El profesor, investigador y traductor chino Sun Xintang ha dedicado su vida a la literatura y a extender un puente entre Latinoamérica y China. Hoy comparte recuerdos y reflexiones acerca de viajes, pandemias y ciberliteratura.
En China, la ciberliteratura es un fenómeno de grandes proporciones y relevancia. Sobre este tema nos escribe acerca del paso por Chile de la escritora china Jiang Zidan en 2018, que ofreció una excelente charla sobre el tema. También cuenta detalles sobre el gran escritor chino Liu Cixin, renovador de categoría mundial para la ciencia ficción.
Un viaje entre las dos pandemias
(del SARS al Covid-19)
Por Sun Xintang
Texto leído el 5 de junio de 2021 en el V Encuentro Mundial
de Viajeros del Tiempo, organizado por el escritor Yuri Soria -Galvarro.
Más de un año confinado en un departamento de Providencia, de vez en cuando me acuerdo del otro confinamiento en 2003, ya un poco remoto y quedado en el olvido si no fuera por esta pandemia del Covid-19, en mi dormitorio ubicado en el interior del campus de una academia militar en la ciudad Luoyang donde trabajaba de profesor de lengua española. Fue por la expansión del SARS, vuelto pronto en pandemia en China y el gobierno chino puso medidas muy estrictas para la movilidad de la población. Durante varios meses no se podía viajar en el país y la institución militar simplemente prohibía a a su gente salir del recinto ni entrar a ningún visitante. Mi entonces novia estudiaba en Beijing y en ese tiempo solitario, me hice un ferviente lector de la ciberliteratura china, fenómeno literario chino que justamente se encontraba en rápida alza hacia el boom total convertido hoy día en una potente industria cultual en mi país.
Los amigos chilenos que me conocen, a lo mejor recuerdan la visita a Chile en 2018 de la escritora china Jiang Zidan, quien tuvo una excelente charla sobre su experiencia como ciberautora en el espacio virtual Tianya, la comunidad de internautas chinos más dinámica por más de una década. Ella con el seudónimo “Así dice el gato”, publicó una actualización capítulo por capítulo mientras escribía la novela “Prisión sin fronteras”. Rápidamente reunió a 400 mil seguidores que no dejaban de intercambiar impresiones, comentarios e ideas con la autora. Más tarde la novela salió impresa y se vendieron otros tantos miles de ejemplares.
El portal digital Tianya tiene millones de usuarios inscritos, entre escritores, artistas, estrellas de cine y televisión, universitarios, etc. También fue mi comunidad a partir del SARS. Por su profundidad navegaba todos los días y empecé a descubrir un mundo literario no tradicional, tan diferente, libre y dinámico, pues todos los recursos editoriales estaban bajo el control del Estado chino y la internet abrió un terreno mucho más democrático a los millones de chinos que tenían ilusiones por las letras.
Durante un periodo fui seguidor del cibernarrador Tianxia Bachang (1978), cuya novela “La vela en la tumba” -que le valió muchísima fama- se actualizaba día a día en el ciberespacio y levantó gran sensación entre la comunidad, extendiéndose pronto a toda la red. En los años siguientes este escritor se convirtió en un héroe de culto, su nombre sigue siendo una leyenda de la ciberliteratura china y figura continuamente en la lista de los escritores chinos de más ingresos por sus derechos de autor, por ejemplo, en 2010 firmó un contrato con una empresa cultural china por 1.45 millones de dólares por la venta de los derechos de sus obras.
En este espacio, durante la epidemia del SARS, también se discutió entusiastamente sobre los libros de ciencia ficción de Liu Cixin, quien trabajaba de ingeniero para el control de la red informática en una central eléctrica estatal del gobierno local de Shanxi. En 2003 ya tenía avances en el proyecto de su novela “El problema de los tres cuerpos” y escribió la mayoría de sus obras con la computadora de su oficina en el tiempo de trabajo, porque tenía muy poco que hacer y mucho aburrimiento. Los jefes y colegas todos decían que Liu era trabajador y disciplinado, pues cada vez que le visitaban a la oficina le veían pegado al ordenador. Tres años más tarde publicó el primer tomo de “El problema de los tres cuerpos”, obra que le valió el premio Hugo 2015 y que actualmente tiene ediciones en 29 idiomas del mundo. Pero Liu Cixin tiene muy bajo perfil, y lamentablemente no es un viajero en el mundo real. Cuando le llamé por teléfono en 2018 para invitarlo a Chile, no aceptó la invitación. Le pregunté si había estado en algún país latinoamericano, me contestó que no, pero agregó: ¿para qué viajo a América Latina?
Recuerdo también que ese año se produjo un ciberincidente en este espacio Tianya. Un día un usuario con el nombre de Caiba publicó un anuncio diciendo que iba a poner una hackeada al servidor del sitio web. Naturalmente los comunitarios no hicieron caso y se rieron de este atrevido hombre. Aunque el personal técnico tomó precaución, una semana después de verdad la comunidad digital quedó totalmente hackeada. Caiba no hizo más que aumentar la puntuación de la mayoría de los usuarios y señaló los problemas técnicos para que arreglaran. De esta manera Caiba sería el nuevo ídolo de toda la comunidad, un hacker de los genios. Este cibernauta incluso salvó la vida de una chica que quería suicidarse, informando a la policía la dirección de ella que investigó a través las huellas electrónicas que la muchacha había dejado. Pero su seguridad en sí mismo le impulsó a ir más lejos: un día jaqueó toda la red de la mega empresa digital Tencent (hoy con 1214 millones de usuarios) y bloqueó la cuenta del presidente de la empresa. Pescó el número de su celular y lo llamó. El presidente de Tencent preguntó si quería dinero, él contestó que no, que solamente esto le parecía divertido. Naturalmente la empresa denunció a la policía y pronto Caiba fue detenido.
Para la sorpresa de todos, era un joven de 15 años de edad, autodidacta, que venía de una familia pobre y había dejado el colegio, todos los días metido en el cibercafé. Los usuarios de Tianya estaban eufóricos y enseguida levantaron un movimiento con el objetivo de liberar al chico. Un suscriptor que se llama Fangdan Wuzeng (monje Kong Fu Antibalas) se puso manos a la obra: contrató a abogados, encontró a los padres del niño y a final logró que no se le impusiera ningún cargo judicial. Y luego se encargó de la educación del joven talento de la informática.
Hace poco, la escritora Jiang Zidan se jubiló de su profesión de editora, pero queda registrada en el desarrollo de la ciberliteratura china como el primer escritor tradicional que hizo un experimento en el espacio cibernético. Tianxia Bachang es director de una productora china de cine, pero sigue escribiendo. La empresa en que Liu Cixin trabajaba quedó en bancarrota y él sí que viajó en abril a la isla china de Hainan para ver de lejos y sobre un piso plegable el lanzamiento del módulo Tiangong que es la estación espacial china en la órbita de la Tierra. Y en cuanto a Caiba, el hacker que conmovió a la comunidad Tianya vive en Estados Unidos. Y yo, en este momento, en el eterno confinamiento en un departamento de Santiago de Chile, les cuento esta historia recordando en el viaje en el tiempo, en la lejana geografía china y en la extensa literatura que nos une a todos.
Excelente nota y una increíble historia, tanto como haber atravesado una pandemia global. Gracias Sun Xintang y Revista Dang Dai.