Por Bartolomé Leal

El escritor keniano Ngũgĩ wa Thiong’o falleció en Nairobi el miércoles 28 de mayo a los 87 años. Autor leído y querido en todo el mundo, era considerado uno de los gigantes de las letras africanas y fue por al menos 15 años aspirante recurrente al Premio Nobel de Literatura, lo que nunca logró. Conoció la cárcel por sus ideales políticos de lucha contra el colonialismo, luego un prolongado exilio por sus posturas críticas, lo que sobrellevó hasta su muerte, más diversas enfermedades que lo agobiaron; pero nunca cejó.
Su nombre cristiano de nacimiento fue James Ngũgĩ y era originario de la etnia mayoritaria kikuyu. Conoció de niño lo que se llamó del “Estado de Emergencia” (1952-1960), declarado por las autoridades británicas contra la sublevación de los habitantes originarios de ese país, que se dio tanto en el plano político como en la vía armada por una organización guerrillera conocida popularmente como los Mau Mau. Ese proceso significó la muerte de miles de kenianos.
Pese al yugo colonial de los británicos, wa Thiong’o eligió su idioma para debutar con Weep not Child (No llores niño, 1964), primera novela en inglés publicada por un autor de África Oriental, la que redactó antes de la independencia y trata justamente de las tensiones entre los blancos invasores y los negros originarios del territorio keniano.
A partir de 1967 Ngũgĩ sirvió la cátedra de literatura inglesa en la Universidad de Nairobi, donde pasó más de una década y colaboró con la Universidad de Makerere (Uganda), por entonces la más importante de la región de África Oriental hasta que la dictadura del siniestro y tristemente célebre Idi Amin Dada la pulverizó por sus posturas contra la opresión.
Un escritor rebelde
Sin embargo, su interés en el idioma inglés se volvió rechazo y en 1970 cambio su nombre “colonial” de James Ngũgĩ por Ngũgĩ wa Thiong’o, y empezó a escribir en su idioma natal, el gikuyu, como protesta frente a la represión lingüística del poder imperial. Siguió una obra de teatro también en gikuyu “Ngaahika Ndeenda” (Me casaré cuando quiera), prohibida por las autoridades por sus mensajes políticos.
“Fui detenido y encarcelado por unirme al campesinado para representar una obra en gikuyu sobre el empoderamiento de la gente. Un gobierno africano me encarceló por escribir en una lengua africana”, confesó en 2019 en una entrevista en Nairobi. Recluido con otros presos políticos en una cárcel de máxima seguridad, permaneció cautivo sin juicio por casi un año, pero no perdió el tiempo y escribió, en papel higiénico, en viejos cartones y en lo que encontraba.

La persecución y el acoso del establishment no le dieron respiro, igual salieron algunas de sus obras mayores, como las novelas A Grain of Wheat (Un grano de trigo, 1967) y Petals of Blood (Pétalos de sangre, 1977), ambas rabiosamente políticas y documentos imprescindibles para entender la compleja trama de la lucha por recuperar las culturas ancestrales de un país multitribal.
Tras su liberación en 1978, el acoso se hizo insoportable, afectando también a su familia, se exilió a Londres y California, durante la presidencia de Daniel Arap Moi (1978-2002), el sucesor del héroe de la independencia el Mzee Jomo Kenyatta. Ngũgĩ no volvió a Kenia hasta que Moi dejó el poder.
Mis encuentros con Ngũgĩ
En julio de 2019 tuve la oportunidad de conversar en Santiago de Chile con este escritor keniano Ngũgĩ wa Thiong’o, nacido en la Kenia británica en el pueblo de Limuru y desde hace medio siglo el autor más importante que ha producido ese país. Su visita a Chile tuvo lugar en el contexto del evento académico internacional “Challenges of Translation”, Desafíos de la traducción, un movimiento para reforzar este importante recurso de las letras para ampliar su alcance de manera amplia, a muchas culturas y países. Pero resulta que a Ngũgĩ lo había conocido en Nairobi hace más de 40 años, donde me tocó trabajar como joven funcionario de un organismo internacional.

Entre 1978 y 1980 residí en la capital de Kenia, donde me había asentado para trabajar en un programa de las Naciones Unidas. Yo tenía algo más de 30 años y me interesaba la literatura, para leer sobre todo. No se me pasaba aún por la cabeza escribir. Pero ya era un lector furioso, el virus que hace al escritor. Llegando, pregunté por la literatura local y me dieron varios nombres de la época colonial, entre quienes estaban Isak Dinesen (Karen Blixen), Elspeth Huxley y Joy Adamson (además naturalista y pintora). Mujeres todas que cantaban con innegable encanto las bellezas de ese territorio, amén de los avatares de la ocupación civilizadora de las tierras africanas por obra del imperio británico.
Sin embargo, como me señaló un colega de la etnia kikuyu (una de las principales de Kenia), el autor más importante en ese momento se llamaba Ngũgĩ wa Thiong’o. Contaba entonces Ngũgĩ con poco más de 40 años y había producido una obra amplia (novelas, cuentos, ensayos, piezas teatrales), que retrataba las circunstancias de la lucha de Kenia por su independencia del yugo británico; y como si fuera poco, se había constituido en un dolor de cabeza para el gobierno de un país ya soberano, aunque fuertemente dependiente. Ngũgĩ estaba siendo perseguido, difamado y encarcelado, acusado de cualquier cosa, desde borracho y adúltero, hasta antipatriota y comunista.
Como yo seguía un curso de kiswahili básico en la universidad (idioma oficial en Kenia junto con el inglés), escuché hablar, y mucho, de Ngũgĩ. En tanto director del departamento de literatura había entrado en conflicto con la jerarquía por su tenaz lucha en favor de las lenguas tradicionales, sus denuncias por la falta de democracia en el país (cultor del modelo del partido único), las falencias de la libertad de prensa, el trato injusto al segmento más pobre de la sociedad keniana, sobre todo campesinos y trabajadores. A esa altura Ngũgĩ mostraba ya una obra extensa, sobre todo estos títulos, que repito por ser mis favoritos: las novelas Pétalos de sangre (1977), Un grano de trigo (1967) y No llores niño (1964), así como los magníficos cuentos reunidos en Secret Lives (1975); también el ensayo Homecoming: Essays on African and Caribbean Literature, Culture, and Politics (1972). No todo ha sido traducido al español.
Tuve la oportunidad de participar en marchas y movilizaciones estudiantiles en favor de la libertad de Ngũgĩ y la reposición de su status académico. Incluso tuve la suerte de compartir más de una cerveza con el escritor y otros profesores de la facultad. Recuerdo que las libaciones fueron en el United Kenya Club, un hostal, restaurante, biblioteca y pub, reputado por haber sido el primero multirracial de Kenia, en una época en que los blancos se reservaban ciertos derechos, llamémoslos dermatológicos, que habían importado desde la pérfida Albión. Le señalé a Ngũgĩ aquellos encuentros pero no se acordaba de mí, aunque sí que por esa época ingería muchas White Cap, la cerveza local.
Sus batallas solitarias de aquel tiempo fueron puestas en un libro que tituló Detained: A Writer’s Prison Diary, publicado en 1981, un conmovedor y a la vez exhaustivo recuento de su vida como prisionero político. Después vinieron otras obras, entre ellas la fábula La Revolución Vertical (2019), la razón que lo trajo a Chile. Este libro es un relato que habla sobre igualdad, justicia y cooperación: los seres humanos nos complementamos, ninguna persona es mejor que otra. La competencia entre brazos y piernas plantea metafóricamente la necesidad de ayudarnos unos a otros. De alguna manera, nuestras diferencias son también nuestras fortalezas.
Ngũgĩ wa Thiong’o tiene el talento de tratar temas complejos con simpleza, en la mejor tradición africana, con el fin de que su mensaje llegue a todos: niños, jóvenes y adultos.
El influjo de Ngũgĩ
Volviendo a la conversación que tuve con Ngũgĩ, al rememorar esos momentos me di cuenta de la influencia que este autor tuvo en mi propia literatura. Desde ya mis primeros intentos por escribir narrativa tuvieron como escenario Kenia, y más específicamente el medio urbano. Como lector aperrado del género policial/noir, no se me ocurrió nada mejor que traspasar mi interés por las nuevas ciudades que se estaban levantando en los países africanos, donde deben coincidir pueblos que a menudo muestran diferencias culturales y lingüísticas enormes, lo que dificulta la tarea de formar la nacionalidad. Sentí que debía escribir sobre esta problemática, donde el crimen y la violencia no eran ajenos. Al mismo tiempo que se abría un maravilloso y sorprendente espacio para la creación novelesca.
La gran oportunidad de acercarme al escritor vino al poco tiempo de nuestro encuentro en Santiago, cuando Ngũgĩ consiguió a un precio razonable los derechos para que la Editorial Planeta Sostenible tradujera para el mercado hispanoparlante su serie de novelas dedicadas a la juventud, con su personaje Njamba Nene. Dichas narraciones cuentan en lenguaje sencillo aunque no exento de dramatismo y discretos avances hacia los mundos míticos e imaginarios de la cultura de Kenia, esa parte de la historia que es todavía bastante tabú: la rebelión de los Mau Mau. La base finalmente sobre la que se asentó Kenia como país libre. Tuve la suerte de ser convocado para hacer la traducción al castellano desde la versión en inglés de dos de esos libros, con el beneplácito del propio Ngũgĩ wa Thiong’o.
Algo más sobre el único publicado hasta ahora, Njamba Nene y el autobús volador (2021). Esta novela corta, publicada por Ngũgĩ en 1982, tuvo originalmente por objeto reconectar a los niños y niñas africanos con su lengua, conocimientos e historia, en un continente marcado por el dominio colonialista que borró en gran parte su cultura. En este sentido, su temática principal de rescatar los conocimientos tradicionales de culturas dominadas, en especial su conexión con la naturaleza, hacen que este libro contenga un mensaje universal que traspasa el tiempo y las fronteras. En estos tiempos de cambios sociales profundos, dicha novela breve adquiere máxima relevancia para el mundo de la infancia y la juventud. Una manera, además, de buscar los elementos trascendentes de ciertos procesos políticos demonizados por la historia oficial. Njamba Nene y el autobús volador, escrito originalmente en gikuyu y traducido al inglés en 1986, creo que ha estado entre lo más valioso que he hecho en mi modesta aunque aperrada trayectoria literaria.
No tuvimos la alegría de ver a Ngũgĩ wa Thiong’o coronado como Premio Nobel, ahora lloramos su muerte; sin embargo, no podemos dejar de tener como horizonte su vida ejemplar de lucha y amor, desde la literatura, por los más humildes de su país, de África, del planeta.

A propósito de la pregunta. De la Voz de Maipú: https://lavozdemaipu.cl/jose-baroja-escritor-maipucino-en-mexico/