Crítica a antología “Reflejos”, Cuentos Taller La Trastiendas”, Cuentos Taller La Trastienda

Por Claudia Vila Molina

Poeta, profesora de Lenguaje de PUCV y crítico literario

La escritura de narrativa es un acto fundamental. En este no solo se deben relatar hechos que suceden e incluso a veces, no suceden grandes acontecimientos y ello también ofrece la posibilidad de construir un texto sublime, lleno de luces y sombras, de sentidos y contrasentidos que inducen al lector en la búsqueda del desentrañamiento. En este ámbito, elementos como: narrador, personajes, espacios, descripciones sicológicas y físicas son aspectos predominantes que deben ser utilizados con habilidad para que el texto final sea un aporte literario de peso. Este es el meollo del asunto, lo que equivale también al acto poético que, al fin y al cabo, no es el objeto en sí; sino cómo se articula este de manera inteligente dentro de la narración. Ello se sustenta en la combinación de los elementos, ya mencionados anteriormente, dentro de un equilibrio tan interesante que el efecto continúa resonando, de alguna medida dentro de la mente de los lectores. Asimismo, se debe considerar la utilización de los silencios dentro de la narración como un factor indispensable, que debe ser trabajado a conciencia, para que el relato no se convierta solo en un diálogo constante de personajes señalando diversas condiciones de sus existencias, sino que en esas pausas coexista un mensaje que se profundiza con el desarrollo de la lectura profunda y consciente.

En este marco se presenta la antología de cuentos “Reflejos”, realizados en el Taller La Trastienda por la poeta Alejandra Basualto. En primer lugar, se hará hincapié acerca de los aspectos generales y luego los elementos, en los cuales valdría la pena detenerse y reflexionar. A grandes rasgos, señalaré que todos estos relatos están bien logrados; aunque a nivel general, falta profundizar en los silencios y dar profundidad sicológica a los personajes plasmados. Los doce primeros cuentos apelan a retratos de nuestro Chile contemporáneo son bastante realistas. Si bien, Emilio Contreras Guzmán intenta salir de este marco con el cuento “Coloquio bajo tierra” mediante el diálogo de restos humanos que son bruscamente extraídos desde su lugar de reposo, ello trae consigo una remembranza de sus vidas pasadas. Este texto posee un ritmo acelerado en cuanto a acciones y diálogos, en contraposición con “De Chimbarongo a Santiago”, en el que se aprecia un juego mayor con los elementos que intervienen. Siendo este cuento, el que se ciñe mejor a un trabajo de coyuntura en relación con los estados del hombre. Los relatos presentados por Elba Guzmán son bastante certeros debido a una claridad de la técnica escritural, que ya se domina, aunque valdría la pena detenerse más en los silencios. Los textos “El desquite”, “El economista” y “Bájese señora terminó mi recorrido” poseen rasgos que aluden continuamente a situaciones dejadas atrás, en un continuo retorno de la nostalgia por hechos que ya se consumieron, pero que son nostálgicos en la actualidad del relato.

En relación, a los textos de Ivette Lataillade, sobresale muy bien “Y no encontré las pinzas” con una narración que privilegia el monólogo a través de la espera de un hombre que nunca llega, aquí está bien tratado el trasfondo sicológico de una mujer mayor que mira a través del deterioro, pero es capaz de seguir sobreviviendo. En el cuento “¿Será?” se observa una mayor preponderancia de lo sicológico, aunque se mueve solo por terrenos conocidos, que ya han sido tratados muchas veces, por ello le falta profundizar en la temática expuesta.

Los relatos de Lucía Marín se caracterizan por la crudeza del realismo social de personajes denigrantes de la sociedad chilena, en este ámbito el mejor texto por la sorpresa que genera en el lector es, a mi juicio, “Estación República”, ya que logra un clímax interesante en la línea mencionada. Sin embargo, se aprecia un problema en la forma en que se articula el final de los otros dos relatos; debido a que falta trabajar más el suspenso que permite conducir al lector de una forma más pausada al cierre del texto.

En segundo lugar, se hará una breve crítica literaria a los textos del taller 19:30 horas. En primer lugar, se debe señalar que Espinoza Reyes utiliza la ironía y la originalidad como un modo de acercarse al lector. Se le recomienda utilizar más profundidad sicológica en los personajes, porque corre el riesgo de crear un relato muy simplista, más cercano a la literatura adolescente, lo cual se aprecia en el texto “Hágalo usted mismo”. Sin embargo, los otros textos presentan un nivel superior en cuanto al trabajo con los símbolos universales como: la muerte, el amor, la honestidad, entre otros, elementos fácilmente reconocibles de los que se extrae una moraleja interesante.

En relación con los textos de Gonzalo Robles, se puede señalar que trabaja la realidad social de forma certera, al igual que los trasfondos sicológicos de los personajes, son aspectos bien construidos. El tratamiento del texto “El hombre ausente” es bastante definido en estilo y posee rasgos complejos que están muy bien consolidados, en el cual destaca el hermoso retrato sicológico de Agustín, el protagonista. En este sentido, está bastante bien realizado el ejercicio narrativo y se le aconseja profundizar en estos elementos y abordarlos en sus próximos escritos.

A modo de cierre, mencionaré los textos de los autores Román Cárcamo, Romo López y James Seviour. Las dos primeras escritoras utilizan de manera similar el trabajo con la realidad social, que contextualizan muy bien en la construcción de relatos interesantes que brillan debido al equilibrio de los elementos presentados. Así, por ejemplo: “Selección genética”, de Román Cárcamo, está bastante logrado con aspectos sicológicos bien manejados en la trama narrativa, “Tizón” y “El negro José” son textos apegados a la realidad social del campesinado chileno actual, en los cuales se destaca la forma de relatar experiencias que tienen al hombre y la mujer como seres fuertes que luchan contra los problemas que se les presentan. James Seviour presenta el texto “Metro a Marte” muy al estilo Ray Bradbury, este es un entretenido relato que sería bien utilizado en sesiones en enseñanza media por la cercanía con la ciencia ficción. El texto “Casa vacía” es un relato hermoso que juega muy bien con el fantasma del pasado. En este sentido, se agradece que el autor utilice este recurso dentro de la estructura narrativa; ya que ello le otorga profundidad al texto y a la vez, lo hace interesante para el lector.