La Flor Suprema

Por Ramón Díaz Eterovic

La novela “La flor suprema” fue publicada en español el año 2018 por la editorial mexicana Siglo Veintiuno y constituye un interesante texto para conocer la obra del narrador chino Jia Pingwa (1952), autor de una extensa obra traducida a más de treinta idiomas. Jia ha obtenido importantes premios en China y otros países, entre los que destaca el Premio de Literatura Mao Dun, máximo galardón literario para los autores chinos. Su obra tiene una estrecha relación con la historia social de su país, situación que él mismo explica en el epílogo de su novela, al señalar que la literatura, y el arte en general: “no debe mostrar indiferencia ni puede esquivar la realidad (…) no puede negar el cambio fundamental en la relación entre el hombre y la naturaleza, entre los individuos y la sociedad, entre yo y los demás”.

fotp jia pingwaEn “La flor suprema”, Jia aborda tres temas que permiten acercarse de forma crítica a aspectos conflictivos en la sociedad china: la relación entre la modernización económica y las formas tradicionales de producción; la desaparición de los pueblos rurales, y el rol subordinado que tiene la mujer en ciertos núcleos sociales, ejemplificado en este caso en el rapto de mujeres para su venta como esposas.

Sobre el primer tema, la novela se hace cargo de la dinámica muchas veces conflictiva entre la tradición y los cambios. Específicamente, toca el abandono de una tradición campesina, agrícola, que es reemplazada por la industrialización que emana principalmente desde las grandes ciudades. “Mi preocupación -dice Jia- es cómo la ciudad está engordando y el campo se está marchitando”. El deterioro de la actividad agrícola genera, entre otros efectos, el traslado de mucha gente, especialmente jóvenes y mujeres, hacia centros urbanos que ofrecen mejores oportunidades laborales y un mayor acceso a los bienes que ofrece la creciente modernización del país. Los pueblos empequeñecen y se hacen viejos, ya que los únicos habitantes que permanecen en ellos son hombres y mujeres mayores, en ocasiones a cargos de sus nietos, que siguen desarrollando formas productivas que a lo más les sirven para sobrevivir.

Geliang, el pueblo donde transcurre la novela de Jia Pingwa, es un pueblo viejo y sin mujeres jóvenes, lo que hace temer a sus habitantes el fin de las familias y de las tradiciones. Es un pueblo de solterones que recurren a la compra de esposas, vinculándose para eso con mafias de traficantes que roban mujeres jóvenes y las trasladan a pueblos lejanos, donde están obligadas a adaptarse o vivir como esclavas. Esta situación, según expone Jia, es más frecuente de lo que al menos él creía al momento de recopilar información para su novela, la que tuvo su primer impulso en la historia que le contó un vecino de su pueblo natal. El robo y venta de esposas es, por otra parte, una muestra del rol subalterno de la mujer, vista como un simple medio de reproducción que asegura la continuidad de las familias y también la existencia de una fuerza laboral capaz de continuar con los esfuerzos productivos que dan vida al pueblo.

Mariposa, la protagonista de “La flor suprema” es una mujer joven, con estudios y deseos de superar el tipo de vida que lleva su familia. Con la promesa de un trabajo es engañada, raptada y luego vendida a Heiliang, un pequeño comerciante de Geliang que vive con su padre y un tío ciego. Heiliang tiene la intención de ser un buen esposo, pero sus procedimientos no son los más adecuados. Para asegurarse que la esposa comprada no escapará la encierra en una cueva, que no es otra cosa que una de las tantas “casas” de un pueblo que vive en el atraso, dedicado al cultivo de cebollas, papas y una flor que se cree tiene poderes que favorecen la salud y el alma de las personas.

Jia nos cuenta la historia desde la mirada de Mariposa y a través de ella vamos conociendo a los personajes del pueblo, sus costumbres y tradiciones, y también el proceso de adaptación que ella va viviendo desde el día de su rapto y hasta el momento en que, años después, debe decidir entre permanecer en el pueblo o volver a su lugar de origen. Entre ambos momentos, Mariposa ha tenido un hijo y ha visto cambiar la relación con su esposo y sus familiares. La tragedia inicial pierde fuerza frente a los sentimientos que van uniendo a los personajes, y la comprensión de la realidad de un pueblo condenado a la desaparición.

Las vivencias de cada uno de los personajes de esta novela son muy atractivas; nos introducen a un mundo en muchos aspectos desconocido, en algunas ocasiones extremadamente brutal y en otras exótico y mágico. Jia se muestra como un narrador muy efectivo a la hora de crear personajes convincentes y envueltos en situaciones significativas, de interés. Otro punto alto de esta novela es la recreación de la vida y las costumbres del pueblo donde se desarrolla la historia. Los dichos populares, las leyendas, los momentos de sufrimientos y de alegría, las historias de sus habitantes, sus particulares apodos, la brutalidad inherente a unas vidas sin más horizontes que la sobrevivencia. Estos y otros elementos hacen del pueblo un lugar singular; una especie de Macondo instalado entre las montañas perdidas de una remota región china. Destacable es la estructura de esta novela que hacen de ella una narración envolvente que atrae desde sus primeras escenas.

Sin duda, del conjunto de autores chinos traducidos al español que podemos leer en la actualidad, Jia Pingwa ocupa un lugar de privilegio. “La flor suprema” es una novela que atrapa por sus innegables méritos y que invita a conocer otras obras de su autor. La novela está traducida por la reconocida académica Liljana Arsovska y forma parte de la colección “El país del centro” que desde hace un tiempo desarrolla la editorial mexicana Siglo Veintiuno para dar a conocer la narrativa china de las últimas décadas.