por Francisco J. Zañartu G.

El lenguaje es peligroso.
Debería mantenerse alejado del alcance de los niños.
Gregory Cohen

Vivimos tiempos pandémicos. Acostumbrándonos a sacar permisos virtuales, reunirnos vía Zoom, usar mascarillas y besarnos como “Los Amantes” de Magritte. En este estado de cosas, el decir ha pasado a ser nuestra única arma.

¿Cómo no recordar al viejo profesor que advertía “ten cuidado con lo que dices”?

Hace unos días, en un programa televisivo, mientras se hablaba de la canasta familiar que anunciaría el Presidente de la República, la periodista Mónica González, aclaró que había que entender la canasta como un derecho y no como una dádiva o acto de generosidad. El periodista Cristián Boffil, insistió en que era una necesidad y pidió que no se enredaran en discusiones semánticas.

Nadie duda que sea una necesidad urgente. La pregunta es: ¿diferenciar la dádiva del derecho es enredarse en discusiones semánticos?

Dádiva: Cosa que se da gratuitamente. (RAE.ES)

Derecho: Justo, legítimo. (RAE. ES)

En un país acostumbrado a la Teletón, “Chile ayuda a Chile” y colectas nacionales por los bomberos, los niños con cáncer y los hogares de ancianos, se ha perdido el significado de la palabra “derecho”. Se confunden los conceptos y todo depende de la buena voluntad de los benefactores. Somos buenas personas si ayudamos a los menores discapacitados consumiendo Coca Cola, Cachantún y papel higiénico Confort. (Da lo mismo que estos se hayan coludido para subir los precios)

Seguimos recordando al añoso maestro que nos aclaraba: “No se aprovechen. No todo es asunto de sinónimos”.

Hace unas semanas, en una entrevista en TVN, la diputada comunista Karol Cariola, declaró estar consciente de que los empresarios dan trabajo. Lo que la diputada no tuvo en cuenta, es que los empresarios no dan trabajo, lo compran.

El trabajo debe entenderse como una relación entre la naturaleza y el hombre. Es un proceso donde el ser humano pone en acción sus potencias y transforma su propia naturaleza, desarrolla sus fortalezas y se somete al juego de la disciplina. El trabajo es aquella actividad humana a la que se está predispuesto por la naturaleza misma de su humanidad.

Es esa naturaleza, la que, en este sistema socioeconómico, el trabajador debe vender y el empresario comprar. Esto ha hecho que el trabajo sea un producto que se transa en el mercado y en el que, al igual que el papel higiénico y otros productos, los empresarios se coluden para pagar lo menos posible.

En tiempos de pandemia, millones son los que están asustados de perderlo.

Acá no hay regalo y se debe saber de qué estamos hablando cuando hablamos de trabajo.

Trabajo: Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital. (RAE. ES)

Volviendo al decir y a la palabra, siempre es bueno recordar que no existe pensamiento sin lenguaje y que, si no se cuida el significado y el significante, corremos un serio riesgo. Recordemos que subieron los casos de infectados porque una autoridad llamó a tomarse un cafecito con los amigos.

Despidiéndonos con las frases de nuestro mentor que nos recordaba: “En el decir, sí hay engaño”.