En la FILSA 2024, se presentó el libro AFLICCIONES de Zhao Lihong, destacado poeta integrante de la delegación china al evento. Cabe destacar que ha recibido múltiples premios por su trabajo creativo y que sus libros han sido traducidos a una gran cantidad de idiomas. A continuación un comentario de Ramón Díaz Eterovic sobre la obra de Zhao Lihong.
El poeta Zhao Lihong y sus “Aflicciones”
Por Ramón Díaz Eterovic
La Feria del Libro de Santiago 2024 contó con la participación de una destacada delegación de narradores y poetas chinos, y con una muestra de libros que dieron a los lectores chilenos la oportunidad de acercarse a distintas expresiones de la literatura china. Uno de los destacados visitantes fue Zhao Lihong de quien sabemos es uno de los poetas más importantes de su país, autor de casi ochenta libros de distintos géneros literarios, traducido a una veintena de idiomas y cuya obra conocimos hace unos años en Chile gracias a la publicación de su libro “Aflicciones” por Ediciones Lastarria.
La poesía china, lo que conocemos a partir de la lectura de algunos de sus poetas clásicos como Li Bai, Du Fu y hasta la época actual, siempre nos ha entregado un acercamiento profundo y diáfano a la esencia del ser humano enfrentado a comprensión de la vida, a su relación cotidiana con la naturaleza que lo contiene a la hora de sus miedos y sus sueños. La tradición de la poesía china está vinculada a la contemplación de la naturaleza y a la reflexión que de ese acto nace con relación al hombre o la mujer embarcados en ese tren de destino incierto que es la vida.
En un paralelo con la poesía chilena, los poemas de Zhao Lihong podrían ser parte de la corriente de los “poetas de los lares” que encabezó el poeta Jorge Teillier en los años 60’ del siglo pasado, proponiendo una poesía vinculada a la naturaleza y al paso del tiempo. La lectura de los poemas de Zhao Lihong permite apreciar que su obra está unida a las inquietudes sobre los orígenes y las búsquedas humanas, pero sin quedarse por completo en las preguntas del pasado, sino que, incorporando otras nuevas, asociadas a los tiempos actuales, a esa modernidad que muchas veces nos agobia mientras nos podemos apartar la mirada del celular o el televisor.
La vida, en toda su magnitud y complejidad, en todos sus detalles y sencillez, es el gran asunto que preocupa a Zhao Lihong, y por eso nos habla e invita a reflexionar acerca de la naturaleza, del amor a los padres, de los sueños, del dolor, de la alegría de abrir cada mañana los ojos y reconocer que más allá de las ventanas las nubes siguen sus cursos, los animales salen de sus refugios y el árbol que plantamos no deja de crecer. La poesía de Zhao Lihong invita a ir una y otra vez sobre sus versos que enseñan, conmueven, inquietan. Sus poemas nos sitúan frente a los rigores y misterios de la existencia y nos enseñan a encontrar algunas respuestas para explicarnos la vida que transcurre como un sueño, entre una y otra oscuridad, entre uno y otro sonido.
Los poemas de Zhao están llenos de sonidos, de una suerte de música que une las palabras y le dan sentido. Es como una invitación a pensar en los sonidos, bellos o molestos, que nos acompañan diariamente, desde el de nuestra respiración y hasta los que transitan en la mitad de la noche. Desde el llanto del recién nacido hasta el gemido que acompaña el último aliento. Al hablar del paso del tiempo, el poeta nos habla de “un silbido viaja a través del silencio”. Y en su bello poema “Vida” nos recuerda que “vivir es oír el sonido del agua que corre, la lluvia en el cielo, los ríos abajo, la canilla de la cocina, un torrente en el baño”. Y en su texto “Las teclas del piano” nos propone un sonido que está asociado a nuestro cuerpo y nos acompaña en los instantes de vigilia o meditación, y mientras mantenemos nuestras manos unidas a nuestro pecho. “Mi mano derecha da saltitos en las costillas izquierdas. Mi mano izquierda salta en mi costado derecho. No hay ninguna melodía para seguir, pero yo tamborileo tocando la sonata que me pertenece”.
Y la naturaleza. En “Aflicciones” el hombre y la naturaleza están en el centro de todo. Una relación que ilumina la relación entre un hombre que entiende su dependencia y la naturaleza que apela a su respeto. “Me dejaré caer de espaldas -declara el poeta-, sobre la tierra robusta para que ella sostenga mis huesos cansados”. La naturaleza es su sustento y también la medida última de sus sueños y del futuro: “Mis pies miden la tierra, buscando el umbral del país de las maravillas”. “El camino empieza con mis huellas, pero no se detendrá cuando yo lo haga”.
En un mundo de soledades, de ausencia de sentidos y brillos pasajeros, la poesía de Zhao Linhong trae una propuesta de armonía entre el hombre y sus sentidos, entre el hombre y la naturaleza que nos exige comprensión frente a su cuidado y finitud. Y sobre todo nos habla acerca de las luces y sombras de la vida.
Ramón Díaz Eterovic
11/11/2024
Cualquier parecido con la realidad sólo coincidencia.