hoy una mujer grande vomitaba y mamá dijo quién vio comer huevos duros antes de viajar y papá dijo cállate alguien te va a oír. Y los árboles en el camino todos así zum, zum y el bus iba cada vez más rápido y cuando paramos, yo fui a hacer pipí y papá se fue allá donde se tomaba el café y otras cosas y mamá dijo yo quiero un jugo. Entonces viajamos otra vez y papá me miró a mí y me sonrió así que yo a él también y mamá miraba todo así, al vacío y callaba, así que papá le preguntó ¿por qué  callas de una manera tan clara? y ella no le respondió, entonces luego de dos vueltas papá dijo qué te pasa y mamá dijo ahora todo será diferente y papá dijo dónde y mamá dijo en nuestro pueblo, en nuestra casa. Yo sólo escuchaba. Papá dijo él es nuestro hijo y él tiene que vivir con nosotros. Y  mamá dijo será más difícil para él y para nosotros y papá dijo algo que he olvidado y mamá dijo en pueblo se sorprenderán cuando lo vean y papá dijo piensas en nosotros o en él y mamá gritaba furiosamente pienso en el resto de nuestros hijos pienso en Dubravka y en Nicolás, pienso qué pasará con su vida ahora y entonces me miraron a mí y papá dijo no vamos a hablar más de eso y callaron y yo miraba como los árboles hacían zum zum cuando el bus iba más rápido.                      

Cuando el bus llegó a Nueva Gradiška (n. de t.: ciudad en Eslavonia, región que forma la parte de la Croacia oriental)  entonces salimos de él y entramos a algún otro autobus con asientos corrientes y mamá dijo un poco más y estaremos en nuestra Omorina. Y cuando el cobrador dijo su boleto por favor, mamá y papá dijeron aquí lo tiene; gracias; y mi mano al bolsillo y en el bolsillo nada y el cobrador dice su boleto, joven, por favor, su boleto y mis manos por los bolsillos y mamá dice pues muestra de una vez ese boleto y yo digo ya no está en mi bolsillo y el cobrador dijo entonces paguen y todos nos miraban y mamá dijo ‘por qué no cuidaste de tu boleto? y yo vi como aquella gente y no sólo a mí sino a todos nosotros nos miraban,  empecé a llorar y papá sacó la plata, en realidad primero sacó la billetera de aquel bolsillo que está escondido de la parte de adentro del abrigo. Y entonces una mujer que estaba adelante, cerca del chofer, en verdad miró hacia nosotros y se acercó y dijo hola a mi papá y a mi mamá y luego dijo a mi mamá y ¿qué ya vuelven de Zagreb? y mamá dijo que sí, fuimos sólo por nuestro hijo. 

Y esa mujer dijo ¿Nicolás estuvo en Zagreb? y mamá dijo no Nicolás sino Mislav, él es nuestro hijo mayor y esa mujer me miró con ojos así de grandes y se ofuscó toda y dice estás bromeando y papá dice él es nuestro hijo Mislav y la mujer me da la mano y papá dice hijo dale la mano a la tía. Y aquella mujer estaba toda pálida cuando vio que yo no sabía qué hacer, porque cuando tomé su mano, la retuve un poco más y esa mujer dijo: no sabía que tenían otro hijo. A mamá se le puso la cara roja, la mujer miró a papá y a él le temblaban los labios así, como si cada rato pronunciara algo, pero no lograra decir nada.

Y mamá y papá miraban al lado, como si tuvieran miedo de que sus ojos encontraran los ojos de esa mujer. Y así, todos estuvieron inmóviles a largo, hasta que esa mujer no dijo su hijo… pero, no continuó la frase porque parece que no sabía que decir hasta el final y entonces mamá dijo nuestro hijo estaba en una escuela en Zagreb y esa mujer dijo ah, así. Y entonces todos callamos nuevamente hasta que no apareció ese pueblo de mis padres que se llama Omorina y salimos nosotros tres y esa mujer y dos personas más y mientras íbamos de la estación papá y mamá dijeron a alguna gente buenos días y hola y éstos a ellos también, todos me miraban a mí y sentía como me pica esta camisa nueva que me trajeron y observé este pueblo y como pasan pocos automóviles, igual pasó una carreta tirada por dos caballos como de película, también ese hombre sentado en la carreta saludó a mi papá.

Cuando entramos al patio, y en la puerta de la casa él y ella, y dice la mamá: Mislav éste es tu hermano Nicolás y ésta es tu hermana Dubravka. Entonces ellos me miraban a mí así, y yo a ellos también y sentía que para ellos era feo mirarme y me sentí incómodo, pensé ahora voy a empezar a llorar, pero no lo hice.

Mamá dijo denle la mano al hermano y primero Dubravka me dio la mano y luego Nicolás me dio la mano. Papá dijo que Nicolás tenía quince años y Dubravka tiene diecisiete años y yo dije a mí la educadora Ana me ha dicho que yo tengo veinte años y mamá dijo sí, Mislav, tú tienes veinte años y tú ya eres muy grande, pero escucharás a tus padres si quieres que – y todo así de esa manera hablaba mi mamá.

Entonces me dejaron que me lavara las manos y la cara y el patio me mostraron, y la casa me mostraron, y descansé un poco sentado en aquella habitación más grande que es la primera cuando se entra y mi mamá dijo hoy tu hermana Dubravka preparó el almuerzo, Mislav ahora vamos a almorzar y el hermano dijo recogí guindas y cerezas para comer después de almuerzo, papá dijo las recogiste para tu hermano Mislav, ¿verdad? Y mi hermano Nicolás no contestó nada. Entonces empezamos a almorzar y papá dijo que día caliente hoy. Yo tenía mucha hambre a causa del viaje y empecé a comer, comía rápido y entonces paré, sentí que me miraban. Dubravka y Nicolás me miraban tan raro y mamá y papá también, todos callaban y yo ya no pude comer, me acordé de la educadora Ana que ahora está lejos y de Gregorio me acordé y de Zdravko, empecé a llorar, ellos nunca me miraban así como ésos y en vano mi papá insistía que comiera, ni él mismo podía comer y mamá dijo tú tienes que comer si deseas ser un muchacho verdadero.

Después estaba sentado en el banco bajo el árbol de nuez, porque sólo allá no hacía calor y mi papá estaba sentado al lado mío y cuando llegó la noche, papá dijo que ahora teníamos que irnos a casa, ahora es  tiempo para la cena y para dormir.

15 VI 1986

 Hoy era domingo, quiero decir que todavía es domingo, sólo que ya es de noche y todos ya se acostaron. Y en la mañana cuando me desperté, papá y mamá ya se habían despertado y papá dijo que nada le caía mejor que el domingo por la mañana y mamá dijo para mí todos los días son iguales. Y entonces a esta habitación principal entró Dubravka y dijo buenos días y mamá dijo lo mismo y dijo Mislav, hijo, dile a tu hermana buenos días y yo le dije buenos días y Dubravka no dijo nada. Entonces se habló  algo  que yo he olvidado y entonces papá dijo hoy voy a mostrarle el pueblo a Mislav y mamá dijo quizás esto no sea bueno y papá dijo ¿por qué no lo va a ser? Mamá dijo no hoy  aún, quizás es mejor que los primeros días esté en casa. Papá miró a mamá a los ojos y su mirada bajó al suelo. Papá dijo Mislav tiene que ver el pueblo en el cual va a vivir y mamá dijo quizás tienes razón, ahora en realidad no hay paso atrás.

Después del desayuno papá dijo vámonos Mislav y yo le dije a dónde y papá dijo a visitar el pueblo. Y entonces mi mamá de nuevo me dió aquella camisa que me habían regalado ayer, esa camisa todavía me ardía, en realidad me picaba un poco, quizás así tiene que ser, camisa nueva.

Íbamos por la calle y mi papá dijo helo, éste es el correo y eso era una casa grande con un techo raro. Ves, ésta es la tienda y aquí compramos y después dijo ésta es la iglesia, ésta es nuestra iglesia católica, sabes  mamá y yo somos católicos y tu hermana y tu hermano. Y ¿qué es eso católico, pregunté yo y papá dijo que es la gente que cree en Dios y va a la misma iglesia y yo pregunté a papá si yo era católico, y papá dijo sí, lo eres hijo, tú también fuiste bautizado cuando naciste. Papá dijo: naciste en  otro pueblo y allá viviste cinco años  y entonces te llevamos a Zagreb, después de esto nosotros nos trasladamos aquí. ¿Tú no te acuerdas de tu pueblo natal, Mislav? No me acuerdo, papá, sólo me acuerdo de Zagreb. Papá entonces no dijo nada pero sus cejas eran diferentes y los ojos también. Luego encontramos un hombre y dijo a papá buena mañana José, y papá dijo no es exactamente de mañana, ya son las once y él dijo en el domingo las once son la mañana. Entonces papá dijo quiero presentarte a mi hijo Mislav. Y el hombre dijo ohó, no sabía que tenías otro hijo más y me dio la mano y yo tomé la suya, él dijo su nombre y yo dije mi nombre porque así hay que hacer cuando alguien nos da la mano. ¿Viniste a visitar a tú padre; me preguntó el hombre y papá respondió en vez de mí, no, él va a vivir con nostros. ¿Y cuál es su profesión o estudia?, me preguntó él nuevamente a mí, y papá dijo terminó el oficio de carpintería. Entonces empezó el silencio y ese miraba un momento a mí, un momento a papá y dijo bien; paseen no más, no les voy a molestar, y  se fue de prisa al otro lado y  papá respiró profundamente como si hubiera llevado algo pesado o hubiera corrido cuesta arriba. Entonces  papá dijo helo aquí, éste es el campo de juego del pueblo, y allá unos muchachos habían hecho esas líneas blancas para el futbol, y en esas de unas latas tiraban un polvo, y en esas unas líneas blancas detrás de ellas,  entonces encontramos a otro hombre y se saludó con  papá, y papá también le dijo a él  éste es mi hijo y el hombre dijo seguramente del primer matrimonio y papá dijo del primero y único y el hombre dijo espera un poco; quieres decir que el joven es hijo tuyo y de Neda, papá dijo que sí y el hombre dijo estás bromeando y papá dijo no estoy bromeando y el hombre dijo y cómo no le he visto antes y papá dijo el muchacho vivió en Zagreb y el hombre dijo pero nunca hablaste de que tenías un hijo más; ni Neda tampoco lo decía y  papá no contestó nada, pero se notó que se sentía incómodo y que no sabía que decir. Aquel hombre tenía la cara extraña y los ojos grandes, y miraba un poco a mí y un poco a papá, y papá miró al lado y a mí tampoco me gustaba que aquel hombre me mirara de esta manera.

Aquel hombre dijo: José, no entiendo nada y papá dijo el muchacho iba a la escuela en Zagreb y el hombre dijo entonces por qué no venía a casa y papá dijo son esas escuelas y el hombre me miró a mí y como que algo se le aclaró, y suspiró: ah, así. Luego él y papá se saludaron, y nuevamente estuve en la calle con mi papá. Y entonces en la lejanía se veía otro hombre que se nos acercaba y papá en esas me pregunta: quieres que vayamos un poco al bosque y yo dije bueno y nos desvíamos en seguida de la carretera a un camino estrecho y cuando entramos al bosque, me pareció que a mi papá le gustaba más estar aquí conmigo, más que allá en la careterra en el pueblo donde tiene que hablar con la gente que ocasionalmente encuentra.

En el bosque hubo menos calor, sólo esas ramas son incómodas y hasta pegan por la cara aunque papá todo el tiempo decía cuidado. Y caminamos mucho por este bosque, y  papá sólo habló cuando había pasado mucho tiempo en silencio y yo contestaba a sus preguntas. Luego de nuevo llegamos ahí a donde habíamos entrado al bosque y yo estaba muy sorprendido porque pensaba que íbamos derecho, no me fue claro como estamos otra vez en el mismo lugar, tiene que ser que este bosque dio completamente la vuelta en mi cabeza y papá dijo que circulábamos, y pronto de nuevo estuvimos en aquella carretera en nuestro pueblo y aquí  papá me preguntó si me gustaba nuestro pueblo y yo dije que no y papá preguntó por qué, yo dije para mí Zagreb es cien veces más bonito y tiene más gente que va de aquí para allá, y papá dijo: y  tu pueblo te gustará.

Y cuando hoy estaba sentado al lado del pozo, mi hermano Nicolás en el patio le pegaba a la pelota, entonces llegaron dos amigos suyos y ellos juntos le pegaban a la pelota y siempre se reían de algo, ellos eran de la misma edad que mi hermano, al- rededor de quince años y uno de ellos me dijo, ¿quieres tú también jugar con nosotros? y mi hermano dijo a él no le gusta futbol y yo dije a mí me gusta futbol; Nicolás de nuevo dijo Mislav a tí no te gusta futbol; y eso no es verdad y yo dije de nuevo a mí sí que me gusta el futbol. Entonces aquel joven dijo porqué él no va a jugar también y Nicolás dijo yo no quiero que él juege con nosotros y el joven  le dijo a Nicolás por favor, no te hagas el tonto y entonces me mandó la pelota a mí, pero el estúpido pie falló y todos empezaron a reírse. Y yo no sé qué me pasó que fallé, porque siempre jugaba bien el futbol. Y entonces uno dijo lo hiciste muy bien como en las comedias americanas y yo de nuevo me senté al lado del pozo y volteé la cabeza al otro lado para no escucharlos mientras se reían, pero les oía como si los viera y mi hermano Nicolás dijo él no tuvo la intención de fallar y el otro dijo bromeas y Nicolás dijo que no. Entonces aquel otro dijo él es tu primo y Nicolás dijo él es mi hermano, hermano de verdad y el otro dijo bromeas, no tenía idea de que tenías un hermano y Nicolás dijo ni yo tenía idea hasta hace una semana, recién hace una semana mis viejos me dijeron a mí y a mi hermana que teníamos un hermano. Bueno, preséntanos a tu hermano dijo uno de ellos y Nicolás dijo para que los voy a presentar, saben, él es un poco chiflado, los médicos dicen que es como un niño de diez años. Significa que es retardado, dijo aquél. Así se dice de ellos, dijo Nicolás. Y no pasó mucho tiempo y los dos muchachos dijeron que tenían que irse a casa y Nicolás dijo acaban de llegar, ¿por qué se van?, es domingo, tenemos tiempo, pero ellos se fueron, y a Nicolás le dio pesar porque no se quedaron. Entonces Nicolás me miró así raro y entró a la casa y yo me quedé mucho tiempo junto al  pozo.

Sí que es triste en esta casa, y si no fuera por este cuaderno que me ha dado la educadora Ana, no tengo idea qué haría así de noche cuando me dicen Mislav buenas noches y duerme bien. Me gustaría tanto que mi educadora Ana se encontrara aquí, porque a mí siempre me gustó mirarla a ella y cuando ella está junto a mí, yo siempre tengo algo así bonito en el pecho, y una ternura corre por mi cuerpo y en verdad estoy feliz cuando la veo y ahora la educadora Ana no está y a mí me gustaría tanto que estuviera aquí y ella no está y no está. Y con el Gregorio siempre me sentía bien ordenando aquellas fichas; así, cuando una entra en la otra, de alguna manera todo encaja, y jugamos hasta que ya. Y ahora en esta habitación todo es tan vacío y no hay nadie más que yo, yo en realidad duermo solo en esta habitación y ahora ya no tengo ganas de escribir esto, ahora yo dejaré de escribir y me voy a dormir un poco o sólo acostarme así no más y esto también es bonito.     

 16 VI 1986

 Cuando hoy papá se fue a trabajar y esto pasó cuando yo dormía, la mamá dijo  yo ahora estudiaré contigo todo así como que tu fueras a la escuela y yo dije ¿por qué? si ahora está terminado con la escuela y la mamá dijo tu todavía tienes que aprender muchas cosas. Y yo no tenía ganas de hacer esto así que dije Dubravka y Nicolás también van a estudiar? y la mamá dijo que ellos no van a estudiar, ellos desde el viernes estan de vacaciones y yo dije que mi escuela también terminó el viernes y a  mí la educadora Ana dijo el viernes, Mislav, éste es el último día de escuela en tu vida y la mamá dijo, cuando yo le dije esto, ella dijo quizá que se terminó con la escuela, pero empieza tu verdadera enseñanza, yo te voy a enseñar muchas cosas que tus profesores y tus maestros, o lo que ya son, no te han enseñado y dejaron pasar enseñarte muchas cosas. Y entonces mi mamá empezó a enseñarme de algún libro sobre los anímales domésticos y sobre aquellos que viven en el bosque y las fieras son las más peligrosas. Y esto era interesante y sobre esto yo sabía muchas cosas desde antes. Entonces la mamá me enseñaba de algún libro grasoso en el cual hubo escrito LA CONQUSITA DEL UNIVERSO y aquí estaba escrito cuando la primera nave espacial voló al espacio y la mamá dijo, sólo dale vuelta de estas últimas páginas y aquí tienes la explicación qué significa cada término y allá en realidad estaba escrito que es el universo, sólo que yo no puedo ahora contarlo así no más. Y mi mamá me enseñó quienes fueron la primera gente que subieron a la luna, y todo como fue todo esto. Después de esto la mamá me enseñaba de algún libro donde está escrito BUENA EDUCACIÓN – BUEN COMPORTAMIENTO y en este libro esta todo; delante de quien hay que levantarse y por qué, quien se sienta adelante en el coche y quien detrás y como se escriben las cartas y como tiene que ser el telegrama para un hombre que murió. Y entonces la mamá cogió un libro amarillo en el que estaba escrito: MATEMÁTICA y entonces yo me entumecí porque para mí eso con números no está claro. Y entonces la mamá me interrogaba cuánto es cuando de algo restas algo y cuánto es si a algo agregas algo y aquí apenas supe algo y entonces la mamá me obligó a pensar y que luego diga cuánto es si algún número multiplico por algún otro número,  entonces cuánto es si este mismo número divido con algún otro número y yo no sabía contestarle nada sobre esto y la mamá sólo volteaba la cabeza y decía Dios mío, Dios querido, ellos no te enseñaron nada de matemáticas, pero, no importa, yo te la voy a enseñar, verán todos, yo voy a demostrar a todos que tú puedes mucho más, que tú sabes mucho más, sólo hay que trabajar bien contigo. Y entonces mamá de aquel libro amarillo en el cual está escrito MATEMÁTICA me dio algunas tareas y me obligó a que estudiara y que a ella le repitiera algunos resultados y como para mí todo esto era inútil y quién lo recordaría, ella estaba cada vez más enojada conmigo y decía, tienes que concentrarte, solo tienes que querer aprender algo y yo dije que para mí sería más bonito estudiar aquello sobre los animales domésticos y salvajes y la mamá dijo ahora primero tenemos que hacer estas operaciones básicas de matemáticas y la clase de ciencias naturales y la sociedad está terminada. Y de nuevo la mamá, y otra vez me obligaba a repetir todos esos resultados y cuando una vez de nuevo me equivoqué en algo, ella  gritó: cómo no te es claro esto y yo empecé a llorar. Entonces ella dijo no llores y tranquilízate y entonces cuando yo deje de llorar, ella quiso que de nuevo escribiera algo del libro amarillo al papel y yo de nuevo empecé a llorar y ella dijo bueno ya hoy no vamos a practicar más matemática, ahora te leeré un cuento y entonces ella tomó algún otro libro y me leyó un cuento sobre algunos dos hermanos y aquí ellos ponen una vieja en un saco y la echan al arroyo, y todo así, algún cuento raro y cuando la mamá leyó el cuento, entonces ella me ha dicho a mí anda, tú ahora cuéntame este cuento con tus palabras en breve y entonces yo empecé y la mamá hablaba cada rato ahora saltaste algo y yo así me acordaba, volvía y decía. Y así yo hoy toda la mañana por la mañana estudiaba con la mamá y cuando la mamá dijo se acabó por hoy, yo ya estaba muy cansado y muy feliz porque se acabó.

Y esta mañana, cuando recién desperté, de repente yo estoy despertando y de repente me viene en mente pues yo ya no estoy en Zagreb, estoy en el pueblo, aquí donde mis padres y de repente me da pesar que estoy tan lejos de Zagreb y que no puedo viajar en tranvías y yo disfrutaba en verdad con Gregorio y Zdravko cuando viajábamos en tranvía por Zagreb y esto en verdad es muy bonito. Y me gustaba ir con Gregorio, Zdravko no quiso, me gustaba ir a la estación a mirar los trenes como vienen y se van, y cuando de repente se llena de muchos pasajeros y de repente casi nada y entonces de nuevo muchos de ellos con bolsas y bolsones y solían también estar sin ellos. Y en Zagreb es tan bonito cuando no llueve y cuando por la calle va mucha gente y se escucha que todos hablan algo, pero no puedes comprender que y entonces sólo paseas así no más y el tiempo es lindo y en realidad todo es lindo y nadie te hace caso y estás feliz o sea, yo, si yo paseo. Y entonces, así, cuando yo esta mañana pensé esto despertando, de repente me dio mucha pena porque no estoy en Zagreb y tengo deseo de cerrar mis ojos y dormir y cuando los abra que despierte en aquel hogar en Zagreb donde estuve con mis amigos, pero entonces en mi pieza entra mi hermano Nicolás y dice vamos levántate, el desayuno está ya en la mesa y yo no pude dormir más.

Cuando el papá vino de su trabajo de Nueva Gradiška a casa, entonces todos procedimos a desyerbar el maíz. Hasta a mí me llevaron con ellos. La mamá justo preguntaba a José si Mislav se queda a cuidar la casa o que vaya con nostros al campo y el papá dijo pero, claro, con nostros. Entonces nosotros partimos al campo, y al campo se va así que del patio detrás de nuestra casa a través de la pequeña puerta que chirrea entras al huerto y del huerto al vergel, y entonces del vergel entras allá donde crece el maíz. Y todos teníamos un azadón en la mamo y entonces el papá, la mamá, Dubravka y Nicolás se pararon en el comienzo de una fila y el papá dijo Mislav, tú por el momento mira no más como nosotros lo hacemos y después también te vamos a enseñar a tí y entonces ellos empezaron a golpear por la tierra alrededor de cada tallo de maíz y con las manos sabían sacar aquellas hierbas pegadas al tallo y entonces con el azadón así alrededor del tallo amontonar la tierra y así alrededor de cada maíz y la fila  larga, larga y sólo se escucha como la azada golpea la tierra y nadie, nadie, hablaba mucho, apenas alguna palabra. Cuando ellos al cabo llegaron hasta el final de su fila, entonces dieron vuelta y de nuevo se pararon al comienzo de nuevas filas. Entonces el papá dijo Mislav, mírame ahora a mí, mira como voy ahora a limpiar este maíz, lo mejor es tener la azada puesta de esta manera, entonces alrededor del maíz pegar así, no es necesario demasiado profundo, esta hierba tengo que sacarla con la mano porque se encuentra demasiado cerca del tallo, mira no más, ahora tú Mislav, trata y tú de desyerbar, y yo entonces tomé la azada y  me paré al cominezo de una fila y empecé a golpear por la tierra alrededor de maíz de aquella manera y justo cuando quise acercar un poco de tierra al tallo, golpeé mal y corté el maíz. Mi hermano dijo esto no es para él, mi hermana dijo en Zagreb no pudo aprender a desyerbar maíz, la mamá dijo es mejor que sólo paseé y el papá dijo Mislav tú hazlo despacio, si cortas algúno, no importa. Pero, una vez más me dijo: mira, Mislav ahora yo voy a trabajar despacito alrededor de estos dos maíces, así despacio, sólo mira, así, tú tampoco necesitas hacerlo más rápido. Y entonces seguí desyerbando los maíces y el azadón al comienzo es tan incómodo cogerlo si no estás acustumbrado y en el comienzo de esta fila, sin quererlo, corté o casi corté cada segundo maíz, y ya mamá dijo mejor deja esto, pero yo dije a mí me gusta este juego y continué trabajando con ellos y partí cada vez menos maíces y lo hacía cada vez mejor. Y cuando llegué al final de esta fila y cuando de nuevo nos dimos vuelta y nos paramos al comienzo de una nueva fila y seguimos de nuevo desyerbando, yo casi ya no le pegaba con el azadón a los tallos y el papá dijo bravo Mislav, nunca he visto que alguien tan rápido como tú has aprendido a limpiar el maiz y a mí esto me dio mucho gusto. Entonces la mamá gritó a Nicolás por qué cortaste tantos maíces, ten un poco de cuidado o trabajas como debes o no trabajes. Y Nicolás dijo: ¿por qué me gritas a mí?, ves que Mislav ha destruido la mitad del maiz y a él no le dices nada. Cuando lleguemos al final de esta fila, entonces hicimos una pequeña pausa y nos sentamos en el vergel en la sombra de un gran pero, bebimos agua, el papá y la mamá conversaron y todos juntos descansamos y entonces seguimos con el trabajo. Trabajamos hasta que no empezó a caer la noche y entonces partimos a casa. Mamá para la cena frió huevos y  papas y yo tenía mucha hambre y comí con apetito. Después de la cena todos llegaron a aquella pieza grande donde se encuentra la televisión y yo disfrutaba mucho mientras daban avisos comerciales porque en Zagreb lo que más me gustaba era la propaganda y cuando esta noche terminó propaganda entonces empezó algún drama y entonce me fui a mi cuarto y estuve tan solo y jugaba mucho tiempo con un carrito y entonces vino la mamá y me dijo no te olvides de lavar los pies y yo me fui al baño a lavar los pies y cuando regresé del baño, entonces de nuevo vine aquí a mi pieza y jugue con el carrito mucho, mucho y entonces se oyó como ellos en la pieza principal dejaron de mirar la tele, porque se oían sólo sus voces y lo que más se oía era como la mamá y la hermana gritan. La hermana gritaba ¿por qué lo ocultaban de nosotros todo este tiempo, por qué? Y dijo algo más y dijo nos dijeron que se ocupaban de un pariente lejano, todos estos años no sabíamos que teníamos a un hermano y que hermano – la mamá dijo eres demasiado joven para entender y la hermana dijo dentro de un año tendré dieciocho y la mamá dijo queríamos educarte a tí y a Nicolás sin esta horrible verdad, no queríamos cargarlos con su presencia y la hermana dijo esto es estupidez y ustedes dos están locos. Y la mamá dijo fue mi idea, el papá todos estos años estaba en contra , tú tenías dos años y Nicolás justo tendría que nacer, entonces hemos decidido enviar a Mislav a Zagreb y nosotros nos trasladamos a este pueblo donde nadie nos conocía. Y la hermana dijo esto es una estupidez, tú siempre fuiste así y la mamá dijo ¿tú me vas enseñar cómo hay que vivir, mocosa?, y el papá dijo algo y el hermano también, pero mi oído, aunque  apoyado a la puerta, no podía oír todo, pero mi hermana y mi mamá se oían más fácilmente porque hablaban en voz muy alta y la hermana gritaba de nuevo: tú nos debes muchas explicaciones. Y entonces después de algún tiempo se callaron y ya no oí el significado de su conversación, y cuando la puerta después se abrió y cerró varias veces,  entonces supe que todos se fueron a dormir, y entonces deje mi carrito y tomé este cuaderno para escribir lo que había pasado hoy.

Traducción del croata: Željka Lovrenčić

MIRO GAVRAN es un autor contemporáneo croata, nacido en 1961. Sus obras han sido traducidas a 32 idiomas. Sus libros han tenido 150 ediciones en el país y en el extranjero. En base de sus dramas y comedias han sido hechos más de 200 estrenos de teatro en todo el mundo y los han visto más de dos millones de personas. Ha publicado ocho novelas: EL HIJO OLVIDADO, COMO NOS QUEBRÁBAMOS LAS PIERNAS, CLARA, MARGITA O EL VIAJE A LA VIDA PASADA, JUDIT, EL BAUTISTA, PONCIO PILATES, EL ÚNICO TESTIGO DE LA BELLEZA y una selección de cuentos cortos LA PEQUEÑA GENTE INUSUAL. Gavran ha recibido más de una veintena de premios literarios y de teatro en Croacia y en el extranjero, entre los cuales se encuentra y premio TIEMPO CENTROEUROPEO que se otorga a los mejores escritores centroeuropeos por su obra, y el premio EL CİRCULO EUROPEO por la afirmación de los valores europeos en sus textos. La novela “El hijo olvidado” pronto se publicará en Chile por RIL Editores.  Ž. L.