Homenaje a una gran artista: Lotty Tosenfeld

Letras de Chile lamenta profundamente el fallecimiento de la gran artista Lotty Rosenfeld (Carlota Rosenfeld Villarreal, 1943-2020), valiente y decidida luchadora contra la dictadura y todas las formas de opresión. Muchas de sus obras de arte quedarán para siempre en la memoria colectiva, porque interpretaron el sufrimiento, el miedo y la muerte de miles de personas. No tuvo temor de hacer un arte político que desafiaba un régimen dictatorial, en periodos en que la vida estaba siempre amenazada.

Es un recuerdo inolvidable verla en las calles de distintos barrios de Santiago, solitaria, agachada, pegando tiras blancas que formaban cruces en el pavimento. Cruces que simbolizaban a todos los muertos ocultos bajo el suelo, antes y entonces, que no debían ser olvidados. Ese era uno de sus proyectos, quizás el más propio, “Una milla de cruces sobre el pavimento”. Lo llevó a cabo en muchos lugares de Chile y fuera del país, en Estados Unidos, Nueva Delhi, Madrid, Berlín.

En 1963 ingresó a la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad de Chile, un espacio de arte muy fuera de lo común, en tanto consideraba que el arte podía establecer una relación colaborativa con la industria, con el arte gráfico, a la manera de los antiguos artesanos. En consonancia, al término de sus estudios recibió el título de Artífice (1968). Algunos de sus maestros fueron Florencia de Amesti, Eduardo Vilches y Kurt Herdan.

Sus trabajos iniciales se desarrollaron en el arte del grabado, pero en los 70 y, especialmente después del golpe militar, reforzó su rol de artista comprometida con los sucesos del espacio público. Su creación artística se va relacionando más estrechamente con las intervenciones y acciones de arte y la performance, que se caracterizan por la brevedad necesaria para finalizar antes de la represión, en momentos en que los espacios públicos de libertad no existían y aparecer en ellos era un peligro real para la vida.

En 1979 surge el Colectivo de Acciones de Arte, conocido como CADA, el que reunió a algunos importantes creadores, como Raúl Zurita, Juan Castillo, Diamela Eltit y Fernando Balcells, que llevaron a cabo numerosas intervenciones del espacio público, también parte de nuestra memoria colectiva.

Entre los años 1983 (primeras grandes protestas contra la dictadura) y 1989 (después del triunfo del NO), la acción No +, frase escrita en muros de Santiago, para que cada ciudadano expresara y escribiera su personal NO+ sobre los muros, revivió en el estallido del 18 de octubre de 2019.

Fue activa integrante de agrupaciones feministas, defensores de los derechos del pueblo mapuche, opositores a la dictadura. En 1985 hizo el video “Paz para Sebastián Acevedo”, obrero que el 11 de noviembre de 1983 se quemó vivo en la Plaza de Armas de Concepción, desesperado por la detención de dos de sus hijos detenidos, sin obtener ninguna información.

También participó en diseños de libros y portadas. En agosto de 1987 se llevó a cabo en Santiago el Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana “Escribir en los bordes”, que tuvo una gran participación interna y de creadoras de otros países; Lotty Rosenfeld diseñó la portada del libro que reunió las ponencias. En 1994, diseñó “Crónica del sufragio femenino”, de D. Eltit.

Su obra artística está en museos del país, en el MoMA de N. York, y en otros museos europeos. Recibió numerosos premios, todos merecidos por una obra de gran calidad artística, siempre traspasada de humanidad, en la que siempre buscó revelar la violencia y la injusticia sufrida por seres humanos de todos los géneros y edades. Sin duda, debería haber recibido el Premio Nacional de Artes Visuales.

Este fragmento de un poema de Dante Gabriel Rossetti va para que la acompañe donde esté y para que continúe en nuestra memoria como una gran creadora y ser humano solidario.

Mediodía silencioso

Tus manos descansan abiertas sobre la hierba fresca,
tus dedos brotan de la tierra como flores rosadas:
tus ojos sonríen en paz. El pasto resplandece absorto
en las olas nebulosas del cielo, que se reúnen en calma.
Todo rodea nuestro nido, hasta donde el ojo puede contemplar,
dorados campos reales con bordes de plata,
allí donde los animales corroen las faldas del espino.
Este visible silencio, inmóvil sobre el reloj de arena.