K, de Lilian Elphick. Microrrelatos y cuentos brevísimos. Pronto, en Ceibo Ediciones.

K ante la puerta

Guardián cuida la puerta. K se acerca a él.

K: —Buenos días.

G: —La Ley no me permite darle los buenos días.

K: —Permiso, entonces.

G: —No puede pasar.

K intenta abrir la puerta.

K: —¡Abra la puerta!

G: —No tengo las llaves.

K: —A ver, señor guardia, entendámonos. Tengo que visitar a mi amigo Gregorio que está muy enfermo, agonizante. Mi padre…

G: —No me es permitido escuchar historias.

K:  —No es una historia; es la verdad. Mi padre…

G:  —¡Silencio! Aquí nadie puede hablar; ¿no ve los letreros?

K:  —Sólo dice «Bienvenido a la Puerta».

G: —Ah, usted debe ser un bárbaro o uno de ésos que reclaman por todo. Que no tengo comida ni agua, que el crédito hipotecario, que estoy cesante, que el pueblo unido…

K: —Yo…

G: —¡Cállese la boca, perro comunista, la Puerta es sagrada!

K: —¿Puede entregarle este paquete a Gregorio? Contiene pan, medicamentos, ropa limpia. Revíselo, si lo desea.

Guardia destruye el paquete.

G: —¿Así que su amigo está enfermo? Qué se cree, ¿que soy imbécil? Esto es droga y de la buena. Tendré que tocar.

Guardia toca la puerta tres veces. Nadie abre.

***

“K ante la puerta” pertenece al libro K, de Lilian Elphick.