Por Pedro Guillermo Jara

¿Yu nou?

—…con mucha distorsión en la Yamaha, una balada pop, ¿Yu nou? Era una composición de Alfredo de Robertis escrita en 1969, ¿Yu nou?…

—…

—… en una época en que la agrupación disponía de buenos equipos… un sonido en donde el órgano electrónico Hammond, ¿Yu nou?… sonaba muy bien… el clásico sonido que todos recuerdan de Carlitos Santana, mi amigo personal… Oye cómo va… Samba pa’ti… con Santana Abraxas… Sacrificio Soul, con Santana Band, con esos primeros compases en Woodstock, ¿Yu nou?… al caer la noche… ¿Yu nou?… en 1969… ¿Yu nou?…

—…

—…ese single de 45 r.p.m. fue publicado por la London en 1969, ¿Yu nou? y era interpretado por Los Guerrilleros, ¿Yu nou?… por una cara  Ay, che camino y por el reverso No estás muerto, comandante… ¿Yu nou?…

—…

—Fue el tecladista de The Yalas, John Haro, quien nos propuso el tema. Él había hecho los arreglos, ¿Yu nou?,  e incorporamos el tema al repertorio como balada pop…

—…

—… cuando los muchachos argentinos escucharon el tema no lo podían creer, pero che, escuchá, decían, si es Ay, che camino… ¿Yu nou?… bárbaro, decían los muchachos mientras bailaban y todo esto en plena dictadura militar, a mediado de los 70, ¿Yu nou?, en Chile Chico, ¿Yu nou?, en la Patagonia, ¿Yu nou?, con Los Yalas y Juan Haro, ¿Yu nou?… Y va a caer, ¿Yu nou?

La amenaza

Enciendo el computador, un cigarrillo, acomodo mi café e inicio la rutina de revisar lo que he escrito la noche anterior. Luz, me digo, necesito luz y descorro la cortina de la ventana que da al patio.

Busco un archivo y de pronto siento una presencia tras la ventana. Levanto la vista y lo veo: su mano derecha sostiene una lanza que se pierde en lo alto; en su testa, un casco con una visera movible que protege sus ojos,  las mandíbulas, la nuca y que remata en un penacho con una cola que ondea al viento; un peto de cuero dibuja sus músculos del tórax; un manto de piel de cabra cae desde sus hombros; un escudo en el brazo izquierdo; una espada al cinto; un arco y un carcaj terciados a su espalda.

El centinela barre con su mirada el infinito, más allá de los muros. Desde la explanada, Aquiles, desnudo, como loco, le hace gestos exhibiendo sus testículos. No le hace caso, el soldado está acostumbrado a estas obscenidades después que Aquiles perdió a Patroclo en la última batalla.

Una barba de días cubre el rostro ceñudo del centinela. Adivino que observa a los Aqueos que acampan en lontananza en este largo asedio que se prolonga por diez años.

¡Mierda!, murmuro, aprieto la tecla “Suprimir” y el Troyano desaparece.

El hacha

Había que comprar un  hacha, era urgente puesto que la leña había que reducirla a palos más flacos para que ardieran ligeros y calurosos. Por eso la urgencia. El hombre adquirió una hermosa hacha de 5 libras, de astil anatómico que se acomodaba a la mano, al antebrazo, a la expresión del cuerpo. La mitad superior del hacha, hasta el límite del filo, era de color rojo, el mismo color que aumentó en su chorreo cuando aquella noche la mujer dio muerte al hombre aburrida por el maltrato, las eternas borracheras, los golpes, el abandono de sus hijos.

La leña, mientras tanto, podía esperar.

La peste

Y le dije a los compañeros y compañeras aquella tarde de otoño: vamos, desvístanse, descubran sus vergüenzas. Vamos, abandonemos a esta ciudad amarga, el techo gris, el traje sudado, la somnolencia de las 5 de la tarde, el infernal ruido que perfora nuestros oídos; desvistámonos de muchedumbre, del ir y venir de la bestia repleta de eructos, de los bocinazos, de las sirenas penetrantes, vamos, compañeros y compañeras, encerrémonos a escribir bellas canciones, poemas, cuentos y a pintar. Escribamos e ilustremos un gran libro desde este jueves negro en que las bolsas de Nueva York, Hong Kong, Tokio, México, Brasil se han desfondado, vamos, compañeros y compañeras, huyamos de la peste negra del crac, vamos, les insté.

Nos encerramos durante meses comiendo manzanas, haciendo el pan, labrando la tierra, bebiendo agua del manantial. Estuvimos durante meses escribiendo, cantando, dibujando, pintando desde la mañana a la tarde. Y haciendo el amor.

Cuando finalizamos nuestra tarea, la ciudad había transformado las banderas por harapos; teas por luminarias; adoquines por cemento; pies desnudos por zapatos; silencio por ruido; mulas por micros; techo azul por techo gris; libros por tv; cantos por radio; voceos por noticias, gremios artesanales por industrias.

Todo lo que habíamos escrito, cantado y pintado, fue verdad a imagen y semejanza de lo que soñamos. La peste había desaparecido y había diezmado a la mitad de la población.

Terapia

El médico llamó aparte a la sobrina de don Miguel y le dice:

—Su tío sufre de esquizofrenia, de personalidad múltiple. Déjelo leer, le hace bien y una de las terapias es que escriba. Ayúdelo para que escriba todos los días. Pase con su abono con mi secretaria y vaya a la farmacia por esta receta, tráigame a don Miguel dentro de quince días para ver cómo evoluciona, no se preocupe, m’hija, no llore, tenga paciencia, todo saldrá bien, acuérdese de mí.

Al día siguiente el paciente tomó su pluma, se acomodó frente a la página en blanco, observó el cielo como buscando la palabra  precisa y escribió:

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…

Tabú II

Se conocieron en el café. Fue amor a primera vista. Te pareces a mi hermano, dijo ella, los mismos gestos, su dulzura, sus hermosos ojos. Y tú, susurró él, te pareces a mi hermana, con esa larga cabellera, sus labios sensuales, sus caderas cimbreantes. La pareja se tomó de las manos. El calor comenzó a subir desde la planta de los pies a la punta de los cabellos, las miradas se anudaban y el deseo era incontenible. Aquella noche la cama acogió a los cuerpos que se entrelazaron, giraron en suspiros, se mecieron en el vaivén de las olas, mar y luna, en el claroscuro de un motel.

A los nueve meses nació. Era normal, completo, sin cola de chancho.

***

Pedro Guillermo Jara realizó estudios de Literatura en la Universidad Austral de Chile.  Es fundador, editor, Director de la revista de bolsillo Caballo de Proa. Ha publicado libros de minificción, cuento y teatro.  Antologado en diversas compilaciones y muestras. En 1998 obtiene la Beca del Consejo Nacional del Libro y la Lectura; el 2003 la Pasantía para Escritores Profesionales del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, y el 2006 obtiene el premio Crónicas Regionales por su libro Patagonia Blues, del  Consejo Nacional del Libro y la Lectura.