por Francisco J. Zañartu G.
Profesor de Literatura. Escritor.
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Declaración Universal de los derechos Humanos.
En las siguientes líneas, se intentará dar algunas opiniones respecto del valor la creatividad en el día a día y como esta debe manifestarse en nuestra nueva normativa. Es por lo anterior que se partirá con una, muy poco creativa, aseveración: “El futuro plebiscito y la Constitución que de este emane, debe ser propositiva y abarcar todos los aspectos de nuestra vida.”
La Real Academia Española define la creatividad como: “Establecer, fundar o introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida.” En otra de sus aseveraciones asegura que es: “Instituir un nuevo empleo o dignidad.” La escritora y filósofa española Elsa Punset dice que la creatividad es como un músculo, es decir, o se entrena o se atrofia.
Desde siempre el concepto de creatividad se ha asociado al arte y las manualidades, olvidando que esta existe en todas las acciones del ser humano: la ciencia, el deporte, el pensamiento, los negocios, las relaciones sociales, etc. Muchas parejas fracasan en sus relaciones amorosas por la rutina y falta de creatividad.
Una de las cualidades que definen a los humanos es su capacidad creativa. La evolución ha dotado a nuestros cerebros de la capacidad para inventar, escribir, componer, jugar, pintar, amar, sociabilizar, etc. Como mamíferos, descendemos de un linaje muy largo. Hace aproximadamente 2,2 millones de años el Homo habilis creó herramientas de piedra muy simples. Después el Homo erectus, diseñó una especie de hacha de mano que apenas cambió durante un millón y medio de años, lo que nos dice mucho de su carácter innovador.
Es en este sentido que la creatividad se hace necesaria para cumplir el primer Derecho Humano. Este propone que todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Todo ser humano tiene derecho a expresarse y crear libremente. Que nadie pretenda que la creatividad está destinada sólo a los “genios” y/o pretenda calificar lo bueno y lo malo.
La creatividad es parte de nuestra cultura. El antropólogo E. B. Tylor define la cultura como: “un todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de una sociedad». (“Cultura Primitiva”, 1871)
A diario caminamos por diversas sendas que muestran el entorno cultural. Estas manifestaciones van desde el trabajo realizado por quienes organizan ollas comunes, cultura solidaria, hasta el hecho de que un hombre gana un 30% más que la mujer por el mismo trabajo, cultura machista.
A partir de lo anterior, la pregunta qué debe formularse una sociedad es: ¿qué hay que hacer para promocionar la creatividad y la cultura? Es cierto que el tema no se resuelve estableciéndolo como un derecho constitucional, sin embargo, al ampararlo en una norma de la Carta Magna, el estado debe proporcionar una estructura con financiamiento estatal, que potencie la capacidad creativa de todos y cada uno de los habitantes de este país, en los lugares donde viven, estudian o trabajan.
Respecto de este tema, Einstein decía que la imaginación es más importante que el conocimiento… Todos los grandes avances de la ciencia deben empezar desde el conocimiento intuitivo.
La actividad creadora del hombre no es una actividad más, sino precisamente la característica central de su razón. El hombre es creativo por naturaleza, tiende a crecer, a desarrollarse de maneras que no le vienen dadas y esto lo motiva a manifestarse libremente a través de la ciencia, el arte o, simplemente, a través de las acciones que desarrolla en su vida cotidiana.
Hoy vemos que el modelo clásico de educación no ayuda en este proceso creativo. Este carece de ambientes de aprendizaje polifónicos, en los que circulen muchos discursos y no solamente lo que establece el profesor. Un modelo educativo debe promover la discusión con argumentos, donde impere el dialogismo y no exista temor a expresar las opiniones o a aventurar hipótesis. El propósito educativo es motivar diferentes maneras de resolver los problemas del saber y de la vida diaria.
Crear es generar más y mejores ideas poniendo a prueba la capacidad artística, imaginativa o intelectual. Se trata de “poner a prueba”, retar al ingenio y esto no se hace en silencio, sin ensuciar los uniformes, siguiendo instrucciones pasivamente, ni memorizando datos.
La educación puede atrofiar la creatividad.
Paulo Freire plantea que se debe promover una educación horizontal donde el estudiante y el profesor aprendan del diálogo que establecen. Esta se enfrenta a la educación bancaria, que deposita conocimientos en la mente de educando.
En cualquier ámbito se debe poner el acto creativo como centro de la vida. Una constitución debe potenciar y transformar aquel acto creativo como un derecho. La capacidad creativa de las personas debe ser estimulada desde los diversos actores de la sociedad civil.
Esto es uno de los desafíos a los que estaremos enfrentados los próximos años.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…