Poli Délano convoca, impulsa y materializa cultura, siempre

Este miércoles 29 de noviembre y con mucha puntualidad, se presentó el libro de antología “El Taller de Poli Délano”, con sus 150 páginas y 17 autoras y autores –sus discípulos- preparado por la Editorial Espora.

Se ha dicho tanto de Poli que resulta difícil encontrar algo nuevo en la web. Sin embargo, los presentadores tenían muchos recuerdos para compartir y decir “Presente” por él, una de las figuras importantes de la literatura en Chile, ¿por qué esto?

Casi bastaría con mencionar que el grupo actual de discípulos sigue trabajando en Taller, bajo la dirección de uno de sus pares, Eduardo Contreras, quien recibió tal encargo directamente del Maestro. Esto ya emociona, ¿no?

“¿Están escribiendo? Tienen que seguir escribiendo” les dijo a varios cuando lo visitaban en el hospital a modo de testamento; y lo hacen.

En la denominada “Casa Michoacán”, donde vivió Pablo Neruda con La Hormiguita allá en Lynch Norte, en la comuna de La Reina, se dio inicio con un sentido tango interpretado con guitarra por uno de los escritores del Taller, Hugo Martínez y coreado por unas 50 personas presentes. Luego, Eduardo Contreras cedió la palabra al escritor Ramón Díaz Eterovic, quién recordaba a Poli como un ‘tanguero fino’, un buen cantante del género. Con emoción señalaba cuánto se le echa de menos, las reuniones, la amistad, los numerosos viajes juntos y la hermandad en las letras.

Recuerda cuando Poli vuelve del exilio en los ochenta y de inmediato se pone al servicio del grupo de escritores que se movían entre las sombras que produjo la dictadura, como los comenzó leyendo, aconsejando y ayudando en forma efectiva. Un hombre solidario, un Maestro que les enseñó el rigor, la seriedad del oficio, el no conformarse con lo primero que saliera escrito, el aprender a oír y ver.

Todo lo que Poli veía y oía podía ser convertido mágicamente en cuento, pero un buen cuento. Con respecto al libro que comienza a navegar, dice Ramón que es un libro hecho con esa seriedad, con compromiso por dar lo mejor de sí mismo al autor, es un buen libro. Las historias bien contadas, dejar un ‘algo más’, lo esencial del cuento como tal, con humor, con representaciones de la huella de la dictadura, inevitable.

Finaliza Ramón Díaz diciendo que este es un buen grupo de escritores y que pueden seguir dando mucho más a la cultura del país.

Continua con la palabra el escritor Diego Muñoz Valenzuela, quien precisa que la relación grupal con Poli comienza entre el 83 y el 84. Recuerda a Poli con una vitalidad excepcional, una entrega a la vida en todo sentido tanto en lo narrativo como en lo cotidiano. Diego recuerda que su generación, con Ramón y otros crecieron solos, sin ningún apoyo ni referencias. Con Poli conocen a Fernando Jerez, Héctor Pinochet, entre otros escritores, las tendencias literarias de afuera de Chile (difícil conocer qué estaba pasando en Argentina, México o España en aquellos tiempos), nombres y libros que les ayudaron a situarse en el panorama literario más universal.

Debido a su gran vitalidad, era muy difícil seguir a Poli en sus numerosos viajes, ‘bien regados, por cierto’ recuerda Diego. Con una resistencia única, revive anécdotas de cuando quedaban pasados de copas en Madrid y él los hacía continuar hasta traspasar la noche o bien, se ponían a cantar La Internacional a todo pulmón en la Plaza Mayor (esto último intercaló Ramón).

Como Maestro, Poli lo fue al enseñar sin enseñar, dando ejemplos simples, no imponiendo formas ni estilos propios. Con solo un gesto sus discípulos ya sabían lo que estaba pensando al leer un trabajo o al escuchar alguna cosa.

Diego dice del libro que en él se nota su impronta, no enseñaba a ser otro Poli. Lamenta que no se mencione más a Poli en los medios. Cuando vino Mempo Giardinelli a Chile, observó lo mal que se trata al escritor, lo poco que pesa la literatura en el medio nacional. Los escritores se ganan el apodo de ‘Maestro’ en casi todos los países, menos aquí.

Lo central en la literatura es la Vida, dice Diego. Hay que leer cuentos y novelas para conocer bien la historia de una época. La frase “Escribir es un oficio” de Poli, recordada por Diego finalizó esta emotiva presentación.

Nuestro Poli está, sigue estando… quedó flotando en el aire como una necesaria consigna.