Por Eddie Morales Piña
En los tiempos auriseculares de la literatura española clásica destacan tres dramaturgos -poetas, en fin- que han traspasado el tiempo y el espacio: Tirso de Molina, Lope de Vega y Calderón de la Barca. Probablemente, más de alguno de los lectores recordará El burlador de Sevilla y el convidado de piedra, Fuenteovejuna y La vida es sueño. Estos tres autores son considerados clásicos, pues su producción literaria es recurrente en el devenir de la historia y se leen con igual interés en el siglo XXI. Rompieron las fronteras, al igual que las obras de tantos otros, como William Shakespeare.
La problematización del concepto de comedia para referirse a las obras de los españoles ha sido discutida a lo largo de la historiografía literaria. Habitualmente, la palabra comedia se refiere a una determinada forma escrituraria enmarcada dentro del género literario de la dramática. Félix Lope de Vega Carpio (1562-1635) fue prolífico en la producción de comedias en el tiempo que le cupo vivir. Fue llamado Monstruo de la naturaleza y Fénix de los ingenios. Seguramente que, en el imaginario lector, Fuenteovejuna ocupe un lugar primordial.
La edición reciente de una de sus comedias -confieso que no la había leído- nos trae nuevamente al presente a Lope de Vega. Se trata de una obra titulada San Diego de Alcalá, que se compuso por el dramaturgo en 1613 cuando se estaba conmemorando el 25 aniversario de la canonización del santo. Una obra de circunstancias que, además, demostraba la devoción de Lope por San Diego. El dramaturgo fue también un sacerdote católico, al igual que Tirso y Calderón.
San Diego de Alcalá fue un hermano lego en la Orden de los Frailes Menores de San Francisco y de acuerdo con la historia fue misionero en Canarias. El Papa Sixto V lo canonizó en 1588. La obra de Lope de Vega recrea la vita del santo sobre la base de los presupuestos doctrinales y canónicos del constructo eclesial postridentino, es decir, la gran Contrarreforma católica llevada a cabo con el fin de enfrentar los avatares de la Reforma protestante. De este modo, la obra de Lope está encapsulada en aquellos principios emanados del Concilio de Trento.
Esta obra de Lope de Vega, en consecuencia, está dentro de los márgenes de una de las fórmulas escriturarias de las denominadas formas simples de la literatura, según André Jolles. Se trata de la hagiografía. El término significa vita sanctae y es la articulación literaria de una vida ejemplar, que la autoridad eclesiástica propondrá como modelo de virtudes, especialmente de las teologales: fe, esperanza y caridad. Las hagiografías -vidas de santos o santas- fueron profusas en el medioevo. El poeta Gonzalo de Berceo escribió más de una. Esta forma simple, como las llamó Jolles, está conectada con el tema de los milagros, las reliquias y el proceso de canonización. Lope de Vega sigue esta tradición, pero asignándole características propias de una obra de arte correspondiente a los cánones de la época en que la compuso para su representación teatral. El cronotopo de la obra del autor hispánico áureo es el contexto del Barroco. Werner Weisbach escribió una obra interesante donde se especifica que el Barroco fue la manifestación artística en sus diversas modalidades del espíritu de la Contrarreforma católica. La exaltación de las ideas espirituales y religiosas llevadas a su culmen dentro del marco dogmático eclesiástico. El Barroco es el retorno al hogar abandonado -José Promis, dixit-, es decir, el regreso a la casa buena medieval, según el mismo crítico, donde la humanidad reconoce el camino trazado por la Providencia divina desde el principio de la historia de la salvación. En este sentido, la hagiografía dramática de Lope de Vega es una muestra palpable de lo anterior. Un santo como San Diego de Alcalá es propicio al poeta para encarnar aquellas líneas propuesta en Trento.
La comedia del Fénix de los ingenios está estructurada sobre la base de los tradicionales tres actos -denominados jornadas- que se corresponden a la clásica distribución de una obra dramática: presentación, nudo y desenlace. La obra de Lope en su primera parte presenta al futuro santo en su vida cotidiana como un hombre devoto y probo cuyo anhelo es ser fraile franciscano. Su devoción a la Virgen es elocuente. En esta jornada aparece el morisco Alí, quien anuncia que España volverá al dominio musulmán. Interesante la presencia del moro, pues se conecta con la tradición de la presencia de los moriscos en la literatura hispánica. En la segunda jornada el moro Alí tendrá su conversión ante un portento milagroso realizado por San Diego, quien ya ha ingresado en la Orden. La jornada segunda describe los viajes de Diego -las islas Canarias, Sanlúcar de Barrameda, Sevilla y Roma- con los milagros realizados en vida, incluido el del horno ardiendo, así como su deseo de ser martirizado, además de ser un evangelizador de la fe católica. El tercer acto o jornada está centrada en el convento de Santa María de Jesús en Alcalá de Henares donde estará hasta su muerte en olor de santidad. Se revelan portentos como la levitación y la bilocación de San Diego y la curación milagrosa del príncipe Carlos, hijo de Felipe II, por la intercesión del santo. La muerte de San Diego es apoteósica, quien recita en latín un himno a la Cruz, siendo que era desconocedor de esta lengua por ser un hermano lego. La obra de Lope de Vega es un texto artístico cuyo trasfondo es doctrinal. El poeta ha realizado una tematización dramática de un santo, con el fin de ser llevada a una puesta en escena de una vida ejemplar.
La edición en comento tiene un estudio y notas preliminar sumamente enriquecedor para un lector del siglo XXI, una bibliografía significativa, así como un apéndice documental. Todo lo anterior debido a la erudición de los académicos del Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra, España: Ignacio Arellano, J. Enrique Duarte y Carlos Mata Induráin. El texto es, además, producto de la colaboración de la Diócesis de Alcalá de Henares con GRISO donde se aúnan la academia y lo eclesiástico.
“¿Dónde está fray Diego? / Allá en su huerto / cogiendo flores y diciendo amores”.
(Lope de Vega. San Diego de Alcalá. New York, IDEA -Instituto de Estudios Auriseculares. 2024. 197 pág.)
Justito hoy leí un artículo acerca de lo poco que reconocemos y divulgamos a nuestras y nuestro autores. Este "valdiviano"…