Tierras de magia, mares de brujería

Felipe Tapia Marín, novela, Editorial Puerto de Escape, 208 páginas.

Esta es una novela de aventuras que disfrutarán en especial los lectores juveniles, pero deleitará también a los mayores que alguna vez sucumbieron al encanto de Alejandro Dumas o Ponson du Terrail, de Emilio Salgari o Rafael Sabatini. Porque Tapia Marín sigue el rumbo que señalaron los maestros del género, de los que resulta muy buen discípulo. Agreguemos que no nos habla del pasado en regiones remotas, sino del aquí y del ahora, del Chile del siglo XXI. Y por añadidura nos entrega antecedentes históricos sobre Isla de Pascua, sobre el exterminio de los onas en el extremo sur, sobre chamanes y brujos y muy en especial acerca de la Recta Provincia, esa agrupación de brujos de Chiloé que debió ser desmantelada judicialmente durante la presidencia de Don Aníbal Pinto, en 1880.

La historia comienza en Isla de Pascua, donde cuatro muchachos, descontentos con los abusos del Estado contra los isleños, deciden reeditar una antigua costumbre, ya en desuso, que había de coronar a uno de ellos con poderes sobrenaturales. Se trata de una competencia en la que buscaban hacerse del primer huevo de manutara de la temporada. Los manutara son aves que llegan a la isla desde el oriente. Pero la hazaña es difícil y uno de ellos muere en el intento. A otro, de los tres restantes, lo raptan los tripulantes de un extraño barco que llega a esas costas. Y los dos que quedan, uno de los cuales se ha hecho de poderes sobrenaturales, deciden ir en su rescate.

El barco misterioso no es otro que el Caleuche, y los audaces pascuenses vuelan al continente para pesquisarlo. Aquí se encuentran con los mapuches, que sufren similares discriminaciones a las que ellos conocen en Rapa Nui. Hay una linda jovencita, aprendiz de machi, que enciende el corazón de uno de los viajeros; pero el romanticismo es apenas una pincelada en este fresco cuyo centro es la aventura, matizada por los conflictos sociopolíticos que son pan de cada día en el Chile actual.

La historia se va desarrollando en capítulos breves, en los que siempre hay acción. Y el lector quiere saber qué va a pasar en el capítulo siguiente. Porque en la novela, como en la vida, se resuelve un problema y surgen dos más. Por ejemplo, aparece un chamán del norte, que trae la solución para una grave enfermedad que aqueja a unos mapuches en huelga de hambre. Y en efecto, se mejoran. Pero no por ancestral sabiduría aymara; la razón es otra. Y nadie se la imagina hasta que avanza varias páginas y se va encontrando con que tras los atentados a las propiedades de los huincas hay algo más que terrorismo.

Y allí resurge el misterio, la magia, la brujería; pero mucho más que todo eso. Podríamos entender que la ignorancia que a todos nos domina en relación con el desencuentro entre los distintos actores de nuestra sociedad, está manejada con mano diabólica por fuerzas poderosas que en estas páginas revisten los ropajes de machis, brujos, chamanes, demonios pascuenses. Pero acaso tales ropajes sean una metáfora para anunciarnos lo inalcanzables que se encuentran los verdaderos causantes del caos.

Puede cada lector hacer la lectura que más le acomode. Yo me quedo con la novela de aventuras que fue fascinación en el ayer. Me quedo con el sobresalto de lo mágico, con el encanto de los brujos, con la interrogación sobre lo desconocido, y con aquel acicate a la lectura que, al finalizar cada página trae la pregunta ¿y qué pasará en la página siguiente?
Pero bueno, hasta aquí no más llegamos, porque luego de 208 páginas intensas, el par de héroes pascuenses no han llegado a Chiloé, no tienen pistas para abordar el Caleuche, no saben que ha sido de su compañero secuestrado por los brujos. Y es que al finalizar el libro, en lugar de la palabra FIN, aparece la palabra CONTINUARÁ. De manera que tendremos que esperar la próxima publicación para desentrañar el misterio que nos plantea esta apasionante novela.

Antonio Rojas Gómez