Poema menor 71

Se irá extinguiendo la débil luz

En esa llama exangüe en ese cabo

De vela que se desvela por seguir

Hacia el último hálito hacia el último

Crispamiento y se dejará ir como

Si no fuera siéndolo una parte de ti

Entregada por fin a los vientos.

Poema menor 101

Puedes ponerle el nombre que quieras

Eso no es un árbol eso no es un bosque

Silban fíos a lo lejos y por encima

De todas las ideas

Puedes tocar eso que llaman árbol

Y escuchar el pulso de eso que llaman

Bosque y silbar en pequeños brincos

De rama en rama de charco en charco

Sin nombres sin palabras sin esperar

Nada más que la suerte de ver

Cruzar el conejo del mediodía.

 

Poema menor 61

Puede ser el golpe de una puerta al cerrarse

El crujido de la misma puerta que mueve el viento

Y no se cierra tal vez ese viento tal vez

Un pájaro familiar y desconocido y canta

Y llena el silencio de la tarde de domingo

Una cosa lleva a la otra y el padre aspira

Su cigarrillo sin filtro frente a la pantalla

Del televisor blanco y negro y la madre une

Palabras cruzadas en el diario

El día se pierde al fondo

Entre esos árboles que nadie puede ver

Sobre esos tejados que sobreviven sin embargo

Una cosa lleva a la otra las paredes parecen doler

La puerta se cierra de golpe.

 

Poema menor 28

Al otro lado del río

Hay un hombre sentado

Sobre una piedra

Con una escopeta

Entre las piernas

Y la barbilla apoyada

En los cañones

Detrás del hombre

Entre los árboles

No hay nadie.

 

Hombre muerto 77

Yo también quise escribir la tierra baldía

Uno que otro soneto a orfeo

Una temporadita en el infierno

El hombre imaginario por lo menos

Me soñé un bandido poeta

Un bohemio de ajenjo y opio

Me vi a la manera del barbudo maricón

A la manera del pastor de ovejas

Una especie de copia al carbón

Del granuja en el hotel leningrado

De la pequeña argentina depresiva por qué no

Seguidor del tísico inglés romántico

Del que las emprendió con un aullido

Del ebrio de gales el de baltimore

El de la ligua escribí cuatro juramentos

Más tiesos que pata de perro muerto

Fríos gato por liebre sin asunto

Para terminar como empecé

Juntando palabras con los dedos del corazón.

 

Hombre Muerto 133

Lo primero que hice fue caminar

Más de seiscientos kilómetros ida y vuelta

Por el cuarto de cocina que no tiene

Más de seis o siete metros de largo

Me detuve sólo para rellenar

El vaso con el vino que salí

A comprar para él apenas colgué

El teléfono hasta vaciar la botella

Me miraban a la orilla del camino

Mujeres de delantales blancos

Hombres que pasaban montados

En sus bicicletas en sentido contrario

Me miraban los vecinos y mis hijos

Estáticos y mudos bajo el dintel

En el kilómetro seiscientos setenta vi

Las primeras luces

Que no eran faroles sino velas

Alrededor de su ataúd frío

Y no paré hasta llegar junto a la puerta

Que movía el viento como si fuera su madre

Lo segundo que hice fue acercarme

De puntillas y poner el vaso vacío

Sobre su pecho cerrar los ojos decirle

Que venía a despedirme aunque

No pudiera escucharme siquiera

Que venía a despedirme que me dejara

Llorar junto a su hermoso cadáver

Lo tercero es este absurdo poema.

 

A+B es mayor que B-A

A y B vuelven a estar solos

Los desconocidos de siempre

Sentados a la mesa de las palabras

Que vuelan y rebotan en el espejo

Y caen hechas trizas

Antes aun de prestar oídos

A lo que cada uno trata de decir

Aunque sepan que no quieren escuchar

Sino mirarse al espejo.

No miente esa especie de vidrio

Que repite ojos labios mejillas

Gestos de las manos.

Vuelven a estar solos

Y se creen que no

Que en las palabras despedazadas

Hay algo de interés a pesar

De la evidente imagen

Que se deshace y borra.

 

***

Poemas encontrados en el blog del autor, Estación Reumén.

guillermoriedemannGUILLERMO RIEDEMANN (Reumén, Chile, 1956): Poeta de sostenido oficio en el campo de las letras. Cursó estudios en la Universidad de Chile e integró el Colectivo de Escritores Jóvenes durante los años ’80. Con el seudónimo de Esteban Navarro publicó los libros:  Poemas desde Chile, Venezuela/ 1981; Para matar este tiempo, 1983; Mal de ojo, 1991; La manzana de oro, 1993; Salto al vacío, 1998. En el 2007 publica Hombre muerto. También participó en la publicación de «10 años de poesía», 1984, antología de la joven poesía chilena en colaboración con la periodista Cecilia Atria; «Poetas de Nicaragua» 1987, antología preparada junto a Diego Muñoz para Ediciones del Grupo Literario Tranvía.