DSCN0439Por Gonzalo Robles Fantini

Interesantes exposiciones y diversos puntos de vista acerca del gobierno de Salvador Allende se dieron cita en la charla El sueño de la Unidad Popular: huellas en la Historia, que forma parte del ciclo Literatura e Historia, organizado por la Corporación Letras de Chile y el Sistema de Bibliotecas Públicas de Providencia.

La actividad se realizó el martes 16 de agosto en el Café Literario Parque Balmaceda y tuvo como expositores a Fernando Jerez, escritor; Gonzalo Rovira, magíster en Literatura de la Universidad de Chile, y Omar Saavedra Santis, escritor, quienes aportaron con distintas miradas sobre el proceso político, social, económico y cultural de significó la Unidad Popular. Moderó el Doctor en Literatura Cristián Cisternas.

Comenzó las ponencias el escritor Fernando Jerez, quien explicó que basaba su exposición en la vivencia que fue la publicación de la novela El miedo es un negocio, el año 1973. El autor recordó los días inmediatamente posteriores al triunfo electoral de Salvador Allende, y el pánico financiero que se generó luego del discurso alarmante del político democratacristiano Andrés Zaldívar. Por ese entonces, Jerez trabajaba de empleado en un banco, escenario propicio para entender el fenómeno que significó para los empresarios el ascenso al poder de Allende.

Se alegró el escritor de que el gobierno de la Unidad Popular, a pocos días de llegar a La Moneda, adquiriera la mayor editorial del país, Zigzag, para dar inicio a la Editorial Quimantú, con el objeto de difundir entre el pueblo chileno las ideas que sustentaban las reformas sociales y económicas y, de esta forma, dar contenido a las políticas públicas emprendidas.

En tanto, en el banco Fernando fue testigo de la psicosis colectiva que generaron las palabras de Zaldívar: despidos masivos e irregulares, corruptos ataques a los sindicatos bancarios y, de parte de los clientes adinerados, nunca olvida una reacción de un empresario que, ante el próximo vencimiento de la letra del crédito solicitado, se tragó el documento, a vista y paciencia de todos los presentes en el lugar, para borrar todo compromiso por escrito de su deuda.

Por otra parte, Fernando Jerez relató la importancia que tuvo en su carrera el Concurso de Cuentos Baldomero Lillo, convocado por Quimantú, donde obtuvo una mención honrosa por su cuento Paula, que relataba la historia de un brigadista a favor de la UP que se enamora de una muchacha de familia ultra conservadora. El certamen demostró que la difusión de ideas progresistas, afines al gobierno socialista, no habían sido en vano entre loes escritores e intelectuales, pues los trabajos distaban mucho del refinamiento y ademanes culturales burgueses, frente a los cuales la editorial pretendía educar.

El autor recordó la escritura de El miedo es un negocio, en sus ratos libres en la jornada laboral del banco. Le llevó el manuscrito a Antonio Skármeta, quien luego de leerla la presentó de inmediato a Quimantú. La editorial publicaba clásicos de la literatura que vendía al valor de una cajetilla de cigarros, logrando una difusión cultural de tirajes de libros que fluctuaban entre los 50 mil y 80 mil ejemplares.

La novela de Jerez tuvo buena recepción por parte de la crítica: Jaime Concha escribió que ésta representaba el espíritu revolucionario de la UP. Por su parte, Salvattori Coppola aseveró que la novela fue un anticipo involuntario del mundo de los negocios del Chile de los 70 y 80, con toda la corruptela y el mercantilismo sucio y salvaje que se vivió en esos años.

DSCN0453Luego vino el turno de Gonzalo Rovira. Aclaró que, además de su magíster en Literatura en la Universidad de Chile, él basó su exposición en su experiencia de trabajo en filosofía analítica. Asimismo, desarrolló su ponencia sobre la base de un artículo, publicado en Internet, en el daba su parecer acerca de las declaraciones de Patricio Aylwin, el año 2012, cuando afirmó que Salvador Allende fue un mal político, pues llevó a su gobierno y al país al Golpe de Estado en 1973.

Rovira señaló que todo juicio político no debe ser simplista y tiene que estar debidamente ubicado en el contexto al que se refiere. Recordó, entonces, la Revolución Cubana de 1959, y todo el impacto y consecuencias en el mundo, tal como sucedió con la Revolución Rusa en 1917 y la misma Unidad Popular en Chile, el año 1970. En este sentido, explicó que todo proceso social y político se entiende por sus antecedentes, tal como en el Siglo XIII se reúnen las ideas aristotélicas, que más tarde toma la escolástica, que por cierto tiene su antecedente en la Antigua Grecia.

Refiriéndose a la izquierda como movimiento, en Chile y el mundo, citó el caso de un teórico catalán que, en un congreso, se defendió de los constantes ataques verbales afirmando que hay múltiples izquierdas, en plural, socialistas, comunistas, anarquistas, entre otras, y no todas son responsables de los mismos triunfos y crímenes. La izquierda catalana se dividió durante la Guerra Civil Española, luego de reconquistar Cataluña de manos de los franquistas, entre anarquistas (partidarios de continuar con el proceso) y la izquierda republicana (partidaria de formar una gran alianza). Otro caso: el poeta Roque Dalton fue asesinado, en la lucha revolucionaria de El Salvador, por sus propios camaradas al ser considerado revisionista.

Siguiendo con la revisión histórica, Rovira recordó los antecedentes del socialismo en Chile: el gobierno del Frente Popular, en 1938, con Pedro Aguirre Cerda. Él triunfa en las elecciones porque la derecha política se dividió, tras la matanza del Seguro Obrero Social. Hay que recordar que en esos tiempos votaba un porcentaje muy reducido de la población. Se entiende, por tanto, que la elite chilena lo dejó gobernar, pero no le entregó el poder. No fue un socialismo puro, pero fue el inicio.

En este sentido, como antecedente de la UP, la Revolución Cubana fue un aviso de la llegada del socialismo. El año 1964 triunfa el democratacristiano Eduardo Frei Montalva, con apoyo de la derecha. Su gobierno fue muy revolucionario: implementó la Reforma Agraria (cambio que Aguirre Cerda no logró realizar), pese a que muchas minorías, que hoy comienzan a tomar notoriedad, no fueron consideradas, tales como las sexuales y los mapuches.

Rovira vuelve a la figura de Salvador Allende y las declaraciones posteriores de Aylwin: Allende, a diferencia de otros casos en el mundo, no dividió a la izquierda, sino que convocó a sus facciones. Patricio Aylwin tuvo responsabilidad en el Golpe de Estado, dando pie a una dictadura militar que significó miles de chilenos muertos. Si bien él tuvo aciertos en su gobierno, con estas declaraciones del año 2012 intentó destruir y dividir a la izquierda chilena.

Haciendo una mirada panorámica, puede que no sean tantos los logros de la izquierda latinoamericana, pero al menos la chilena no ha terminado matándose a balazos entre ellos. Gonzalo Rovira sugiere que hay que repensar constantemente a la Unidad Popular y abordarla con delicadeza, y no con declaraciones irresponsables y poco serias como las del ex Presidente democratacristiano.

DSCN0469La ponencia de Omar Saavedra abordó el tema del desarrollo cultural durante la UP. El escritor señaló que sus huellas, de los escasos mil días de duración, perduran, pues fueron un caleidoscopio de influencias y expresiones culturales que no sucumbieron al mercantilismo obsceno y pragmático que se experimenta en estos tiempos.

La generación que vivió la Unidad Popular era asidua lectora de Marx, Althusser, Sartre, Che Guevara, entre otros. Esta nutrida formación se produjo por una articulación gestada por la majestuosa figura de Salvador Allende.

La situación de Chile, sin embargo, en la producción de pensamiento cultural, era de una gran orfandad en el devenir histórico, en comparación a otros países americanos. Con Allende se inicia un proceso de cultura pública y popular muy vasto, con grandes representantes de la cultura académica nacional e internacional.

No obstante, en el programa de la Unidad Popular la cultura no era un elemento consistente, y estaba más bien centrado en la política y economía. Por eso se le llamaba la quinta rueda del gobierno de Allende, que justamente sería el título escogido para la revista editada por Quimantú, publicación crítica e inquisitiva.

Pese a todas las desventajas, el movimiento cultural de la UP fue muy significativo, y recibió la admiración de vecinos latinoamericanos, con productos culturales de acceso popular, como libros, artes plásticas, danza, teatro, cine, etc. Grandes personalidades internacionales de la cultura lo reconocieron, tales como el escritor argentino Julio Cortázar, el narrador italiano Carlo Levi, la política y activista afroamericana Angela Davis, el poeta y narrador uruguayo Mario Benedetti, entre muchos otros. Estas expresiones culturales de esa época quedaron registradas en el diccionario cultural como Solidaridad.

La Unidad Popular tuvo un final griego, pues su expresión no termina y hace metástasis. Grínor Rojo, destacado académico de la Universidad de Chile, afirmó que la UP fue el canto de cisne de una cultura que perduró en dictadura, pues en esos años posteriores se generó una contracultura a la línea autoritaria castrense. Prueba del éxito cultural de la Unidad Popular fueron las reacciones militares ante ella: quema de libro de la Editorial Quimantú, el homicidio de Víctor Jara, entre otros.

Luego vino una ronda de preguntas, y muchos asistentes en el público recordaron, junto a los panelistas, aquellos años y las huellas que hasta hoy perduran de la Unidad Popular. Una interesante alternativa para acceder a nuevos puntos de vista intelectuales sobre diversos aspectos de la literatura en su relación con la historia.

La siguiente charla del ciclo se realizará el segundo martes del mes de septiembre, y es una oportunidad de la cual vale la pena empaparse.