Por Cecilia Ibarra Mendoza

Quienes tengan en su ruta de vacaciones a Valdivia, la hermosa ciudad humedal, pueden integrar a sus paseos la experiencia de conocer una editorial y librería local, y escoger allí “Un agujero en el agua”, el primer libro de cuentos de Claudia Sutulov, integrante del taller de Montserrat Martorell.

Para llegar a este libro, y a toda una estantería de literatura regional, recomiendo como camino recorrer la costanera hacia al sur, disfrutando de la anchura azul del río; llegando al final, donde está el submarino, subir a la izquierda y doblar a la derecha en calle Yungay, a los pocos metros encontrarán Casa Pluma. Un camino alternativo es ir desde la plaza por Yungay y pasar por las tradicionales confiterías, pero el riesgo de quedarse comiendo dulces es demasiado alto. En Casa Pluma, se sorprenderán descubriendo rincones con trabajos de artistas de la zona, en el segundo piso hay un jardín y por ahí la Librería del Gato Gaulle, que tiene también su editorial. Qué mejor placer de vacaciones que darse el tiempo para explorar los mesones rústicos llenos de libros, las sillas dispuestas para hojear los hallazgos y un ambiente de clara luz natural.

“Un agujero en el agua” trae cuentos y relatos de amores y desamores, historias de relaciones personales íntimas, en las que se puede reconocer más de alguna experiencia vivida o escuchada. El libro reúne cuentos propiamente tales y también algunos relatos más libres. Destacan los diálogos, profundos y creíbles, con conversaciones significativas en la vida de los personajes. El fuerte de la colección está en las relaciones personales y en la construcción de personajes.

Si bien las atmósferas no son centrales en los textos que nos ofrece Sutulov y las locaciones no son explícitas, sabemos que suceden en Chile, en distintas regiones. Tal vez por leerlo en Los Ríos, me llaman la atención el pudú encandilado como metáfora del asombro y el puma para mostrar la fuerza y el aplomo, que la mermelada del recuerdo sea de murta, el sabor del pasado avellana tostada y la base de la lámpara de la nostalgia fuera construida con madera de ulmo. Hay lagos, grullas y niebla, varias veces niebla. El bus avanza hacia el norte y yo sigo en el verdeazul.

El primer texto trae versos, que destaco por su fineza, cae una flor que para mí fue de chilco, tal vez porque era tan común verla. Lo sigue una historia cruda y dramática, este sí es un cuento en su estructura y redondez, empieza donde termina y sorprende su giro emotivo. Le siguen mezcla de cuentos y relatos breves, doce piezas del largo que pide mi capacidad de atención en vacaciones. Afloran personajes apasionados, los celos, las infidelidades, a veces la crueldad. Sutulov se adentra en sus motivos, y los hace latir de miedo, soledad, ternura… las emociones son la masa de esta autora.

En un par de textos me distrajo la sobre omnisciencia. La narración desde la cabeza de un personaje -por ejemplo, ella-, se desplaza a la cabeza de otro -él-, es saber demasiado, pero tal vez son solo gustos literarios.

Para quienes no pasen por Valdivia y estén en Santiago a fines de marzo, habrá lanzamiento del libro, que está en preparación.

Un agujero en el agua. Claudia Sutulov Baeza, 2024. Ediciones del Gato, Valdivia.

Un agujero en el agua