Ernesto González BarnertPor Ernesto González Barnert

Presentamos algunos textos del poeta chileno Ernesto González Barnett (Temuco, 1978). Entre sus últimos libros destacan Cul de sac (2016), Playlist (2015), Trabajos de luz sobre el agua (2015), Coto de caza (2013). Obtuvo el Premio Nacional del Consejo del Libro a la Mejor Obra Inédita Poesía (2014), el Premio Nacional Eduardo Anguita (2009) y el Premio de Honor Pablo Neruda de la U. de Valparaíso (2007). Además, es cineasta y Productor Cultural de la Fundación Pablo Neruda.

 

De Playlist

 

EL DÍA ANTERIOR A QUE TE CAYERAS MAMÁ,

perdieras la fuerza en las piernas,

te recuerdo poniendo a Memphis La Blusera en vivo,

señalándome cuál sí y cuál no te gusta,

mientras preparábamos el ceviche de salmón.

 

DISUADIRTE DE TENER UN GATO

en los brazos,

sacarte con cuidado las vendas,

ser tu bastón en cada ida

y regreso del baño,

limpiar el living, ordenar la leñera

hacen de este domingo

mientras el viento agita la arboleda

y el lago

el día más lindo desde hace mucho.

Y lo recordaré cuando no.

 

NO SÉ POR QUÉ INSISTÍ EN QUE COMIERAS ESAS BETARRAGAS QUE HICE

y apenas probaste.

Betarragas y zanahoria cocida sin nada de aliño.

Como si en esa mezcla

mientras sonaba La Cosa Más Bella de Eros Ramazzotti

y te llevaba la comida a la boca,

te fueras a sanar.

 

DESPIERTO EN MITAD DE LA NOCHE

y voy a la pieza de mi hermano, enciendo la luz,

le pido toque otra vez Julia de los Beatles.

Y sin decir nada sale de las sábanas,

saca la guitarra del estuche y comienza.

Luego la guarda, aprieto el interruptor

y me quedo unos minutos en la oscuridad.

Después bajo al primer piso

a calentarme el almuerzo.

 

QUIZÁ AHORA ENTIENDA A LISZT

cuando decía llevar una tristeza profunda en el corazón

que de vez en cuando necesita estallar en sonido.

Acaso sea la de esta página sobre otra

escrita de tirón apenas después de dejar caer la bolsa de basura

en el ducto del edificio. Un golpe

que detona otro, nimio, analgésico, antes de que el sol

se vaya por completo.

 

ORDENANDO EL CLÓSET, AGARRO UN PULLOVER

que no está sucio, sí arrugado entre los demás

y descubro que todavía tiene tu olor.

Lo alejo de mi cara y escucho como si todavía estuvieras:

grábame ese disco de Hindi Zahra

antes de volver a Santiago, hijo.

 

*

 

Escribir es bajar el volumen creyendo que alguien llama.

 

*

 

NO ENCONTRÉ EN NINGUNA LIBRERÍA:

Las canciones que mi madre me enseñó.

Así que escribo una lista con las nuestras

y la escucho una y otra vez.

Como escribe Muriac:

la muerte no nos roba los seres amados.

Al contrario, nos los guarda

y nos los inmortaliza en el recuerdo.

La vida sí que nos los roba muchas veces

y definitivamente.

 

NO QUIERAS A NADIE, HIJO, A QUIEN NO LE GUSTE OVERKILL

de Colin Hay

cuando oscurece.

A nadie que cree que está pasado de moda,

cambió el dial cuando estuvo tocándola en el programa

The Bob & Tom Show

y jamás tuvo una noche de insomnio

o una mascota muerta.

Nunca cruzo los dedos diciendo una mentira,

metió la cabeza al water.

 

No quieras a nadie que no fue una noche, otra noche

un meteorito demasiado veloz, demasiado pequeño,

desintegrándose antes de llegar a tierra.

 

No quieras, pequeño saltamontes, a nadie

que no sea el día de mañana parte de tu imaginación

porque somos fantasmas

que aparecen y desaparecen

entre latidos que se sumergen cada vez y con mayor complicación

en lo más profundo.

 

ELEGÍA PERAS EN LA VERDULERÍA DEL JUANITO

cuando sonó Quién Más Que Yo de Mocedades

y de golpe estaba poniendo la mesa,

mi vieja me corregía el orden de los servicios.

Creo que nunca dejó de hacerlo,

como yo de equivocarme. O la viñamarina

que en un camping de San Pedro de Atacama

la tocó en el fogón. Al terminar no sabía si aplaudir

o decirle que estaba enamorado.

Tener el mismo apellido fue un balde de agua fría.

O la compañerita de cuarto medio

con ese jumper que no cedía un centímetro

en la dirección equivocada. Y que puso este tema

en un cassette titulado Para el futuro ingeniero en poesía,

después de que la dejé leer mi cuaderno en el recreo.

En fin, vas a un lugar

y terminas volviendo de otro.

Quieres espárragos y eliges peras.

 

MUCHAS DE TUS COSAS

finalizaron en la caja de mi cámara fotográfica

junto al manual y otras vituallas:

Un carnet vencido de los 90,

tu inscripción en el servicio electoral,

la banda con que te coronaron Vi-Reina

en la Exposición Agrícola Ganadera

de Loncoche en 1976

y un montón de fotografías en la que salimos

mayoritariamente los dos

mezcladas con esos cd´s que te grababa

y titulaba de manera zonza:

5 estrellas, Trébol de 4 hojas, AM, El pájaro azul…

Compilados para tomarse un traguito relax,

cabriolear con tus amigas, preparar una lasaña

sacudir los cojines del sillón,

leer tus libros de autoayuda o astrología.

 

Canciones que naturalmente me gustan

y creo que a ti también.

No es que coincidiésemos en todo.

Jamás te veo sola, por ejemplo, escuchando Moanin’

que ahora suena de fondo.

 

Cedés que ahora me hacen sentir

como uno de esos mineros que vuelven a la mina cerrada,

se niegan a hacer otra cosa

que no sea lo que hicieron por años

día a día, incluso en sueños.

 

Pero no tengo compacs grabables a mano

para sacar otro del viejo horno de mi mac.

Todo se arrastra, se guarda, se olvida en pendrives

discos duros

y bolsas de memoria.

 

Saco El pájaro azul

y es tal cual como esos días nublados

de cabo a rabo en Temuco

donde nunca dejan de sonar

If You Leave Me Now de Chicago,

Un Poco Más de Claudio Baglioni

o La Quiero A Morir de Francis Cabrel.

 

En un dial donde una emisora toca

A Strange A Kind Of Love

mientras suena Si Tú No Has De Volver

de Joe Dassin en otra.

 

Donde después de oír Acuarela de Toquinho

sigue Michelle de Gerard Lenorman, Linda de Bosé

y El Oso de Moris

como si uno no tuviera otra necesidad

que dejar de hacer lo que debe

y empezar a vivir lo que querría.

 

Un cancionero popular

donde no puede faltar Sinceridad de Cocciante,

Detalles de Roberto Carlos, un mix de Rafaella Carrá,

Un Amor Violento

o Solo Tú de Matia Bazar

al corazón del corazón humano…

 

Un pájaro azul

como ese poema de Charles Bukowski

que tanto me gusta

pero me aguanto de aprender de memoria

por temor a que sea lo último que diga

o porque quizás ahora que lo pienso

nunca te lo leí.

 

 

 

*

 

Deseo ser la canción de radio a la que le subes el volumen.

 

 

*

 

 

Madre, ¿me pondrán en la línea de fuego?

 

 

*

 

 

 

VOLVISTE EN UN SUEÑO

para decirme que esté tranquilo

y que siempre las ayude a recoger

la ropa tendida en el patio.

Cuando desperté

sonaba Ríe Chinito de Perotá Chingó,

ese dúo cósmico y analgésico

y muy pero muy lindo.

Cuando terminó entró F.

Y como si ya supiera le dije: vamos.

 

 

 

*

 

 

SÉ QUE HAY COSAS QUE NO ME CIERRAN DEL TODO,

pero uno no es quién, dijo Levrero.

Ayer me quebró ver una chica en la micro

que no supera los 15

escuchar con audífonos, es decir, con elegancia y tristeza,

Minha Galera de Manu Chao.

Que ganas tengo de escucharla con vos

tomándonos una piscolita

ahora que con las manos en la lavaza

busco el tapón mientras suena el Ave María de Caccini

en la voz de Sumi Jo.

Desperté pasado el mediodía

con alguien haciéndome cariño en el pelo

¿Eras tú?

Acto seguido marqué tu número

y salió ocupado.

Por cierto, no insistí.

Dejo este mensaje en el buzón de Dios.

Ayer descubrí una canción hermosa

navegando por internet,

se llama Be Good de Gregory Porter.

Eso vieja, tengo que seguir

ahora revolviendo una sopita de tomate,

hacer los crutones.

Echo de menos tu mano.

 

 

 

 

 

Datos vitales

ERNESTO GONZÁLEZ BARNERT (Temuco, 1978). Entre sus últimos libros destacan Cul de sac (2016), Playlist (2015), Trabajos de luz sobre el agua (2015), Coto de caza (2013). Obtuvo el Premio Nacional del Consejo del Libro a la Mejor Obra Inédita Poesía (2014), el Premio Nacional Eduardo Anguita (2009) y el Premio de Honor Pablo Neruda de la U. de Valparaíso (2007). Además, es cineasta y Productor Cultural de la Fundación Pablo Neruda.

En www.circulodepoesia.com