Por Patricio Osses H.

¿Cómo se llama esto? O ¿Para qué tanta violencia?

En este cuento, incluido en “El Árbol de la Sabiduría”, leemos la presencia de lo inaudito, increíble, inverosímil presente en la vida cotidiana, alguien podría decir pero si eso ya lo hizo Alejo Carpentier en su novela Ecue Yamba O o Gabriel García Márquez en algunos de sus cuentos donde Remedios, la bella, se va volando en una sábana hacia el cielo porque la belleza femenina no se permite en ese pueblo lleno de maldad. Pero en este caso el autor plantea otra forma de lo inverosímil o increíble presente en la vida cotidiana, y veremos qué influencia tiene el neoliberalismo en esta sociedad.

En este cuento y es lo que me llamó la atención, es que lo inverosímil es violento, agresivo, destructivo, hiriente. Lastima a los otros personajes anodinos. Ese es el punto principal. En otra forma de real maravilloso este no hiere a los personajes, los puede transmutar en otro elemento de la naturaleza. Aquí es violencia como lo es la sociedad en que se vive. Crisis social, represión violenta, ojos mutilados, mano de hierro del Estado.

En la primera línea del cuento y a modo de epígrafe dice “la hoja de papel se precipitó sobre su taza rompiéndola en mil pedazos”. Se ha instalado la violencia en el cuento y no dará tregua. Como lector estamos atrapados y hay que seguir leyendo para ver en qué termina. Ahora aparece el segundo motivo
literario: el primero lo mágico violento. El segundo es la incredulidad de la gente, caldo de cultivo para males peores.

La hoja de papel inicial era un fragmento de diario o periódico (la información, las noticias por definición) que llegan a un pueblo “con el hastío como factor genético de sus habitantes”. El personaje a quien se le rompe la taza es un chofer de taxi que luego de diez horas de trabajo llega a su casa y, en la noche, escribe como forma de reconciliación consigo mismo; una buena manera de estar vivo en este pueblo que tiene “percán en el alma”.

Los fragmentos de diario golpean violentamente a los habitantes en el cuello, (donde se ubica la garganta o la voz: para comunicar) o en el rostro (ojos: para ver lo que ocurre) y también estos fragmentos de diarios son tan violentos que astillan los mangos de madera de los obreros de la construcción y como buen sistema económico basado en el consumo “en la catástrofe ven una oportunidad de negocios” y rápidamente se agotan las gafas para protegerse los ojos y se agotan las prendas con cuello alto para protegerse esa parte del cuerpo. No aparecen sociólogos burgueses a interpretar lo que ocurre, con vender productos se soluciona todo.

Uno se pregunta: Y la sociedad donde ocurren estos hechos cómo va: crisis social, aumentos de tarifas en la locomoción, brutalidad policial, daño ocular permanente y la autoridad con” mano de hierro”
frente a los hechos.

Interesante este cuento por su forma de simbolizar la realidad; retratando esta realidad con una ficción verosímil y que no resulta forzada.