Por Jorge Carrasco

Profesor de Lengua y Literatura, poeta y escritor

RESUMEN

Este texto propone volver la mirada sobre un momento puntual de la permanencia de Neruda en el pueblo cordobés de Villa del Totoral, Argentina, entre 1955 y 1957. Las marcas geográficas de sus odas escritas en ese lugar remiten a una circunstancia de su vida personal y política en el plano amoroso, ideológico y cultural. Ese pasaje histórico coincide con un momento crucial de su existencia, reflejado en el revisionismo de su participación pública como militante comunista, y en la formalización de su relación sentimental con Matilde Urrutia, cambios que provocaron en el poeta, hasta su muerte, una nueva forma de asomarse a los sucesos del mundo.

 

Palabras clave: odas, crisis existencial y política, Argentina.

 

1. ARGENTINA: UNA RELACIÓN CONTINUA

En el discurso de recepción del premio Nobel, Neruda dice: “Por allí, por aquellas extensiones de mi patria adonde me condujeron acontecimientos ya olvidados en sí mismos, hay que atravesar, tuve que atravesar los Andes buscando la frontera de mi país con Argentina” (1). La presencia de Argentina en la vida del poeta y en su obra se mantuvo desde la juventud hasta su muerte. La libertad, la amistad, la edición de sus obras, las idas y vueltas de sus viajes por el mundo, o las temporadas de descanso acuciadas por escapes amorosos: muchas excusas para cruzar, de oeste a este o viceversa, en innumerables ocasiones, la cordillera.

En Confieso que he vivido, el libro de memorias, Neruda afirma: “Los años transcurridos entre agosto de 1952 y abril de 1957 no figurarán detalladamente en mis memorias porque casi todo ese tiempo lo pasé en Chile y no me sucedieron cosas curiosas ni aventuras capaces de divertir a mis lectores” (2). La afirmación de Neruda es cierta a medias. Incluso es posible desmentirla con hechos de la realidad. El propósito de este trabajo es sacar a luz una serie de acontecimientos de esa instancia histórica para llenar un vacío temporal y espacial presente en sus biografías.

A mediados de la década del cincuenta del siglo pasado, Neruda oficializó su relación con Matilde Urrutia. Tras su rompimiento con Delia del Carril, inició un período de viajes hacia diversos lugares del mundo. Un lugar poco estudiado en su biografía es Villa del Totoral, pueblo del norte de la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina. Neruda se afincó allí en diversas ocasiones, desde 1955 a 1957, en la casona de su amigo Rodolfo Aráoz Alfaro, acompañado de Matilde Urrutia.

2. UN HUÉSPED EN TIEMPOS DIFÍCILES

La década del 50 fue para Neruda un tiempo de viajes, camaradería, compromisos políticos y una constante búsqueda de nuevos escenarios para el amor.

Neruda conoce a Rodolfo Aráoz Alfaro en los tiempos posteriores a la Guerra Civil española. Margarita Aguirre, secretaria de Neruda entre 1952 y 1954, se convierte en la mujer del abogado tucumano; el casamiento tiene lugar en la casa de Neruda, ubicada en calle Lynch de Santiago. Su ligazón desde el inicio fue más política que literaria. Tras la derrota republicana, muchos intelectuales españoles, perseguidos por el franquismo, deciden emigrar a América. Rafael Alberti llega a Buenos Aires, en principio de paso para Chile, pero por consejo de Gonzalo Losada, el editor de Neruda, decide quedarse en Argentina (Losada le dice que Argentina estaba económicamente más estable que Chile y además que Neruda no se encontraba en Chile porque había sido nombrado cónsul en México).

     Alberti dirá casi tres décadas después: “Nos retuvo el campo de Córdoba, un pueblo de totoras – o cañas – como flechas. El Totoral, con su río pequeño, quien nos retuvo casi un año junto a las alamedas de un grande y nuevo amigo; Rodolfo Aráoz Alfaro” (3).

Aráoz Alfaro es en ese entonces secretario general del partico comunista argentino, un hombre altruista, generoso, materialista dialéctico y bon vivant, que da albergue en su casona de Villa del Totoral – apodada el Kremlin – a muchos artistas e intelectuales. Por allí pasaron los poetas españoles Rafael Alberti y León Felipe; el afamado xilografista belga Víctor Delhez; los pintores Joan Miró y David Alfaro Siqueiros; los narradores Ernesto Sabato y José Donoso (se dice que en esa estadía escribió El charlestón), y también Pablo Neruda.

¿Por qué Neruda no da detalles de estas estadías? Sus avatares amorosos vuelven a inmiscuirse en su vida y en su literatura. Entre 1952 y 1957 vive una serie de sucesos, públicos y privados, que dejarán una marca en su obra poética.  Es el tiempo de su relación oculta con Matilde Urrutia; la necesidad de ocultar esa relación a Delia del Carril y a sus allegados, lo llevó a callar y a escribir en clave para mantener el secreto.

Está comprobado que la compañera de Neruda en el pueblo era Matilde Urrutia. Los pobladores dan testimonio de eso. Su nombre no aparece en ningún lado. En la Oda a un cine de pueblo el hablante lírico aparece acompañado de una mujer, su amante, y así lo estampa en la primera estrofa: Amor mío, / vamos/ al cine del pueblito. En la última estrofa relaciona ese amor con su existencia, ese amor que le da sentido a su “vida verdadera” y la inocula de sueños: No vamos a perdernos/ este sueño/tampoco:/ mientras/ estemos/ vivos/haremos nuestra/toda/la vida verdadera, /pero también/ los sueños:/ todos los sueños/ soñaremos.

La amada – Matilde Urrutia – es el ser que llena de significado su vida y será su compañera hasta su muerte. ¿Por qué no la nombra en ninguno de sus poemas y tampoco lo hace Rodolfo Aráoz Alfaro en sus memorias? En el libro mencionado el anfitrión del poeta dice que visitaban la casa las siguientes parejas: Raúl González Tuñón y Amparo Mom, Faustino Jorge y Sarita, Toño Salazar y su mujer Carmela, Córdoba Iturburu y su mujer Carmen de la Serna. ¿Por qué no nombra a Matilde Urrutia como pareja de Neruda, que aparece nombrado individualmente? ¿Por qué Neruda, que leyó el libro y lo prologó, no le solicitó que lo incluyera en caso de un olvido de su amigo? Recuerden que Delia del Carril, la exmujer de Neruda, aún vivía y yo creo que Neruda no quiso dar a conocer a Villa del Totoral como un refugio para su amor clandestino con Matilde.

¿Es una de las razones de que Neruda callara voluntariamente lo que ocurrió en su vida en aquellos años y lo llevara a afirmar en Confieso que he vivido, con un dudoso apego a la verdad que, en su vida, desde los años 1952 a 1957, no ocurrió nada divertido ni digno de curiosidad?

En el Tercer libro de las odas aparece un ejemplo de cómo Neruda inventaba nombres para evitar ser descubierto.  En la Oda a las flores de Datitla (aparecida en el Tercer libro de las odas), se hace alusión a su estadía junto a Matilde Urrutia en el balneario uruguayo Atlántida, en octubre y noviembre de 1956, cuyo nombre es cambiado por Datitla, para evitar conexiones sospechosas. Matilde Urrutia, en sus memorias, tampoco da detalles de su estadía en el pueblo argentino.

Dice Hernán Loyola que apara analizar ese momento en la vida del poeta “conviene tener en cuenta, creo, las dificultades que enfrentaba el poeta para consolidar su nueva vida con Matilde Urrutia (rupturas con amigos, chismerío, escándalo) y la congoja interior por las revelaciones de Kruschev en el XX Congreso del PCUS, con los consiguientes ataques y dicterios que debieron soportar todos los comunistas del mundo en aquel tiempo” (4).

Acompañado de Matilde, en noviembre de 1955, viaja a Polonia (invitado por la Unión de Escritores de Polonia y el PEN CLUB local a las festividades de la muerte del poeta romántico Adam Mickiewicz), la Unión Soviética (fue jurado del Premio Stalin de 1955), Finlandia (participa en reuniones del Consejo Mundial de la Paz) y Argentina. En este país, en una conferencia de prensa, critica el accionar represivo del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo en Chile. De Buenos Aires pasan a Villa del Totoral.

     En Villa del Totoral, en esa temporada, Neruda escribió ocho de los poemas del libro Tercer libro de las odas, aparecido en 1957. ¿Cómo se advierte su presencia en este pueblo cordobés? Oda a un algarrobo muerto tiene una fecha precisa de construcción: 19 de enero de 1956. Pero también hay otros acontecimientos que dan cuenta de su presencia en esta provincia argentina.

Mientras vivía en el Totoral, a ochenta kilómetros al norte de Córdoba, la capital provincial, se organizó un recital en el Teatro del Libertador el cuatro de febrero de 1956. Gobernaba el país la mal llamada Revolución Libertadora – que había derrocado a Perón un año antes. La subsecretaría de Educación y Cultura de la provincia, a tono con el momento político, se hizo eco de una declaración de la Juventud Radical que se escandalizaba por la presencia de un “reconocido agitador comunista”. En una declaración pública, la Subsecretaría manifestó “su absoluta coincidencia con el criterio expuesto en el comunicado”, y añadió “que el aludido poeta no fue invitado en ningún carácter para su presentación en nuestro teatro oficial” (5).

El recital se hizo en el Jockey Club de la misma ciudad. La asistencia fue masiva. Se dice que incluso acudieron aquellos que lo habían prohibido.

En Villa del Totoral hacía una vida tranquila. Era cliente de los cafés del pueblo. Se cuenta también que una vez comió en el restaurante “La Choza” de Venado Tuerto, ciudad cercana a Totoral.

Con Rodolfo Aráoz y los huéspedes ocasionales, solían hacer excursiones a caseríos cercanos, como Villa Tulumba, Cerro Colorado y Ongamira. De este último lugar diría que “es el lugar más triste que hay sobre la tierra”. El anfitrión era también un cazador avezado, por tal motivo lo llevaba a cabalgar a la zona rural en excursiones de caza, calzado de mocasines y vestido ridículamente con ropa de campo. En una ocasión, mientras charlaba con Rodolfo y Lautaro Murúa –actor, guionista y director de cine chileno –, sentados en un tronco, cerca de una vaguada donde abrevaban ciervos y corzuelas, Neruda dio muestras de su compasión por los animales. Cuando dos corzuelas, luego de beber, se retiraban, y Rodolfo preparaba su escopeta para dispararles, Neruda se sacó la gorra, la movió en el aire y emitió un silbido que las hizo huir.

3. UNA GRIETA VITAL Y LITERARIA

 En momentos en que finalizaba su tranquila estadía en Villa del Totoral, en Moscú se realizaba, entre el 14 y el 25 de febrero de 1956, el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS. Kruschev, en su “Informe secreto”, dará cuenta de los métodos de dominación y los crímenes de Stalin, atribuyéndolos a un “culto a la personalidad”. Este hecho tendrá una honda y prolongada repercusión en el ánimo y la actitud que tomará hasta su muerte el poeta en sus posteriores creaciones literarias. El Tercer libro de las odas (que incluye las odas escritas en el Totoral) se convertirá en el primer libro de su conversión.

Dice Jorge Edwards en su libro Adiós, poeta…: “El poeta de Las uvas y el viento, de Los versos del Capitán, de Odas elementales, escribía y vivía en función de una esperanza segura, de la idea reguladora, normativa, de la victoria final, más cercana que lejana, de la causa del pueblo y de la humanidad. El autor del Tercer libro de las odas, publicado a fines de 1957, era ya, en cambio, un poeta enteramente diferente, un contemplador intimista, voluptuoso, nostálgico – cercano a veces a un peculiar sentimiento casi religioso, de carácter panteísta -, de la naturaleza, de los seres, de objetos que el uso había degradado y al mismo tiempo humanizado: un albatros viajero, una bicicleta, un cine de pueblo, una vieja estación de ferrocarril, la luz encantada o la migración de los pájaros” (6).

Hernán Loyola, en la misma línea, afirma que este cambio en la visión del mundo y de la vida comienza, aunque de una manera menos evidente que en Estravagario, publicado en 1958, en el Tercer libro de las odas. Da cuenta en su análisis que esta transformación se manifiesta en la aceptación del carácter contradictorio de la vida, en “la aprehensión de lo real en cuanto interacción de contrarios”, y en una toma de conciencia de la condición dolorosa de la vida y la función devoradora del tiempo (4).

Temas como la soledad, la muerte y el paso del tiempo dentro de un universo individual, trágico, aparecerán nuevamente desde ese nuevo estado de conciencia que aflorará justamente en un momento inmediato a su estadía en Villa del Totoral. El punto de quiebre, el eje divisor marcará dos momentos vitales, según Hernán Loyola: la defunción del Neruda moderno para dar lugar al Neruda posmoderno (7).

El remordimiento, bajo la forma de la crítica y la autocrítica, reordenará su dialéctica y lo conducirá a una toma de postura menos rígida e intransigente en el plano político y a un regreso a la incertidumbre individual del Neruda residenciario en el terreno poético. Y esta crisis desgarradora, esta ruptura radical que medraba debajo de la superficie militante nunca abandonada, se originará en ese momento puntual de su estadía en el pueblo cordobés, en la inocencia de ese febrero de 1956 en la casona de Aráoz Alfaro y en la brutalidad de las delaciones de Kruschev en otro hemisferio.

4. UN PAÍS DE AMIGOS

La voluntad de callar en sus memorias las vivencias de 1952 a 1957 implicó evadir una explicación personal de ese momento creativo. Desde un punto de vista personal, el poeta minimizó la notoriedad de ese lustro de su vida; pero para la mirada de un observador externo, actual, esa sucesión temporal ausente de sus memorias cobra una inusual importancia. Neruda, para justificar el vacío, escribió que en esos cinco años estuvo poco tiempo fuera de Chile y que le sucedieron pocas cosas curiosas y escasas aventuras para divertir a los lectores. Desmintiendo de alguna manera su afirmación, hoy es posible concluir que buena parte de ese tiempo lo pasó fuera de Chile, que experimentó una serie de “hechos curiosos” y que fue partícipe de muchas aventuras que hoy sus lectores leen con insistencia y dedicación.

La relación con Argentina siempre fue continua, rica en vicisitudes, desde su primera estancia en Buenos Aires como funcionario consular en 1933; a ese momento pertenece su famoso poema Walking around de Residencia en la tierra. Neruda y la mayoría de sus biógrafos destacan como ineludible el cruce clandestino a Argentina de 1949, desde Futrono a San Martín de los Andes, cuando era perseguido por la “ley maldita” de González Videla. La estadía en la ciudad turística neuquina tiene, es verdad, un mayor realce epopéyico, reflejado en la complejidad ideológica del monumental Canto general, libro en formación que cargaba y ocultaba de los censores en su huida; pero también es verdad que dejó menos marcas geográficas de la ciudad argentina en su poesía. A San Martín de los Andes destinó la prosa de Confieso que he vivido, y a Villa del Totoral la poesía de varias odas, incluidas en la sencillez de la alabanza y el didactismo amortiguado del Tercer libro de las odas aparecido en 1957. 

Entre una y otra permanencia transcurren apenas siete años. Poco tiempo para dos momentos tan disímiles e importantes en la vida del vate. Argentina es su caja de resonancia. Cada circunstancia existencial lo empuja a abordar de una manera diferente la poesía, porque en Neruda poesía y contexto histórico-cultural confirman en todo momento una unidad creativa inseparable y una evolución estilística constante.

En una entrevista concedida a Margarita Aguirre un mes antes de morir, Neruda recuerda con afecto y agradecimiento a su amigo Aráoz Alfaro, y el momento en que fueron puestos en prisión en una celda de la Penitenciaría Nacional en tiempos de la dictadura de Aramburu. De la argentina dijo que guardaba recuerdos “un poco tristes, porque mis amigos han ido desapareciendo, y yo soy un hombre de amigos y la Argentina era, y seguramente seguirá siéndolo, un país de amigos” (1). Será también el país con mayor número de lectores de su obra fuera de Chile.

En un poema escrito en Villa del Totoral (Oda con nostalgias de Chile) apeló al paisaje argentino –la llanura pampeana – para dar cuenta de su identidad múltiple en tiempos en que, ocultamente, maduraban dolores y amenazas:

Americano 
soy 
y se parece 
a la pampa extendida 
mi corazón, lo cruzan 
los caminos 
y me gusta 
que en él enciendan fuego 
y vuelen y galopen 
pájaros y viajeros. 

 

CRONOLOGÍA DE NERUDA EN ARGENTINA DE 1955 A 1957

 

1) Desde fines de noviembre de 1955 y comienzos de febrero de 1956, Neruda y Matilde pasan una temporada en Villa del Totoral, en la casona de Rodolfo Aráoz Alfaro.

2) 11 de enero de 1956. De: “En Chile se ha desatado una ola de persecución contra obreros e intelectuales, dice Pablo Neruda”. En: Democracia, Buenos Aires, 11 de enero de 1956.

3) 19 de enero de 1956, Totoral: Oda al algarrobo muerto.

4) 4 de febrero de 1956: recital en el Jockey Club de Córdoba.

5) Desde Villa del Totoral envía una carta postal a Acario Cotapos, compositor y amigo chileno. La tarjeta se encuentra en Biblioteca Nacional, Santiago de Chile, Sección de música y medios múltiples, Acario Cotapos, Epistolar, MBNF, N°61, Fondos Acario Cotapos 61.

Dice así:

Totoral. Esta es la campana de la amistad, que te recuerda y llama con todos los pájaros que aquí son corolarios.

Pablo, Margarita, Julia R…, Rosario, Pío y el gran comedor de jaibas Rodolfo” (6).   

6) En Buenos Aires, febrero de 1956, se da a conocer una declaración pública de Neruda sobre España (manifestaciones sociales contra Franco).

7) Vuelve a Chile a mediados de febrero de 1956. Entrevista aparecida en diario El Siglo, Santiago, el 19 de febrero de 1956. Habla, sobre todo, de cuestiones políticas. “Estamos en la época de la defunción y entierro del macartismo”.

8) El 18 de julio de 1956 le escribe a Margarita Aguirre y a Rodolfo Aráoz una carta en la que cuenta que asistirá en agosto en Buenos Aires al lanzamiento de sus Obras Completas. Su intención es partir después a Brasil porque sabe que Delia del Carril viajará en esa fecha a Chile. Como estaban separados, no desea encontrarse con ella. No se produce en esa fecha el viaje. Lo programa, primero, para septiembre-octubre y luego para noviembre.

9) 1957: Viaja a Argentina el 1 de abril. El 11 de abril es detenido en Buenos Aires y permanece un día y medio en la Penitenciaría Nacional. Lo dejan en libertad luego de las gestiones del cónsul de Chile en Argentina, de apellido Espejo.

10) La segunda estadía de la pareja en “Datitla”, Uruguay, fue en el mes de octubre del año 1956. Se mantuvieron en el balneario desde el 23 de octubre hasta mediados de noviembre. Neruda brindó algunos recitales en Montevideo. Pasó a mediados de noviembre a Brasil y antes de regresar a Chile (principios de diciembre) a Argentina, en cuya capital dio dos recitales. Luego regresó a Chile.

Enlace aquí

 

BIBLIOGRAFÍA

(1)  Aguirre, Margarita. Revista Crisis, número 4, agosto de 1973.

(2) Neruda, Pablo. Confieso que he vivido. Buenos Aires: Seix barral, Grupo Planeta, 2004.

(3) Alberti, Rafael. Un poeta español en el Río de la Plata. Roma: Instituto Italo – latinoamericano, 1969.

(4) Loyola, Hernán. El ciclo nerudiano: 1958-1967: tres aspectos. Enlace aquí

(5) Suplemento de cultura del periódico La Voz del Interior. Redactor: Emanuel Rodríguez. Año 2006. Enlace aquí

(6) Edwards, Jorge. Adiós, poeta… Colección Andanzas, Tusquets Editores S.A., 1990, p.86.

(7) Loyola, Hernán. Neruda moderno/Neruda posmoderno. América sin nombre N°1, dic. 1999.