Acerca de “El Diablo a Pata y Otras Historias” de Rubén González  Lefno

por Patricio Osses Herrera

Los sucesos ocurridos en Neltume, o Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, a partir de fines de la década de 1960, han sido una cantera inagotable que Rubén González Lefno rescata del olvido y lo plasma en signos gráficos. Son relatos plenos de identidad donde el autor nos va mostrando el día a día de los habitantes de esta parte del sur de Los Andes.

Comentaré algunos a continuación.

El cazador de cantabrias.
«Cuando la tierra es un lugar inhóspito para la vida del ser humano se va volando hacia el cielo».
En este cuento está el niño de siempre curioso, imaginativo, que transforma cualquier elemento en un objeto mágico. Tohá es el apodo de este niño, cuyo perfil y vestuario recuerda al Ministro José Tohá del gabinete del Presidente Allende, y que captura unos insectos llamados cantabrias, porque le parecen atractivos En el monte anda el león y se come a las ovejas. Frente al peligro inminente que se relaciona con el momento político del país, año 1973, el niño se va volando hacia el cielo montado en sus insectos voladores. Un relato pleno de elementos simbólicos.

Los barquitos.
«Los barcos son símbolo del viaje y la fortaleza».
Tres niños campesinos juegan con «pequeños trozos de madera llevados por la corriente» en medio del monte, respirando la épica guerrillera de Neltume del año 1973. Paralelamente un grupo de jóvenes combatientes huyen de la persecución militar y ocultan sus armas bajo tres raulíes que los niños encuentran, quedando asombrados.
Queda la pregunta si cuando crezcan ¿abandonarán sus barquitos y desenterrarán las armas para seguir este viaje por la vida?

Algunas de Pancho.
El sistema dominante eufemiza el lenguaje para enmascarar la realidad y su violencia.
«Habían surgido guardias blancas después de la ocupación de más de veinte fundos», en realidad son matones a sueldo que contratan los dueños de fundo para protegerse.
El personaje “Pancho Pistola», un joven alfabetizador que asume el compromiso político de los más pobres, sufre la violencia patronal y es interrogado por la policía con antiguos métodos: subir la radio a todo volumen mientras lo torturan. Más tarde es dejado en libertad al no tener cargos en su contra.

El mesón y el polígono.
«Ahora estaba solo frente a ellos».
Con esta oración inicial el narrador muestra su total conocimiento de la historia a contar.
Este relato sintetiza la vida de miles de jóvenes trabajadores pobres del año 1970 que vieron frustrados sus sueños de justicia social.
Un joven que forma parte de «una familia de ocho hermanos que viven en medio de carencias». El protagonista labora como vendedor de ropa y su vida transcurre entre el mesón de atención al público y la toma de conciencia como trabajador durante el gobierno de Salvador Allende.
«La derecha está cada día más violenta», señala proféticamente un campesino maderero y el polígono de tiro militar será lo último que verá el personaje, cobrando total vigencia la cita inicial del relato.

Huevos de Huilo-Huilo.
El rito ancestral de compartir la comida.
Un grupo de familias de «casi doscientas personas» en medio de la ocupación de un fundo, deben organizar la alimentación de los ocupantes y utilizan «huevos, pan y sopaipillas». Huevos porque la mayoría de los lugareños tienen gallinas que complementan sus necesidades alimentarias.
Flota en el ambiente la cooperación, la solidaridad, la alegría de estar vivos.
Los huevos: embriones de un futuro mejor, de una esperanza compartida en lo cotidiano.

Terrón de amor.
La llegada de un forastero o afuerino.
La belleza femenina un tema central en la literatura. Algunos autores de ficción plantean que la belleza femenina es causa de problemas, pero en este caso quien los provoca es un joven.
Una familia campesina conformada por cinco personas: el padre, la madre y tres hijas. Cada una las mujeres jóvenes, así como la pequeña, son especialmente hermosas.
Esta historia es narrada durante la noche a orillas de una fogata, mientras los campesinos la escuchan atentamente sorbiendo un mate. El afuerino denominado «Terrón de amor», por su facilidad para enamorar y embarazar mujeres visita esta familia. Se rescata el misterio, la capacidad del narrador para entretener y la función básica de la literatura contar historias, mejor si es en la noche de la selva valdiviana.

El Diablo a Pata.
De vez en cuando aparecen personajes literarios inolvidables.
No se conoce su nombre, solo su apellido: Oyarzún, pero es su apodo el que recuerdan los lugareños de Coñaripe –Liquiñe – Neltume. Un hombre corpulento que maneja una herramienta llamada diablo, la que se usa para acomodar grandes troncos. Este hombre es un trashumante, que «se destacaba por su lealtad…su disciplina como trabajador y por su enorme compromiso…» ya sea cuidando un asado, alimentos, cuidando la caja del dinero en una fiesta o aprontándose a proteger los sueldos de sus compañeros.
Pienso que el autor quiso homenajear a este personaje por sus atributos morales y titula con su nombre este nuevo libro.