Gabriela Aguilera sabe lo que escribe: sus textos se leen con fruición: frases cortas, pausas, suspenso. La trama bien urdida, tensa; tanto, que por ahí nadie escapa ileso. Menos el lector que no puede parar de leer hasta que la materia narrativa indica que todo ha llegado a un fin e, inmediatamente, hay un índice.
Diecisiete relatos conforman este nuevo libro de Gabriela Aguilera; diecisiete cuchillos clavados en la garganta del que lee; diecisiete certezas narrativas por donde pasean personajes depredadores, vengativos, y, por supuesto, muy desesperados, como si esos retazos de vida que tienen, esos vidrios quebrados que lucen como trofeos, fueran a desaparecer en el espejismo de la violencia.
Gabriela Aguilera sabe lo que escribe: sus textos se leen con fruición: frases cortas, pausas, suspenso. La trama bien urdida, tensa; tanto, que por ahí nadie escapa ileso. Menos el lector que no puede parar de leer hasta que la materia narrativa indica que todo ha llegado a un fin e, inmediatamente, hay un índice. Pero no hay fin, sino otro comienzo. Algunos lo llaman “relectura”; no por incomprensión, sino por gusto. Y esto, es un mérito. “Clavadas a la pared”, “El filo de las preguntas”, “Las hormigas muerden”, “Troyano”, son ejemplos contundentes de destreza literaria. No queremos ver el horror, no deseamos sumergirnos en las hondas aguas de la locura, la culpa, la infancia siniestra, la personalidad patológica. Pero lo hacemos: ya estamos en el vórtice. Aguilera nos muestra descarnadamente estos mundos, sin tapar nada; al contrario, rasgando esos velos tan gruesos y apolillados que la sociedad utiliza para ocultar las verdades molestosas; aquellas que alteran la sincronía del ‘mundo feliz’ y tremendamente cínico.
Este libro pertenece al género negro, de todos modos. Sin embargo, sobrepasa las coordenadas impuestas por el canon genérico: hay un reclamo directo a las conductas patriarcales y falocéntricas que aún devastan nuestra cultura. Y ese alegato, señoras y señores, es el mejor de los cuchillazos. La palabra se desangra.
Lilian Elphick
17 de enero del 2009.
En la garganta, de Gabriela Aguilera.
Ediciones Asterión.
Diciembre 2008.
128 pgs.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…