Por Eduardo Contreras Villablanca / Letras de Chile

Una buena noticia del mundo del libro en Chile, es que en años recientes, se han publicado obras que abordan un tema poco tratado hasta la fecha: los ejemplos heroicos de mujeres chilenas que colaboraban de diversas formas para proteger personas perseguidas por la dictadura de Pinochet.

Ejemplo de eso es «Ella no debe morir» de Taro Rivera, una novela basada en hechos reales, que relata la historia de Diana Araujo, una joven militante comunista que regresa desde el exilio en Hungría en 1979 para asumir la misión de proteger la vida de Gladys Marín, quien había ingresado clandestinamente al país. Diana se convierte en la encargada de seguridad de Gladys durante cuatro años.

En el caso del libro que comentamos, «Todo lo que tenías que hacer. Mujeres ayudistas en la dictadura de Pinochet» del periodista Tomás García Álvarez, publicado por Alquimia Ediciones en 2025, tenemos el resultado de una extensa investigación. La obra reúne testimonios y crónicas sobre mujeres que, en medio de sus responsabilidades cotidianas, arriesgaron sus vidas para ayudar, proteger y resistir en favor de quienes eran perseguidos por los aparatos represivos de la dictadura.

Tomás García Álvarez estudió en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, este es su segundo libro. En él recoge parte de la investigación realizada para su memoria de título, memoria que también dio origen a su primer libro “El Negro Palma. Retorno Desde el Punto de Fuga”.

En base a la lectura de «Todo lo que tenías que hacer. Mujeres ayudistas en la dictadura de Pinochet», y en mi rol no solo de escritor sino además de profesor en la Universidad de Chile, debo agradecer la contribución del autor al cumplimiento de buena parte de la misión que dicha universidad se ha planteado: el libro hace un gran aporte a la búsqueda de la verdad, a la generación y difusión del conocimiento, en este caso relativo a nuestra historia reciente, a la vez de crear un patrimonio histórico y cultural con este rescate de las voces de las mujeres ayudistas, contribuyendo así, además, al desarrollo de una conciencia crítica en nuestra sociedad.

El libro está trabajado en capítulos. En “Una isla partida en dos”, se describen las actividades de Amelia Mansilla, militante del Partido Socialista en Castro, apoyando inicialmente a los prisioneros de Isla Dawson, luego a los relegados y personas de su entorno, incluso familiares, que van cayendo debido a la represión. La prosa fluye y tiene imágenes acertadas y emotivas, como por ejemplo la siguiente, que refiere a la detención de Gladys, nuera de Amelia, cuando caminaba por la calle con su hijo: “El niño quedó solo. Tirado en la calle, entre locales y zapaterías, esperando a que su madre volviera. Imaginando que lo que veían sus ojos era un simple juego que él no sabía jugar”.

En “La partida de ajedrez”, se narra la historia de Mónica Urrutia. Proveniente de una familia de tradición demócrata cristiana, se compromete férreamente con el rescate y asilo de perseguidos, alguno de ellos vive oculto en su casa, es el caso de El Gitano, militante del Partido Comunista, y sobreviviente de una matanza en Concepción. Mónica lo hace pasar por un maestro que se quedó sin trabajo y que está de allegado en su casa mientras encuentra un empleo… en un barrio de mayoría partidaria al régimen, y con familiares de Mónica que justificaban el golpe y el fantasma del terrorismo de izquierda.

El Capítulo “Las cajas – las puertas – las armas – las casas”, relata dos historias en paralelo, la de Mercedes Toledo, que protege a personas que forman parte de la dirección clandestina del Partido Socialista, y la de Claudia Casone, militante de las Juventudes Comunistas, que va a asumiendo tareas de apoyo al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, organización en la que participa activamente su pareja, Renzo Contreras.

Otra vida de perseverancia y coraje, es la de Margarita Medina, una de las protagonistas del capítulo “Ahuyentar la muerte”. Margarita, al momento del golpe, es militante del Partido Comunista Revolucionario, de tendencia Maoísta. Detenida en 1976 en Valparaíso, y luego llevada al centro de torturas conocido como “venda sexy” donde es salvajemente torturada. Lo anterior no mata su ímpetu por apoyar la resistencia, y apenas es liberada, ya descolgada de su partido, comienza a ayudar a las personas que sufren prisión política en Valparaíso. Luego la vida bajo dictadura le depara otro golpe, que la lleva a trasladarse a Santiago, lugar en el que comienza a apoyar a militantes clandestinos del MIR.

En este capítulo, la narración va alternando con la historia de una religiosa, la hermana María Inés, que trabaja en conjunto con el sacerdote Fernando Ariztía y con el Comité Pro Paz, en el rescate de personas perseguidas. Cito un pasaje de este capítulo que muestra el rol que en esa época jugaron las personas más comprometidas de la iglesia, en particular religiosas como María Inés. “El hábito y la cruz en el pecho no las transformaba en santas, pero servía para ocultarlas en esa enorme juala-país. Una jaula pesada y hostil en la que se colaban algunos pájaros que entraban y salían porque nadie sospechaba de ellas…”

El último capítulo es uno de los más extensos, y la historia lo amerita. Soledad Carrasco, en Arica, también ayuda a personas perseguidas, hasta que conoce a un joven uruguayo, Felipe, que ha venido recorriendo el país como mochilero. Felipe aloja en casa de Soledad y su familia, ella lo va acogiendo como un hijo, el joven se va quedando más tiempo de lo que pensaba en esa ciudad. También se va interesando en la realidad sociopolítica chilena, por eso lo invitan a una protesta, ahí Felipe cae detenido y su paseo por Chile se transforma en una pesadilla.

Finalizo con una cita del autor en el epílogo del libro, que explica el título de la obra e ilustra la sencillez y humildad con que estas mujeres se involucraron y arriesgaron sus vidas: “La mayoría de ellas disminuían sus acciones y no se creían merecedoras de ningún reconocimiento. Probablemente porque todas (cuando digo todas, son todas) estaban convencidas de que era lo que había que hacer. Me lo repitieron innumerables veces (y no exagero). A través de esa frase fui comprendiendo la importancia de la ayuda movilizada por la angustia y la desesperación, pero sobre todo por la humanidad de las mujeres”.

Un libro necesario. Ojalá muchas personas lo lean. En estos momentos en que se alzan demasiadas voces que justifican los crímenes de la dictadura, leer este libro creo que ayudaría a que algunas de las personas que sostienen esas posiciones, reflexionen al respecto, y ojalá en honor al humanismo, cambien de postura si es que logran empatizar con las y los compatriotas retratados en este libro.

Todo lo que tenías que hacer. Mujeres ayudistas en la dictadura de Pinochet.
Tomás García Álvarez. 2025
Alquimia ediciones.
200 páginas

Todo lo que tenías que hacer. Mujeres ayudistas en la dictadura de Pinochet
Todo lo que tenías que hacer. Mujeres ayudistas en la dictadura de Pinochet