Aunque ya cuenta con dos novelas – Una mañana de más y El ciervo herido-, el escritor chileno Max Valdés Avilés destaca ante todo como un avezado cuentista, lo que lo ha llevado a obtener premios en esta categoría. Igualmente se le ha considerado en múltiples antologías, a nivel nacional, Latinoamericano e Hispanoamericano

En Ni un rumor en la oscuridad, Valdés presenta un conjunto de relatos breves – algunos de sólo dos líneas de extensión- que se dividen entre lo llanamente fantástico y, en menor medida,  un naturalismo que parece vivencial, debido  a la claridad y simplicidad de la narración.

De todas formas el aura de lo fantástico termina dominado este volumen. Con este fin, el autor se afirma sobre dos pilares:  las paradojas del tiempo y  el manejo consciente de elementos clásicos del genero, como aquellos acertijos que encuentran explicación sólo fuera de las reglas del mundo real.

En esta mixtura de brevedad y fantasía, donde autores como Augusto Monterroso hicieron escuela y dejaron la vara muy alta, Valdés orquesta un conjunto que,  por instantes –y a pesar que ciertos ambientes que se instalan nos hacen recordar a otros cercanos cultores del género como Julio Cortázar y Edgar Allan Poe -, estos inteligentes relatos destacan por su sobriedad y ofrecen al lector la posibilidad de quedarse con algo más que un brillante desenlace.

Enmarcado en una generación nacida en la década de los 60 y que creció durante el régimen militar, Max Valdés nos demuestra y da escuela en que, de todas maneras conoce al dedillo y maneja con prolija soltura elementos ya clásicos de la literatura fantástica. Y que todavía exudan su encanto.

Fuente: Suplemento de Cultura 25.08.2007, Diario La Tercera