Presentamos en esta oportunidad una selección de microcuentos del escritor colombiano Jaime Alberto Vélez, gracias a la colaboración de nuestro amigo, el escritor Guillermo Bustamente Zamudio.

Zorro rey

(De El león vegetariano y otras historias)

El zorro no perdía oportunidad de acercarse al león y de caminar a su lado en actitud de familiaridad y camaradería. El león lo miraba con displicencia y oía sus palabras sin prestar atención. Con el correr del tiempo, el zorro creyó compartir con el león sus mismos atributos y, por esa razón, en su ausencia, se empeñaba en imitar sus poderosos rugidos. Los animales salvajes también parecían considerarlo Rey de la Selva, o eso, por lo menos, sintió el zorro cuando, sedientos de venganza, cayeron por sorpresa sobre él.

Génesis

(De Un coro de ranas)

Sobre la ardiente tierra endurecida por el sol, un coro de ranas cantaba sin descanso para pedir agua. No lejos de allí, otro coro hacía lo mismo, y más allá otro, y otro, y otro…, de suerte que en toda la Tierra no se oía más que la voz de un gran coro enérgico, empeñado en que lloviera. Entonces ocurrió lo imprevisto: durante cuarenta días y cuarenta noches llovió sin descanso, con tanta intensidad y profusión, que el nivel del agua superó la cumbre de la montaña más alta.

Arrepentidas por el exceso en sus plegarias, desde aquel día las ranas cantan con prudencia, a intervalos, no vaya a suceder que sus deseos se vean de nuevo cumplidos.

Rival

(De Un coro de ranas)

Una rana, que se ufanaba de cantar mejor que las demás, recorría sin descanso estanques y lagunas con el objeto de hacer conocer su arte insuperable.

Convencida como estaba de que nadie en toda la región cantaba mejor que ella, se encontró con que otra rana tenía el atrevimiento de repetir su canto. Herida en su orgullo, la rana se vio obligada a cantar más allá de sus fuerzas, hasta lanzar un desgarrador grito de muerte que, desde luego, también repitió, al instante, el eco que la había acompañado aquella noche.


El llamado de la selva

(De Bajo la piel del lobo)

 

El perro encargado de cuidar el rebaño siente un irreprimible llamado de la selva. Abjura entonces del orden establecido y de la civilización, y huye hacia las altas montañas en busca de su ancestral vida primitiva. Hambriento e impulsado por su instinto salvaje, decide caer un día por asalto sobre las ovejas que, emocionadas, lo reciben entre vítores y lágrimas de alegría por su regreso.

El último aullido

(De Bajo la piel del lobo)

 

 El lobo llega a un lugar donde nadie lo espera. Las últimas ovejas acaban de ser llevadas al sacrificio, el cazador termina de aceitar su arma y se dispone a guardarla en el desván, y el pastor, recostado a un árbol mientras lee, lo recibe con esa expresión lejana y perdida de quien mira sin ver. Al lobo, entonces, no le queda más remedio que desaparecer, sin testigos, agobiado por una irrealidad que desde hacía poco lo cercaba.

Esta noche lanzará un débil aullido imaginario, el último quizá, cuya autenticidad nadie comprobará. Los verdaderos lobos, al fin y al cabo, sólo existen hoy en la imaginación.

Arcano

(Tomado de la revista Ekuóreo)

Sólo al acercarse al patíbulo se supo que aquella mujer, que tenía fama de ser bruja, era tan sólo una cándida adolescente. De modo que al observar la belleza de su rostro recién descubierto, todos, dudando de la acusación, quedaron conmovidos por su hermosura y decidieron devolverle su libertad, que así, en tres tribunales distintos, había obtenido como por arte de magia.

Jaime Alberto Vélez, Nació en 1950, en el municipio de Yolombó, departamento de Antioquia, Colombia. Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. Desde 1975 fue profesor de la Universidad de Antioquia (Lingüística y Literatura, y Comunicaciones).

Libros de poesía: Reflejos (Universidad de Antioquia, 1980) y Biografías (Universidad de Antioquia, 1981), ganadores del «Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia», y Breviario (1991).

Libros de prosa: El zoo ilógico (1982), Buenos días, noche (Enka, 1987), ganador del VI «Concurso Enka de Literatura Infantil», Piezas para la mano izquierda (Universidad de Antioquia, 1989), La falsa cacatúa (1994), Un coro de ranas (Universidad de Antioquia, 1999), El león vegetariano y otras historias (Alfaguara, 2000), y Bajo la piel del lobo (Ministerio de Cultura, 2002), Primer finalista del «Premio Nacional de Cultura», en la modalidad de cuento, en 2001.

Libros de ensayo: El ensayo, entre la aventura y el orden (2000).

Tiene dos novelas inéditas, a publicar próximamente por la Universidad de Antioquia.

Escribía, para la revista El Malpensante, la columna «Sátura» (desde 1998).

Murió en febrero de 2003.