Lo que los ojos no ven

Por José Promis

Sobre Nostalgias y desdenes, de Fernando Jerez.

La separación de los amantes es un motivo que siempre ha despertado el interés de la literatura sentimental. En los relatos de corte más tradicional, la ruptura que fracturaba el curso de los afectos se producía ya fuera por el destino, por una providencia adversa o, más frecuentemente, por la crueldad social.

La literatura contemporánea añadió mayor sutileza a este esquematismo inicial hasta desembocar en la vuelta de tuerca que le añadió Orhan Pamuk en El libro negro, de 1990: una esposa desaparece inesperadamente dejando atrás un papel donde comunica a su marido que lo ha abandonado. La reinterpretación de Pamuk entusiasmó posiblemente a Roberto Ampuero para escribir Pasiones griegas, que se inicia con un escueto e-mail donde otra mujer comunica a su atónito esposo que se marchó para siempre. Y quizás subyace también en el origen de la nueva novela de Fernando Jerez, Nostalgias y desdenes . Una muchacha, Katie, decide no regresar al apartamento donde vivió durante cuatro años con Martín, un escritor que lucha por adquirir un lugar en la literatura nacional, a pesar de haber mencionado la idea de fundar una familia. Pero a Katie, como declara Martín, «no le costaba nada abandonar vidas y lugares, con afectos incluidos, si le venía en gana trasladarse a experimentar en otro sitio y con otras personas. Sólo necesitaba una barra de colgar donde enganchar las perchas con su ropa».

La novela demostrará, sin embargo, que las decisiones no son tan simples de entender ni los comportamientos tan transparentes como lo expresan las despechadas palabras de Martín, el narrador de la historia. Y en este punto se separan las tres novelas. El abandono inesperado sirvió a Pamuk para dibujar una radiografía de la sociedad turca y a Ampuero para desarrollar un relato de intriga cosmopolita. La novela de Jerez, por el contrario, se interesa en auscultar distintas manifestaciones de la soledad y de la lucha por sobrevivir en una sociedad definida con precisión; de las relaciones entre algunos de quienes la componen y de las diferentes percepciones que tenemos de los demás según sea el punto de vista desde donde los contemplamos.

Cuatro años después del abandono, Martín recibe una llamada de Katie pidiéndole una cita. Con notable dominio de la composición narrativa, Jerez inicia el relato de Martín en los días posteriores al reencuentro que provocará la llamada. La novela se convierte en un proceso de recuperación de las experiencias vividas por el personaje antes y después del abandono, episodio que Martín contempla en el momento de narrar bajo la luz de una verdad que desconocía cuando ocurrió la desaparición de la muchacha, y cuyo sentido se enriquece aún más con la presencia de dos personajes que tuvieron decisiva participación en su vida durante esos años: la figura del escritor Néstor Señoret y la de Nazzir, un exitoso empresario que inicia la carrera política para llegar a la presidencia del país.

Nostalgias y desdenes establece un entramado inseparable entre las alternativas de la existencia individual y las circunstancias del aquí y del ahora que rodean a los personajes. Algunos lectores descubrirán una intencionalidad política demasiado explícita en esta novela, pero desde el punto de vista literario es un texto atractivo, cuidadosamente organizado, de ritmo ágil y absorbente, característico de los relatos que Jerez ha venido publicando durante los últimos 30 años.

En: Revista de Libros de El Mercurio.

 

Otros comentarios:

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Ramiro Rivas.