Restituir el Premio Nacional de Literatura a los escritores

Por Virginia Vidal

La restitución de su calidad de premio anual al Premio Nacional de Literatura, junto con el reintegro de la representación de la Sociedad de Escritores de Chile en el jurado de dicho premio, demandamos los escritores al Presidente de la República y al Parlamento.

Bajo el gobierno de don Juan Antonio Ríos se promulgó la ley Nº 7.368 que creó el Premio Nacional de Literatura, con fecha 9 de noviembre de 1942 (publicada en el Diario Oficial Nº 19.414, el 20.11.42). Dicha ley llevaba las firmas del primer mandatario, de Guillermo del Pedregal, ministro del Interior, y de Benjamín Claro Velasco, ministro de Educación Pública.

Según el texto oficial, el Premio Nacional de Literatura, de ahí en adelante, sería otorgado “cada año”por una vida entera entregada al ejercicio de las letras”. Esto se cumplió y siempre hubo dos representantes de la SECh como miembros del jurado.

La Sociedad de Escritores de Chile, fundada diez años antes, en 1932, había iniciado las gestiones proponiendo un proyecto de ley ya se había conversado durante el gobierno de don Pedro Aguirre Cerda, pero su muerte lo interrumpió. Pero don Juan Antonio Ríos, su sucesor, promulgó la ley, como hemos dicho.

Hoy se otorga dicho premio dejando al margen a la Sociedad de Escritores por cuya iniciativa fue creado. Se eterniza el sistema que dejó a los escritores sin su derecho, recalcando la marginalidad a la que los aherrojó la dictadura. Hasta hoy, para conferir el Premio Nacional de Literatura, se ha estado reuniendo un jurado de catedráticos y no de escritores, a menos que lo sea el último premiado. Esta situación inclina a pensar que el sistema que impide modificar la ley  modificante de la ley fundacional del premio (no es un trabalenguas) tiende a condenar a la literatura chilena a manejos ajenos al hacer literario.

Reiteramos: este premio fue fruto de una larga aspiración de los escritores de nuestro país y la promulgación de la ley en 1942, año de su creación, corresponde a una fecha de hondo significado histórico, pues pretendía coronar con ese suceso la celebración del centenario del Movimiento Literario de 1842.

En 1842, se consolidó en Chile el primer movimiento literario de la vida republicana nacido en la tertulia de don Jacinto Chacón, donde no faltaron los intelectuales más importantes de ese tiempo: Jotabeche, Salvador Sanfuentes, y nutrido por la presencia de ilustres exiliados como el venezolano don Andrés Bello y el argentino Domingo Faustino Sarmiento.

A este movimiento se le puede atribuir el carácter de efectivo despertar de los escritores a la creación literaria, erigiéndolos al mismo tiempo en la verdadera conciencia crítica de la vida nacional, lo cual quedó demostrado cuando se incorporó don José Victorino Lastarria.

Discurso de Incorporación a una Sociedad Literaria de Santiago

En la sesión del 3 de mayo de 1842, José Victorino Lastarria pronunció su Discurso de Incorporación a una sociedad literaria de Santiago, el cual se constituyó en el acta fundacional del movimiento literario de nuestra república independiente.

De este discurso sigue vigente y suscitando la polémica el precepto:

 “La literatura debe pues dirigirse a todo un pueblo, representarlo todo entero, así como los gobiernos deben ser el resumen de todas las fuerzas sociales, la expresión de todas las necesidades, el representante de todas las superioridades: con estas condiciones sólo puede ser una literatura verdaderamente nacional”  (el subrayado es de Lastarria).

Por esto, se comprende mejor que la proximidad del centenario de la llamada generación de 1842 hubiera provocado entusiasmo en el ámbito cultural. Movidos por el espíritu impreso por Lastarria a la Sociedad Literaria de Santiago en 1842, los escritores y la entidad que los agrupaba, la Sociedad de Escritores, comenzaron a  plasmar con antelación al centenario de tan importante movimiento la iniciativa de crear el Premio Nacional de Literatura.

El poeta Jerónimo Lagos Lisboa era presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (fundada en 1932),  Cuando se promulgó la ley, ya fallecido, y sus directores: Rubén Azócar, Nicanor Parra, Manuel Rojas y Francisco Coloane. El jurado encargado de discernirlo estaba compuesto por tres miembros: el rector de la Universidad de Chile, un representante del Ministro de Educación (quien designaba a un escritor) y un representante de la Sociedad de Escritores. Con posterioridad, el jurado se aumentó a cinco miembros: el rector de la Universidad de Chile; un representante del  Ministerio de Educación; un representante de la Academia Chilena de la Lengua y dos representantes de la Sociedad de Escritores de Chile.

En 1973, no fue discernido. El ministro Mario Astorga había considerado el otorgamiento bienal, lo cual no fue rebatido por la directiva de entonces de la Sociedad de Escritores.

La junta militar le consolidó la categoría de premio bienal y eliminó la presencia de los representantes de la Sociedad de Escritores de Chile en el jurado.

Actualmente, éste es integrado por cuatro jurados: el rector de la Universidad de Chile, el último galardonado con el Premio Nacional, un académico designado por el Consejo de Rectores y un representante de la Academia de la Lengua, confiriéndosele al ministro de Educación el derecho a dirimir el empate, si lo hubiere, según las normas de discernimiento de los premios nacionales, estipuladas por la ley Nº 19.169, del 28.09.92. Como se puede advertir, los escritores poco o nada tienen que ver en la concesión de este premio creado por ellos.

 

Exclusión de mujeres y pueblos originarios

 

En el curso de los cincuenta y seis años que se ha estado confiriendo el Premio Nacional de Literatura, han sido reconocidos valores de nuestras letras que representan toda la vasta y compleja geografía: dos tercios de los premiados nacieron en  diversas localidades de todas las regiones. Por cierto, se han cometido notorias injusticias: no se concedió a Vicente Huidobro, a María Luisa Bombal, a Marta Jara, a Luis Durand, a Enrique Lihn, a Jorge Teillier. Apenas ha sido otorgado a tres mujeres, una de las cuales es Gabriela Mistral, quien  ya había recibido mucho antes el Premio Nobel. Jamás se le ha concedido a un escritor mapuche, en circunstancias que son muchos y muy importantes los poetas de ese pueblo originario, baste con mencionar a Elicura Chihuailaf, Graciela Huinao, Rosendo Huenumán, Leonel Lienlaf, todos más conocidos y apreciados fuera d en nuestras fronteras más que en el propio Chile.

Para hacer más ostentosa la deliberada marginalidad de quienes forjaron “una vida entera entregada al ejercicio de las letras”, durante el prolongado lapso de la dictadura, le fue otorgado a un historiador, a un divulgador científico, a un lingüista, a algunos que en rigor no han cultivado los géneros literarios propiamente tales.

Si se analiza la calidad y el aporte de las mujeres a las letras chilenas, se pueden considerar a varias como dignas de este premio y esperamos en adelante se las tenga en cuenta para reparar la iniquidad. Un sedicente premiado por el jurado de la dictadura  llegó al extremo de injuriar a María Luisa Bombal cuando afirmó que ella no podía ser digna de ese premio por “borracha y asesina”.

El que el Premio Nacional de Literatura se haya comenzado a otorgar bienalmente, a partir de 1974, por errónea decisión del ministro de educación Mario Astorga, con anuencia de la propia SECh,  constituye un menoscabo en el incentivo para la creación de los escritores, a la vez que una aminoración del reconocimiento nacional por una vida dedicada a la literatura.

El interés juvenil por los escritores acreedores de este premio es el mejor ejemplo educativo; los niños y jóvenes se adentran en el conocimiento de las vidas y obras de estos creadores que han exaltado los más diversos aspectos  de la aventura humana, de los vínculos entre hombres y mujeres, entre seres humanos y naturaleza, del desafío cotidiano de los hombres de este suelo por mejorar la existencia y dar vuelo y abono a los sueños.

Es de justicia restituirle al Premio Nacional de Literatura su condición de premio anual y de retornar a la SECh su derecho a tener dos representantes en el jurado como lo fue desde la promulgación de la ley.

 

 

PREMIOS NACIONALES DE LITERATURA

. 1942Augusto D’Halmar

. 1943Joaquín Edwards Bello

. 1944Mariano Latorre

. 1945Pablo Neruda

. 1946Eduardo Barrios

. 1947Samuel Lillo

. 1948Angel Cruchaga

. 1949Pedro Prado

. 1950José Santos González Vera

. 1951Gabriela Mistral

. 1952Fernando Santiván

. 1953Daniel de la Vega

. 1954Víctor Domingo Silva

. 1955Francisco Antonio Encina

. 1956Max Jara

. 1957Manuel Rojas

. 1958Diego Dublé Urrutia

. 1959Hernán Díaz Arrieta

. 1960Julio Barrenechea

. 1961Marta Brunet

. 1962Juan Guzmán Cruchaga

. 1963Benjamín Subercaseaux

. 1964Francisco Coloane

. 1965Pablo de Rokha

. 1966Juvencio Valle

. 1967Salvador Reyes Figueroa

. 1968Hernán del Solar

. 1969Nicanor Parra

. 1970Carlos Droguett

. 1971Humberto Díaz Casanueva

. 1972Edgardo Garrido

. 1974Sady Zañartu

. 1976Arturo Aldunate Phillips

. 1978Rodolfo Oroz

. 1980Roque Esteban Scarpa

. 1982Marcela Paz

. 1984Braulio Arenas

. 1986Enrique Campos Menéndez

. 1988Eduardo Anguita

. 1990José Donoso

. 1992Gonzalo Rojas

. 1994Jorge Edwards

. 1996Miguel Arteche

. 1998Alfonso Calderón

. 2000Raúl Zurita

. 2002Volodia Teitelboim

. 2004Armando Uribe

. 2006José Miguel Varas

. 2008Efraín Barquero