Por Alejandro Lavquén

Pena de vida (LOM Ediciones), es el nuevo conjunto de poemas de Óscar Hahn. Un libro donde en treinta y ocho textos demuestra su oficio y porqué es considerado uno de los poetas sobresalientes de nuestro medio.

Hahn, reflexiona sobre el mundo contemporáneo y realiza a la vez un recorrido por su ser interior: «No me quedo allá atrás/ no me alejo de mí:/ me traigo a cuestas/ Otra casa otro cielo otro tiempo/ darán lo mismo: son lo mismo/ la vida no está en otra parte/ la vida está donde uno está». La marcha del tiempo, el fastidio que a veces provoca la falta de «escape», todo se va entrelazando en estos textos. El poema «Un vacío difícil de llenar» es un ejemplo. El autor mantiene su estilo y temas recurrentes, tratados de manera que siempre se las ingenia para actualizarlos: el erotismo, la sutil ironía, se despliegan en textos como «Chocolate» y «Niño malo», respectivamente. Por otro lado, el poeta no olvida el mundo que lo rodea y lo cuestiona: «Padres blancos y rubios/ y de ojos azules/ visitan Disneylandia con sus hijos/ de rasgos árabes o asiáticos/ Bombardean Hanoi/ Bombardean Bagdad/ Bombardean Kabul/ Pero ellos son piadosos/ y adoptan a los huérfanos».

Óscar Hahn, lo cotidiano del lenguaje, ese hablar sencillo de la gente común y corriente, logra transformarlo en versos creíbles, en metáforas narrativas que se entrelazan con imaginación. Fiel a su propuesta, no tiene necesidad de acudir a las abstracciones o a la arquitectura lingüística sensacionalista, tan de moda hoy. Lo fundamental es la reflexión, lo que queda de esta vida para no dejar pasar otra. Poemas como «Parábola del triángulo» y «Mar y cielo», de gran factura, son un ejemplo de esta afirmación. Quizá una manera de sobrellevar la muerte. Esa muerte que cierra el libro, con un texto que manifiesta un dolor, y un llamado a la vez, a tomar conciencia del mundo y su devenir: «El padre de turbante/ y denso bigote negro/ con los brazos cruzados/ A la izquierda su esposa/ con abaya bordada/ y velo blanco/ Ahmad y Zainab/ los dos hijos pequeños/ tomados de la mano/ Los abuelos sentados/ en un sillón de mimbre/ Todos ellos sonriendo/ desde una foto a medio chamuscar/ hallada entre los escombros/ de su casa/ después del bombardeo».